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¡Así es! ¡Las nuevas criaturitas más tiernas de la galaxia ahora están disponibles en la Tiendita de Mascotas de los Horrores!
¿Curioso nombre no? Que no os engañe, este pequeñín no es un horror para nada. Un animalito de lo más mono y cariñoso, un energético compañero que alegra a tanto niños como ancianos.
Por ahora han tenido un especial impacto en los habitantes de la Isla del Helado, que adoran sus nuevas mascotas. ¡Pero no faltará mucho para que estén por todo Pop'Star!
¿Qué esperas para conseguirte el tuyo propio? ¡Al escribir esto tengo el mío dando vueltas en mi pierna y lamiendo mis pies, es tan juguetón! ¡Pasaos cuando queráis por la galería de los Edificios Mantequilla, y no se arrepentirán!
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¡Sean todos bienvenidos al Star Ship! Disfruta de un relajante viaje paradisíaco a bordo del más exótico crucero de Dreamland, a través de las hermosas aguas del Océano Naranja. ¡Dado que es la innauguración, las entradas cuestan la mitad de su precio normal!
El General Drake de los Shadow Riders ha sido un misterio durante años. Generalmente pasivo, encerrado en su habitación de la base con sus propios asuntos, se ha vuelto más activo en los últimos tiempos.
Tomando una participación en la odisea en la Fábrica, dándole traumas a Luminary Knight que definitivamente aumentaron su carácter para ser Luminary Umbrae o incluso organizando su propia investigación oceánica con la ayuda de la mismísima Princesa del Mar, por "motivos académicos" y con un nombre falso...
Pocas veces se ha visto a este hombre actuar, y muy pocos saben qué se trae entre manos y cómo reacciona ante las diversas situaciones. Sin embargo ese misterio es el que nos mantiene aún interesados en este personaje y los secretos que puede guardar. Por el momento, le daremos este pequeño homenaje acompañándonos durante todo marzo. ¡Felicidades Drake! Y que lo que tengas en mente no acabe con demasiados muertos...
Publicado: 26 Jun 2013 7:09 pmTítulo del mensaje: -Artículo: La tumba de un rey-
No había pasado ni una semana desde la última 'expedición' de Kron. Sus experiencias en la tumba del Faraón habían sido ciertamente... esclarecedoras. No sólo había encontrado a una auténtica sacerdotisa, sino que encima... había encontrado al mismísimo Faraón.
Puede que no hubiera encontrado u obtenido lo que buscaba, pero no por eso cejaría en su búsqueda. Habían muchos tesoros que desenterrar en la arena, muchos artefactos de inmenso poder. De todos ellos, buscaba uno en concreto, uno que fuera capaz de otorgarle la enterna juventud que buscaba, el auténtico control del Tiempo.
Sabía que estaba en algún lugar del desierto. Sabía que podría llevarle siglos. Sabía que se le acababa el tiempo... Pero también sabía que tarde o temprano lo encontraría.
Se encontraba en otra tumba, esta vez, un pequeño sepulcro excavado en la roca y la arena. Fuese quien fuese quien fue enterrado aqui, le quisieron dar una tumba digno de un rey. La mayoría de objetos no habrían sido realmente valiosos para la época, pero estaban dispuestos como si la persona en el sarcófago que tenía enfrente hubiera sido alguien importante en su día. Alguien importante para gente que no tenía demasiado dinero, o demasiados recursos. Kron había hecho sus investigaciones. Sabía dónde estaba. Se encontraba, ni más ni menos, que en la Tumba de un ancestral jefe de ladrones.
"Para ser un criminal, tienes una bella tumba..." murmuró Kron, mientras retiraba la tapa del sarcófago. Dentro se encontraba el cadáver momificado de alguien, embalsamado y tapado innumerables vendas.
"Si en algo se especializaron los antiguos egipcios... fue en conservar un cuerpo después de la vida..." exclamó Kron en voz alta, admirado por el estado de conservación de la momia. Del cuello le colgaba cierto artefacto...
Ni más ni menos... que el Anillo Milenario. ¡El mismísimo Anillo Milenario! Sabía muy bien lo que era, y sabía también el enorme poder que contenían los siete Objetos Milenarios. Una vez más, no era el artefacto que había venido a buscar... Pero eso no significaba que no le interesara.
"Es una pena, pero ya no vas a necesitar esto." dijo, sonriente, llevando su mano hacia el Anillo Milenario... _________________ Características:
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Aquella tumba llevaba mucho tiempo cerrada, completamente sellada del exterior. Ni el aire, ni la arena, ni el polvo habían logrado invadir aquel cubículo, por ello, la sensación que se respiraba en el ambiente era áspera, desagradable... Incluso para alguien como Kron todo aquello no daba muy buena impresión.
Cuando el saqueador abrió la tumba, una fuerte pestilencia salio de esta, junto a una humareda leve pero intensa, que se desvaneció al cabo de unos segundos, mostrando por fin su secreto... La momia del Rey de Ladrones, Khaldun-I Sabbah.
Un Hombre de leyenda, del que aun hoy se contaban muchas historias por todo el Desierto Soleado. Fue uno de los Lideres de los Ladrones, y posiblemente, el mas grande hasta la fecha. Unifico a los mismos, aplicando tajante un credo moral del que jamas renegó. Robaba, traficaba, asesinaba... No fue un simple Ladrón, si no algo peor... O mejor, según como se viese.
Tales fueron las cosas que hizo en vida, que sus súbditos y compañeros, acabaron por otorgarle un descanso eterno digno del mas rico Faraón ... Obviamente, con los recursos que disponían. Tal vez no tuviese tantas joyas, ni tanto oro, ni tantos adornos en su tumba... Pero estaba claro que el sentimiento que quisieron dar, se transmitió dignamente.
Pero obviamente... Kron no estaba ahí por meras historias, ni siquiera por el enterrado en cuestión. No... Él había ido allí con intención de robar esa joya de gran valor con la que se le enterró... Ese... Misterioso Objeto, del que Khaldun jamas se desprendió. El Anillo Milenario.
