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Actualizado el avatar y la primera imagen de la firma de Bastet, ahora las dos imagenes tienen mejor calidad y el avatar es más grande. ¿Que esto no es una noticia realmente? Eeh... uh... bueno...
¡Así es! ¡Las nuevas criaturitas más tiernas de la galaxia ahora están disponibles en la Tiendita de Mascotas de los Horrores!
¿Curioso nombre no? Que no os engañe, este pequeñín no es un horror para nada. Un animalito de lo más mono y cariñoso, un energético compañero que alegra a tanto niños como ancianos.
Por ahora han tenido un especial impacto en los habitantes de la Isla del Helado, que adoran sus nuevas mascotas. ¡Pero no faltará mucho para que estén por todo Pop'