Al igual que de su dueño, de este objeto circulaban innumerables leyendas... Mas que nada, por formar parte de las 7 piezas que componían los Objetos Milenarios, dispersos por el mundo actual. Cada uno tenia diferentes habilidades, hechizos, o maldiciones. Por tanto... No todos podían poseer uno, ya que el precio a pagar, solía ser bastante alto.
No obstante, Kron se encontraba mas que dispuesto a robarlo. Total, su dueño actual llevaba muerto mucho tiempo... ¿A quien le iba a importar, verdad?
Cuando el saqueador abrió la tumba, esta comenzó a llenarse de aire, limpiándose el aroma pútrido. Ya hasta se podía respirar sin dificultad, lo cual haría el trabajo aun mas fácil... Al fin y al cabo... Allí habían mas tesoros, como joyas, y armas. Ademas... De lo que parecía ser... Un mono momificado en una esquina.
... Sin embargo, en el instante en que Kron poso la yema de sus dedos sobre la joya dorada... Algo extraño empezó a suceder... Al principio, nada del otro mundo, simplemente las agujas del Anillo se agitaron con suavidad. ... Pero poco a poco, estas, acabaron por levantarse solas, apuntando firmemente... Hacia el pecho del Saqueador.
''...'' Una mera brisa se pudo escuchar por la tumba. Tan suave... Que casi pareció un suspiro. ''... Y...'' Chasquidos... Pequeños y lentos chasquidos surgían de la momia, justo de su cabeza... Y Kron pudo verlo, horrorizado, como las telas que cubrían la cara, empezaron a desenvolverse una a una, mostrando la carne ya seca del Rey de Ladrones. Pero ahí no estaba el problema... El miedo venia a que la mandíbula del mismo... Se estaba moviendo.
''Ya... Ya...'' Tartamudeaba, mientras que el resto de su cuerpo temblaba también, casi como... Si intentara moverse. ''Yam... ...'' Y cuanto mas se movía... Mas se acercaba el Anillo Milenario a Kron. Concretamente... Las afiladas agujas, a su pecho. ''... YAMI''
El Saqueador no tuvo tiempo de apartarse, pues antes de que fuese consciente, los ojos de la momia se abrieron de par en par, e igual que un gesto automático al verle, toda la espalda del mismo se estiro, junto a su brazo derecho, que agarro con fuerza el cuello de Kron. ''YAMI. YAMI'' Gritaba con una voz ronca y seca, igual que alguien... Que llevaba muerto mucho tiempo. ''¡YAMI! ¡¡YAMI!! ¡¡¡¡FARAÓN!!!!''
Pese a no tener apenas carne, la fuerza que tenia era inmensa, acabando por agarrar a Kron del lateral, y arrojarlo fuera del sarcofago... Para acto seguido, comenzar a salir de su ataúd, lentamente. ''¡Yami... Yami... YAMI!''
Se pegó un verdadero susto cuando aquel cadáver lleno de vendas repentínamente abrió los ojos, se medioreincorporó y le agarró del cuello, casi estrangulándole. "¡Gah...gggglhhh!" gritó, tratando de zafarse, hasta que la momia lo lanzó a una pared.
Numerosos cachivaches cayeron al suelo, rompiéndose en mil pedazos. Algunos valiosos, otros simples baratijas, aunque cualquier arqueólogo que hubiera bajado hasta allí habría diferido.
"¿Yami?" murmuró Kron, dolorido. "¡Yo no soy Yami, estúpido!" Trató de levantarse, y vio que la momia estaba haciendo lo mismo. ¿Qué era aquello, una película de terror barato? Sólo tenía que lanzarle un... 'hechizo' de fuego, y aquella momía ardería fácilmente. Sacó un mechero, lo encendió, y prendió fuego a un trozo de tela cercano. Luego, sencillamente, lanzó la tela a la momia. Acabaría convirtiéndose en polvo, y su preciado artefacto estaría libre para él...
"Estúpida molestia... arde en mil pedazos..." _________________ Características:
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La momia no tardo mucho en salir de su ataúd, como el que se levanta de su cama, para finalmente posar los pies sobre la tierra y estirar su espalda lo mas que pudo. Su cuerpo crujió un poco, mientras que docenas de chasquidos salían de su boca, cayendosele las vendas a cada segundo.
''Yami... Yami...'' No paraba de repetir ese nombre, ya fuera a base de pequeños susurros, o enormes gritos como los del principio. ''¡YAMI! ¡YAAAMI!'' Y con cada rugido, el collar se sacudía por si solo, sin dejar de apuntar firmemente a Kron. ''¡¡¡YAAAAAAAAAAAAAAAAMII!!!''
Sin embargo, el Saqueador no se iba a quedar intimidado ante semejante demonio, y en seguida preparo un cóctel molotov 'hechizo' de fuego rápido, que le lanzo, con la intención de que la misma momia ardiese y dejase libre su tesoro ansiado.
... Pero estaba claro que ese muerto tampoco quería ponérselo fácil...
De la nada, una humareda negra recubrió a la momia, protegiendole de la tela ardiente, e impidiendo que esta le alcanzara. ... Pero no se trataba de una humareda en si misma. Kron lo vio en seguida, y con todo lujo de detalles, pues... de forma grotesca, un montón de insectos comenzaron a caer uno a uno, quemándose vivos. Dejando bien claro que se trataba de un enjambre de cientos de moscas negras... Moscas, que pese a perecer algunas, las que quedaron, fueron directas hacia su atacante... Envolviéndolo entero. Estas no le provocaron daño alguno, ni picaduras, ni nada parecido.
''... Jaja... Jajajaja.... ¡Jajaajaja...!'' Y mientras Kron estaba entretenido con ellas, la momia comenzó a erguirse aun mas, levantando su cabeza a lo alto, empezando a reírse violentamente, conservando el tono ronco del principio. ''¡JAJAJAA... JAJAJAJAAAAJA!'' De vez en cuando paraba, encogiendo su espalda, y tosiendo con fuerza. Cada tosido, le hacia expulsar grandes cantidades de arena al suelo. Y cada vez mas... Y mas... Y mas... ''¡¡AJAJAAAJAJAA... PUAJ...!! ¡¡PUAJ!! ¡¡JAJA... JAJAJAAJAAA!!'' Mas fuerte era la risa... Mas arena vomitaba... Pero ya no era solo por su boca... Si no también por sus ojos... Y por sus oídos... Y por cada agujero o abertura que había en su cuerpo... ''¡¡JUAAJAJAJA!! ¡¡JAUAAAJAJAAJAAAAAAA!!'' Hasta que al final... Esta le recubrió por completo, en un torrente de arena.
Diversas erupciones surgían de esa emanación, al igual que humaredas de gases, como si dentro estuviesen ocurriendo reacciones químicas. La arena tomo el mismo color que los insectos... Un negro profundo y opaco, que no dejaba pasar ni el mas mínimo rayo de luz. Y al cabo de un minuto, la arena dejo de salir, convirtiéndose en una especie de cascara, solida y dura.
Y todo... Por un momento se volvió tranquilo. Los insectos terminaron por desaparecer, volviéndose también arena, y tanto los temblores como los gritos, cesaron. Solo quedo esa cosa... Frente al ataúd...
... Aunque obviamente... Eso solo fue el ojo del huracán. Un breve periodo de tranquilidad, que exploto tan rápido... Como la cascara de la momia.
''FARAOOOOOOOOOOOOOOOOON'' Su llamada fue igual de fuerte que el estallido, resquebrajando la cascara en mil pedazos, que se dispersaron por toda la tumba, destrozandola mas.
Entre tanta luz y efectos extraños, Kron se quedo confuso, tardando en reconocer lo que ahora tenia frente así. ... Pues no era la momia... Ni unos insectos... Ni siquiera algo como lo de antes... No... Le tenia a él. En persona.
Al mismísimo Khaldun-I Sabbah. Rey de los Ladrones
''... No te puedes imaginar lo que has hecho... Jeje...''
"¡Agh! ¡Fuera de aquí!" gritó, cuando las moscas empezaron a molestarle, envolviendole completamente. De haber sido otra persona, habría caído en el más absoluto pánico, pero Kron no temía a los insectos. Intentó apartarlos con la mano, en vano, pero no fue hasta que se apartaron ellos mismos que se libró de ellos.
No dejó de oir la momia gritar, toser y respirar. Si lo que tenía delante estaba... 'vivo'... no podía ni imaginar el dolor que estaría sufriendo. Pudo ver cómo vomitaba sangre arena por todas partes, incluso los ojos, y cómo se envolvía finalmente en una crisálida.
Pero aquello no había terminado, por supuesto.
"FARAOOOOOOOOOOOOOOOOON"
A los pocos instantes, volvió a oirse ese grito desgarrador, y aquella crisálida se rompió en mil pedazos, destrozando aún más objetos de la tumba si cabía. Cualquier objeto de valor que hubiera allí, ahora probablemente estaría destrozado junto a la arena. Una verdadera lástima, sin duda.
Pero el verdadero objetivo era el Anillo Milenario... y este estaba, ni más ni menos, que colgando del cuello de su legítimo portador... Khaldun-I Sabbah.
El autoproclamado Rey de los Ladrones. De una época tan antigua que se remontaba a los orígenes, a las grandes civilizaciones, al antiguo Imperio Faraónico. Y pensar que hasta hacía una semana había presenciado el advenimiento de algo muy similar...
"Jaja... ¡¡JA JA JA JA JA!!" sorprendentemente, fue Kron el que rió esta vez. "¡No me lo puedo creer! ¡Verdaderamente, no me lo puedo creer! ¡Estás vivo! ¡Tan vivo como el Faraón al que buscas, y su molesta sacerdotisa!" exclamó, con una sonrisa siniestra en la cara.
{
''KHAAAAAAAAAAAAN'' Su llamada fue igual de fuerte que el estallido, resquebrajando la cascara en mil pedazos, que se dispersaron por todo el espacio } _________________ Características:
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Sus ojos yacían cubiertos en tinieblas, al igual que el aura que le rodeaba. La forma en que despertó, junto al destrozo que causo, dejaban una sensación en el aire demasiado espesa y corrupta, similar a la que Kron vio aquella vez en la tumba del Faraón. Solo que en esta ocasión... No se trataba de un Faraón. Si no de un Rey. De Ladrones.
La sonrisa de Khaldun no auguraba nada bueno, y ni siquiera las palabras de Kron parecieron afectarle. Mas bien, le hicieron reír aun mas, tensando su cuerpo como al principio.
''Ajaja... Así que... El miserable que me ha despertado conoce a mi amigo el Faraón, ¿Eh?'' Soltó, estirando su espalda y colocándose recto de una vez, como una... persona. ''Por un momento pensé que se tratarían de imaginaciones mías. O de simples coincidencias traídas por el destino...'' Tras suspirar un poco, bajo la mirada hasta su cuello, allí donde colgaba el Objeto Milenario. ''Si... Tu estas aquí, para llevarte esto, ¿A que si?'' Pregunto, con un leve tono burlón, mientras levantaba el Anillo mostrándolo. ''Ay... Por Anubis... ¿Es que no sabes lo que dice el dicho?... ... ¡NUNCA LE INTENTES ROBAR A UN LADRÓN!'' Y sin pensárselo dos veces, todo el cuerpo de Khaldun se movió hacia delante, propinándole un fuerte puñetazo a Kron en la cara. ''¡Y MENOS SI SE TRATA DEL MALDITO REY DE LADRONES! ¡TSK!''
Tras dejar al Saqueador tirado, Khaldun comenzó a moverse con lentitud por la cueva, mirando a cada rincón o esquina de la misma. ''Saqueadores de Tumbas... Ladrones imbéciles... ¿Es que no le tenéis un poco de respeto a los muertos? Que yo me dedicara al arte de robar, no significa que hasta el mas feo saco de huesos se dedique a esto'' Cuando termino de hablar, Khaldun tosió un poco, ya no como antes, aunque si que escupió hacia un lado... Viendo poco después que lo que había escupido era un poco de sangre con arena. ''Agh... Mi cuerpo aun no esta listo. ¿Cuanto tiempo llevo aquí metido? ¿Eh, huesitos?'' Le pregunto a modo de burla a Kron. ''Si es que sigues vivo, claro. ... Aunque bah... Supongo que lo estarás. No tengo ni la mitad de mi antigua fuerza. No al menos, hasta que coma algo. ... ¿No tendrás algo ahí que echarme a la boca, verdad? Tengo el estomago lleno de arena, y necesito saciarme un poco. Aj, Aj. ¡Aj!''
El modo en el que caminaba, cojeando un poco, era propio de alguien que llevaba mucho tiempo sin andar, aunque poco a poco iba pillandole el truco otra vez, parándose de vez en cuando para contemplar la tumba de arriba a abajo. ''Esos chicos hicieron un buen trabajo con esto. Jeje... Aunque no se que esperaban. Gente como nosotros no es que llegue a la otra vida con todas sus riquezas. Simplemente... Acabamos en el maldito Reino de las Sombras. ¡Como buenos sucios diablos que somos! ¡JA!'' Pero pese a que no lo pareciese... Khaldun en realidad estaba buscando algo en especifico, una cosa en concreto... Que al final de un rato, logro hallar, justo en la esquina de su tumba. ''... ¡Ahí estas! Maldita sea, se acordaron de ti'' El Rey de Ladrones se agacho con algo de esfuerzo hacia un pequeño jarrón de cerámica, en donde dentro se encontraba... El cadáver momificado de un Mono. ''¡Jajaja! Ay...'' Khaldun volvió a llevarse la mano hacia su Anillo Milenario, acercándolo al mono... Y tras pronunciar unas cuantas palabras en egipcio antiguo, este, empezó a parpadear rápidamente, agitándose sus agujas como lo hicieron al principio, y así, recreando la misma escena de antes...
Esa Urna se lleno de arena... Cristalizándose en una esfera negra... Para luego estallar, rompiendo el recipiente. ... Parecía ser un proceso de resurrección bastante complejo, y que el Anillo Milenario provocaba de alguna forma. Ya no solo con su poseedor, si no con otros también, ya que tras desaparecer la Urna, lo que antes fue una momia de Mono... Ahora era un animal vivo y coleando.
''¡Zayd! ¿Como demonios estas?'' Le pregunto al mono, que en seguida se puso a dar unas cuantas vueltas y saltos a su alrededor. ''... Si, si... Ya se que estas confuso. Pero no es momento para estupideces.'' Zayd, la mascota de Khaldun, era un animal, ya no solo fiel a su amo, si no también un compañero digno de reconocimiento. Se entendían, se comprendían el uno al otro, y tras escuchar a su dueño, Zayd se agito un poco mas, para luego subirse al hombro de Khaldun. ''Asi me gusta... ¡Ah...!''
Khaldun termino por finalmente levantarse, clavando de golpe sus ojos en Kron. ''Dime, huesitos blancos... Dijiste algo sobre el Faraón y su Sacerdotisa... Así que cuenta... ¿Donde están? ¿Cuando los vistes? ¿Y por que?'' Cada pregunta que formulaba era mas directa que la anterior, aunque cuando dijo las tres, soltó una fuerte risa orgullosa, cruzándose de brazos. ''¡Me niego a creer que seas un súbdito del Faraón! Hasta él tiene un gusto decente, y jamas pondría ni como soporte para sus pies a un medio muerto como tu. ¿Lo pillas? Si le has conocido, debe ser sin duda por un motivo parecido al que estas aquí... Y si eso es así... Significa que ese... ... Digamos, idiota, ya no dispone de su amada guardia Faraonica. Tsk, Tsk... ¡Tsk!'' Y de nuevo, Khaldun volvió a acercarse al Saqueador, plantándose a tan solo unos pocos metros de él. ''Jeje... Por suerte para ti, yo soy mucho mas benevolente que él. ... ¡Habla! ¡Cuéntame lo que sepas! Y me asegurare de darte una buena recompensa. ... A mi manera, claramente. Jejeje...'' _________________ ''Hola, me llamo Khaldun y los 40 Ladrones''
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//PV: 50 - PM: 12 - ATK: 5//
-Fuerza: Notable
-Destreza: Normal
-Agilidad: Normal
-Constitución: Normal
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-Carisma: Notable
-Sabiduría: Pésimo
-Espíritu: Malo
-Raciocinio: Excepcional
·Debilidades Físicas: Hechicería Luminosa. Proyectiles. Daños en sus heridas.
La notable fuerza de Khaldun provocó que Kron cayese bruscamente al suelo del golpe. Se palpó la nariz, riendo. Afortunadamente, no estaba rota. Era una personalidad curiosa, ese Khaldun. Había leído sobre él. Antaño un soldado al servicio del Faraón, acabó cegándose por la avaricia y, tras robar sus tesoros, se convirtió en un traidor. Los libros lo dibujaban como una figura malvada, caótica, inestable y peligrosa, pero lo que veía no se parecía a lo que había leído. Una vez más, la historia había exagerado los hechos...
"Uh... ¿Huesitos?" preguntó el saqueador, poniendose en pie. "Mi nombre es Kron. Lleváis más de seismil años aquí, Rey de los Ladrones." respondió. "Y tenéis razón, no soy precisamente un aliado del Faraón, ni mucho menos de su sacerdotisa. Pero... ¿qué garantías tengo de una recompensa de un rey desterrado, sin reinado desde hace milenios? No, Rey de los Ladrones. No pienso ayudaros a cambio de nada. Vine aquí a por vuestro anillo, pero parece que tendré que marcharme con las manos vacías... A no ser, que tengáis algo más que ofrecerme ¿mmh?"
Sacó un guante y se lo ajustó a la mano esquelética, ocultándola, y echó un último vistazo alrededor de la tumba. "Tampoco veo que tengáis nada más de valor en la tumba, alteza. Ni siquiera un par de joyas, y el poco valor que tuvieran esas vasijas y estatuillas se ha perdido después de vuestra violenta resurrección. ¿Pretendéis, quizá, acabar conmigo igual que ellas, y buscar al Faraón en mitad de un mundo que desconocéis por completo? Nunca los encontraríais. Os matarían o encerrarían antes de que pudierais siquiera comprender el mundo al que habéis llegado como un recién nacido."
Se acercó, y levantó el anillo milenario que colgaba del cuello de su interlocutor con lo que éste le volvió a pegar un puñetazo. "No... vuestra joya no me interesa tanto como al Faraón, pero no pienso marcharme con las manos vacías de aquí. Quiero... garantías." dijo, alzando las cejas con expresividad. "Garantías de que dejaros con vida me supondrá, a la larga o a la corta, un beneficio aún mayor que el poder de vuestro collar. ¿Realmente creéis que en vuestro estado podréis suponer una... amenaza para mí? Hehehehe... lo dudo mucho, su majestad. Lo dudo mucho." _________________ Características:
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Pese a que la amplia sonrisa de Khaldun se mantuvo, el silencio en el que se quedo fue helador. Había entendido por completo lo que Kron pretendía decirle. Él era un Saqueador, y entro allí con la intención de llevarse su Anillo Milenario, pero en lugar de eso, solo consiguió despertar al Rey de Ladrones. Hm... Sin embargo, no por eso iba a asustarse, ¿A que no? Si tenia que irse con las manos vacías, lo haría, y eso implicaría que no iba a ayudarle a localizar a Yami. Aunque por supuesto, no solo se limito a declarar eso... Si no que prácticamente... Le estaba amenazando con asesinarle.
''Hmm... Ya veo'' Dijo Khaldun, caminando de nuevo a su tumba, y sentándose encima, como si se tratase de un asiento cualquiera, observando desde allí a Kron y al resto de su tumba, pensativo.
Negar lo obvio seria una soberana estupidez por su parte, y no es que fuera imbécil. Conocía su propio estado físico... No estaba en las mejores condiciones para pelear. Y aunque ese esqueleto andante no supusiese una amenaza grande, seguía teniendo posibilidades para acabar con él. ... Por supuesto, esperar otros miles de años muerto, para cumplir su venganza, no era una opción.
Ademas, lo que el Saqueador pedía tampoco era algo injusto... Hablando en el termino de los Ladrones, claramente. Si él estuviese en su situación, también diría lo mismo. Por ello... La mejor opción ahora... Era ayudarse mutuamente.
''Tienes razón en una cosa, huesitos... Puedes matarme.'' Soltó de golpe, estirando la mano hacia delante. ''No te seria muy difícil si tienes el arma o el hechizo adecuado... Pero lo mismo puedo decir yo hacia ti'' Y en ese momento, Khaldun dio un salto al suelo, levantándose, andando con tranquilidad hacia un pequeño baúl de la esquina, que segundos antes localizo con la mirada. ''Un saco de huesos... En la tumba de un Rey... Dispuesto a llevárselo todo. ¿No es acaso irónico?'' De una simple patada, la tapa superior del baúl salto, abriéndose y mostrando... un pequeño, pero digno tesoro. Eran objetos personales de Khaldun, aquel equipamiento, que llevo hasta el ultimo suspiro de vida. ''No obstante... Las ironías son la delicia de esta existencia. Sin ellas... Todo seria muy aburrido. Jeje...''
Una espada mellada y recubierta de sangre seca, un puñal hecho de hueso, diversos anillos de oro con joyas, largos colgantes dorados y brillantes... Y por ultimo... Un pequeño saco, no mayor que una mano, lleno de monedas de oro.
Khaldun cogió todo lo que había dentro, colocándoselo, incluso termino por echarse la capucha encima de su cabeza... Quedando al final, como el autentico Rey de Ladrones que la leyenda narraba.
''Yo no soy como mi némesis, amigo mio. Antes de Rey soy un Ladrón. Alguien que roba, saquea, extorsiona y asesina para ganar riquezas. Para ganar poder. Ese es mi método de vida, y también es el tuyo. ... Solo que yo, tengo mas de mil años de experiencia en esto. Pues hasta a la muerte... He logrado robarle mi propia vida'' Khaldun finalmente agarro la bolsa, agitándola frente a él, para que Kron supiese de que se trataba. ''Aquí hay 100 monedas. 100 Monedas de oro, salidas directamente de las arcas del Faraón. ... No se cuanto valor tendrán hoy ahí fuera. Puede que mas... Puede que menos. ... Pero tu lo sabes. Eso lo conoces mejor que yo. Al igual que todo sobre esta época.'' El Ladrón abrió un poco la bolsa, y con mucho cuidado, la sacudió, provocando que UNA sola de esas monedas cayese en su otra mano. ''Una moneda, Kron. Una mera moneda, sin mas uso que el gastarla en otra cosa. Pues esa es la ironía del ladrón, huesitos. Robar riquezas... Para comprar mas riquezas.''
Khaldun de pronto lanzo esa moneda al aire, atrapándola al vuelo poco después... Y entonces... comenzó a apretarla con el puño. ''... Agh...'' Apretó y apretó tanto, que su piel se desgarro, y la sangre comenzó a emanar, cayéndole un par de gotas de entre los dedos... Pero también, mojando la moneda. ''Ah... Si... Pero yo no pienso así... No me interesan las riquezas en realidad. No me interesa el lujo. Ni el oro, ni las joyas... Ni las mujeres, ni los esclavos... No, Noo... Claro que no...'' Cuando abrió la mano, esa moneda estaba roja... aunque no mojada, como si la sangre se hubiese adherido a ella y secado a la vez. ''Pues yo intente robar todo el oro de Egipto, por la misma maldita razón por la que hurté mi derecho a vivir de nuevo... Venganza'' El Rey de Ladrones puso pues ambas manos estiradas a cada lado. En una, la bolsa con 99 monedas. En la otra, la moneda enrojecida de sangre. ''Por eso, lo que ves aquí no son riquezas de un Rey. Si no el legado de un Ladrón. ... Un Ladrón, que estará dispuesto a repetir lo mismo de aquella vez... Robar, robar y robar... Hasta que el Faraón bajé de sus falsos cielos, y se digne a luchar contra mi. ... Y mientras eso pasa, tu podrás llevarte parte de las riquezas que le arrebate, como pago a tu colaboración.'' Pero entonces, volvió a agitar la bolsa de monedas, sonriendo de golpe. ''... O simplemente puedes llevarte este saquito, y marcharte como si nada hubiese ocurrido. Total, es poco, pero al menos es algo. ¿O no? ¡Jeje!''
El aura del Rey de Ladrones había vuelto a surgir de su cuerpo, e incluso la pequeña mascota de Khaldun se mantuvo digna ante tal escena, quedándose quieta y callada sobre su hombro... Aunque.. no pudo evitar chillar a modo de risa, cuando su amo sugirió eso ultimo.
''¡Tu eliges, huesitos! El pacto que simboliza esta moneda manchada con mi sangre, es un trato que ni los Dioses podrían romper. Yo me comprometo, y tu igual. Ayudándonos en una meta justa. ... Pero si simplemente eres un saqueador impaciente. ¡Adelante! No te culpare si decides quedarte con el saco.'' _________________ ''Hola, me llamo Khaldun y los 40 Ladrones''
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//PV: 50 - PM: 12 - ATK: 5//
-Fuerza: Notable
-Destreza: Normal
-Agilidad: Normal
-Constitución: Normal
-Resistencia: Normal
-Carisma: Notable
-Sabiduría: Pésimo
-Espíritu: Malo
-Raciocinio: Excepcional
·Debilidades Físicas: Hechicería Luminosa. Proyectiles. Daños en sus heridas.
"Ju... jujujujuju..." comenzó a reir el saqueador de tumbas. Ahora sí. Ahora sí que tenía frente a él al hombre de la leyenda. No fue sino hasta que se ciñó las armas y se puso todos esos adornos, la capucha y las bandas, que tuvo la apariencia de un auténtico rey criminal, la misma apariencia con la que le representaban en los grabados de las leyendas antiguas. El auténtico Rey de los Ladrones, Khaldun I-Sabbah, y no una versión descafeinada de ésta.
Y por fin, los dioses de la fortuna se pusieron de su parte. No podía haber encontrado un individuo mejor que utilizar contra el Faraón, y su molesta sacerdotisa. Recuperar la daga, derrotar al Semidios, e incluso un medio para encontar lo que realmente deseaba... la inmortalidad...
Si Khaldun le había ofrecido un pacto como ese, es que debía estar realmente desesperado... No, mejor aún. Deseaba tanto la venganza que no le importaba qué hacer para conseguirla. Sí... sí. Se parecía bastante a él mismo. Esa dedicación, esa fuerza de voluntad por conseguir, a toda costa, su mayor deseo y objetivo...
...Esa poética inmortalidad.
¿Cómo podría negarse? ¿Cómo podría rechazar semejante oportunidad? Sí, si se lo montaba bien y abría una subasta en el WhiteMarket, podría fácilmente ganar una pequeña fortuna por las noventa y nueve monedas. Pero lo que le ofrecia el otro trato era de mucho más interes para Kron que cualquier fortuna en esferas. No en vano, no se había hecho saqueador de tumbas por el dinero...
Se acercó y sin dudarlo por un segundo tomó el saco de monedas la moneda de sangre. Sabía de la importancia de ese pacto en el Antiguo Egipto, sabía que no era simple palabrería, pues un pacto bajo la sangre puede volverse fácilmente en tu contra.
Sabía que acababa de encontrar un tesoro mejor que un artefacto ancestral... un amigo
"Muy bien, pequeño rey." dijo al tomar la moneda. "No sois el único al que ese Faraón y su estúpida sacerdotisa han robado algo importante... Los vi hace una semana, en la mismísima tumba del Faraón. Ha perdido su cuerpo, y parte de sus poderes, y ahora comparte el que tiene con un pobre diablo, ¡ja jajaja ja! Desea recuperarlo, y para ello necesita reunir los siete Objetos Milenarios... uno de los cuales lleváis colgando del cuello, precisamente."
Hizo volar la moneda, cogiéndola al aire, y continuó. "Se encuentra débil, pero aún así es muy peligroso. Ya no existe su reino, pero eso no le impedirá reunir los objetos. Puede sentirlos, Khaldun. Pues la magia de ellos proviene de él. Es de interés común que lo derrotéis, pues su molesta sacerdotisa tiene algo que me pertenece, por derecho. Y quien roba a un ladrón... tiene cien años de perdón" dejó la frase al aire, como si no hiciera falta continuarla... _________________ Características:
Fuerza Normal Destreza Notable Agilidad Normal Constitución Pésima Resistencia Normal Carisma Notable Espíritu Excepcional Sabiduría Notable Raciocinio Notable
Su sonrisa creció del todo cuando Kron se acerco y tomo la moneda de sangre, sellando su petición tal y como deseaba. Ahora estaban aliados, ya no bajo palabra, si no por pacto de sangre. ¿Que mejor resultado podía tener algo así? Ambos cumplirían sus metas con la ayuda del todo... Era justo, y a la vez divertido, pero llego a ser aun mas tras oírle decir toda esa información, obligando a Khaldun a soltar una fuerte risotada. ''¡Así que el viejo Yami se ha quedado sin cuerpo! ¡¿Eh!? ¡Dioses...! ¡ESO ES FANTÁSTICO!'' Chillo él entre risas, empezando a andar de nuevo por la tumba. ''Si tu supieras la cantidad de tiempo que empleé para quitarlo de en medio. ¡La cantidad de esfuerzos y hombres que puse en semejante tarea! ¡Ah! ¡Pero siempre quedábamos igualados! ¡Tanto por una cosa o por otra!''
El Rey de Ladrones poso la mano en la tumba, acariciándola con cuidado. ''Yo con mis Ladrones. Él con sus súbditos. Yo con mi magia. Él con la suya. ¡Tsk...! Ni siquiera el Anillo llego a ser de gran ayuda contra él. ¡Ni siquiera mi Diabound llegaba a superar a su Obelisk! ¡Era ridículo!'' Al decir eso, sus caricias se tornaron en un fuerte puñetazo, que hizo retumbar la roca maciza. ''Agh... Aunque esta vez... La cosa es distinta... Jeje... Sin su cuerpo, y sin apenas aliados, Yami esta indefenso. Puede que mi Objeto Milenario dependa del suyo... Pero...'' Khaldun agarro pues el Anillo, manteniendolo firme durante unos segundos. ''... Pero a diferencia de él... YO no dependo de este artefacto maldito. Tan solo he de hallar la forma de acabar con él. Con su reinado. Y con toda su historia. ... Solo así, Yami dejara de existir para siempre.''
Y tras darle otro golpe a la tumba, se aparto de esta, mirando a Kron fijamente, al igual que su mono, que no piraba de chillar de vez en cuando ante las reacciones de su amo. ''Me gustaría comer... Pero me apetece algo digno de un Faraón. ¿Sabes a lo que me refiero? ¡Jeje! ¡Así que vamos a recuperar mi leyenda! ¡Mi Trono! ¡Y a todos mis Ladrones!'' Khaldun avanzo rápidamente hacia Kron, dándole entonces una fuerte palmada en la espalda. ''¡Luego! ¡Iremos a tener una charla con ese idiota! ¡JAJAJA! ¡Ya hasta he pensado que obsequio llevarle! ¡Le va a encantar!'' _________________ ''Hola, me llamo Khaldun y los 40 Ladrones''
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//PV: 50 - PM: 12 - ATK: 5//
-Fuerza: Notable
-Destreza: Normal
-Agilidad: Normal
-Constitución: Normal
-Resistencia: Normal
-Carisma: Notable
-Sabiduría: Pésimo
-Espíritu: Malo
-Raciocinio: Excepcional
·Debilidades Físicas: Hechicería Luminosa. Proyectiles. Daños en sus heridas.
La 'palmadita' que Khaldun le dió en la espalda casi le tira al suelo. Pero no tenía tiempo para quejarse de eso, pues el Rey de los Ladrones ya se había puesto en marcha, internándose a pie en pleno Desierto. Corrió hasta su lado, confuso. "Perdonad ¿he oido bien? ¿Recuperar vuestro reino y ladrones? ¡Han pasado seis mil años, Khaldun!"
Ante ellos se alzaba la inmensidad del desierto. ¿De verdad prentendía ir hasta donde quiera que fuese a pie? A no ser que el lugar al que se refería estuviera relativamente cerca, acabarían muertos de deshidratación. Humm... si realmente fue enterrado por su clan de ladrones, entonces la tumba debería haber sido colocada en un lugar cercano de su 'reino'... O al menos, eso esperaba.
..........
Tras una larga caminata que a Kron pareció eterna, acabaron llegando a su destino... Un pozo seco en mitad del desierto. Ni un signo de un edificio, una gruta o algún escondrijo secreto.
"...Ju... jujuju... ¡JA JA JA JA JA!" se rió Kron de Khaldun. "¡Esto es todo lo que queda de vuestro reinado, Alteza! ¡Arena, arena y más arena! ¡Tan sólo un pozo seco en medio del desierto! ¡Os lo advertí! Ay... ¡JA JA JA JA JA JA JA!" _________________ Características:
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El Rey de Ladrones tranquilamente marcho hacia el exterior de su tumba, dando los primeros pasos en el mundo de fuera. ''¡Este desierto nunca cambia! ¡¿Eh?! ¡Arena, dunas, y esas molestas tormentas! ¡Jajaja!'' Grito él con fuerza, mientras estiraba su brazos hacia lo alto. ''¡Ah, si! Pero da gusto sentir el Sol otra vez. ¡Incluso cuando quema la piel! ¡JA!'' La temperatura del Desierto Soleado siempre solía alcanzar extremos exagerados... Y si uno no llevaba la cantidad de agua adecuada, fácilmente podría morir en cuestión de pocas horas. Sin embargo, Khaldun, no parecía importarle nada de eso, andando hacia delante, con la mirada fija en el horizonte arenoso.
''¡Seis mil años! ¡Ochomil años! ¡Diez Mil años! ¡Jeje! ¡Incluso si pasara un millón de años, siempre y cuando exista un sólo Ladrón, mi Reino se mantendrá intacto! ... ¡Y mi Trono, caliente! ¡JAJA!'' Realmente se le notaba animado, feliz por el mundo y por lo que iban a hacer. Llevaba mucho tiempo dando vueltas y vueltas por el Reino de las Sombras... Atrapado allí, sin posibilidad de escapar. Pero ahora... Sin esas cadenas negras atándole, podía continuar sus hazañas, y completar su deseo.
Si no se equivocaba, la tumba fue construida a mil pasos de la entrada a su 'palacio', pues básicamente, la mando a construir a esa distancia en especifico. No fue idiota en vida, y sabia que tarde o temprano moriría... No obstante, también conocía la maldición que los Objetos Milenarios traían consigo. Siempre y cuando Yami viviera, él regresaría gracias al Anillo. Era inevitable... -Igual que la moneda manchada de Sangre... Lo que paso ese día, no se ha borrado de esta joya-
Al final, tras una caminata considerable, en la que Khaldun contó cada paso con precisión, se detuvo justo enfrente de esa construcción en mitad de la nada. Un pozo. No era nada espectacular... Simplemente un par de rocas puestas en orden.
''¡Tsk! No me seas cráneo duro, Kron'' Le replico Khaldun, golpeándole entonces en la cabeza. ''Eres un maldito Saqueador de tumbas. ¿O no? ¿No te han enseñado que las apariencias siempre engañan? ¿SIEMPRE?'' Afirmo con seguridad, señalando con su mano derecha al pozo, y entonces, se acerco mas a él. ''Robé a muchos Nobles, a muchos Ricos, y a un Faraón... Pero no solo fueron riquezas lo que les arrebate de sus escondites. ... Si no los secretos que componían semejantes construcciones.'' Khaldun se llevo la mano izquierda a la bolsa de antes, abriéndola, y sacando de su interior otra moneda, con la cual, empezó a jugar pasándola entre sus dedos. ''Mecanismos, engranajes, poleas... Etc, etc... Analicé cada detalle, de cada tumba, de cada sala, y de cada escondite que encontraba. Y tras todas ellas... Fabriqué junto a mis compañeros... Esta obra de arte'' Y de golpe, lanzo la moneda al pozo, asomando su cabeza por el agujero, hasta escuchar un seco chasquido proveniente del interior. ''Jeje... Pues si un Reino puede tener secretos... ¿Por que no iba a tenerlo un Feudo de Ladrones?''
Pese a que miraba a Kron, continuo con la cabeza metida dentro del pozo... Y después de 13 segundos, ni uno mas, ni uno menos, soltó un fuerte grito, que resonó hasta lo mas hondo de la construcción. ''¡¡ÁBRETE, SÉSAMO!!'' _________________ ''Hola, me llamo Khaldun y los 40 Ladrones''
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-Fuerza: Notable
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Y ante la atónita mirada del boquiabierto saqueador, el grito de Khaldun resonó por las paredes del pozo si fuera un trueno, activando algún tipo de mecanismo que hizo retumbar todo el desierto. Un millar de ruedas y engranajes empezaron a girar y a moverse, mientras la tierra temblaba y la mismísima arena del desierto se movía...
"Espléndido... ¡verdaderamente increíble!" exclamó Kron, sin creer todavía lo que había presenciado en directo. ¡Así que ésa era la forma de entrar en la Guarida de los 40 Ladrones! ¡Así que por eso jamás los había encontrado!
Tantos tesoros... tantos artefactos que estarían allí, sin mayor uso que el de decorar una estantería o una piedra... Y pensar en cuántos objetos de antiguo poder podría encontrar allí, perdidos llenos de polvo en arcones y cajas... Las dagas... ¡LAS DAGAS! Quizá ahí encontraría esos preciados tesoros, las llaves del secreto de que tanto había ansiado... _________________ Características:
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Khaldun se cruzo de brazos mientras observaba las arenas agitarse, abriéndose, y sacando de sus entrañas aquella construcción escondida. No pudo evitar sonreír ampliamente al verla, riéndose poco después a causa de la emoción. ''¡Y aquí estamos de nuevo! ¡Después de tanto tiempo! ¡JA!'' Rugió él, esperando a que los mecanismos terminasen de girar, mientras chasqueaba los dedos, mirando a Kron. ''Es algo simple de hacer. Realmente pude haberme esmerado mas. Pero... ¿Que mas da? Si sigue en pie tras todos estos años, es que al menos monte la Guarida bien. En fin... ¡Basta de cháchara! ¡Entremos! Quiero ver que caras me esperan dentro. ¡Sobre todo cuando vean a un muerto pasar! ... No, espera. ¡Dos muertos! ¡AJAJAJAJA!'' Riéndose con toda la fuerza, empezó a andar hacia delante, llegando hasta la puerta. ''Es que es fantástico, maldita sea. De todos mis trabajos, este es sin duda del que mas me enorgullezco'' Comento, acariciando la roca amarillenta de la que estaba hecha la guarida.
Dentro del Mundo de las Sombras no había mucho que ver. Todo era vacío y oscuro, con algunas construcciones derruidas, devoradas antaño por esas tinieblas. Tener que vagar durante miles de años... Sin saber el rumbo... Buscando una forma de escapar... Para después de todo ese calvario, escuchar una voz a lo lejos, que le guió hasta el mundo de los vivos. La voz de Kron, por supuesto. Sin ser él consciente, le trajo hasta aquí, pues su sola presencia en la tumba fue mas que suficiente para activar el Anillo.
''Y por eso quiero descansar como es debido... En una cama, con el estomago lleno. Y con una Farah'' Murmuro, adentrándose por el túnel de la Guarida, sin detenerse. ''... ¡Venga Huesitos! ¡Tienes fémures, úsalos para algo!'' Y tras ver entrar a Kron, golpeo con fuerza la pared, mirando a la puerta. ''¡CIÉRRATE SÉSAMO!'' Otro rugido de la tierra, y la entrada comenzó a chasquear, hundiéndose de nuevo en la arena. _________________ ''Hola, me llamo Khaldun y los 40 Ladrones''
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-Espíritu: Malo
-Raciocinio: Excepcional
·Debilidades Físicas: Hechicería Luminosa. Proyectiles. Daños en sus heridas.
"Impresionante." se permitió decir. Realmente, lo era. Si él había conseguido construir esa espectacular maquinaria... ¿Qué otras maravillas aguardarían en su guarida? Caminaron por unos pasillos de piedra tan antiguos y formidables como los de las pirámides. Realmente, el 'palacio' privado de Khaldun-I Sabbah no habría tenido en su día nada que envidiarle al del Faraón. Imaginaba que todo sería mucho más opulento que entonces, habían huecos de cuadros ahora vacíos, estatuas privadas de su oro y demás ornamentos. Sí... aquello era todo un vestigio de otra época... y estaba, a excepción de los objetos de valor... totalmente intacto.
Y finalmente... llegaron. A lo que podría llamarse... La sala del trono de la Guarida de los Cuarenta Ladrones. Todos y cada uno de ellos los vieron entrar, pues el pasillo daba directo hacia el trono. En el que se encontraba sentado... el tal Hank.
"Vaya vaya vaya... ¿Quién tenemos aquí?" dijo, divertido. Llevaba un colgante hecho en oro, igualito al de Khaldun. Exactamente igual. Tanto, que cualquiera dudaría de cuál era el auténtico. Pero, por supuesto, Khaldun y Kron lo sabían.
La mujer que estaba de pie a la derecha de Hank le susurró unas palabras, con lo cual el calvito cambió la expresión de su rostro, de una curiosa a una sorprendida. "¿En serio?" exclamó. "¿Ese es Kron? ¿El mismo Kron que os traicionó a ti y a tu padre, princesita?"
"Bueno bueno bueno... esto se pone interesante." dijo, sonriendo. "Bajad las armas." ordenó a sus ladrones, y estos así lo hicieron. "¡Bienvenidos a mi humilde guarida, Kronnos y... ¿quién eres tú?" fue entonces cuando reparó por completo en Khaldun. Demonios, la figura de Khaldun-I Sabbah estaba representada por todas partes en la guarida. Era el fundador. ¡Hasta tenían una estatua de él, presidiendo las estatuas de todos los jefes siguientes! Y el tipo ese se parecía por completo a él. Pero por completo. Y tenía... ¡hasta tenía un colgante igualito al suyo!
"Que me parta un rayo si no te pareces a Sael Khelat I-Sabbah." exclamó Hank, diciéndo en voz alta lo que todos sus ladrones habían pensado al verlo. Lo había visto en sus ojos. Él conocía bien a su banda. No en vano, era el actual Rey de los Ladrones. _________________ Características:
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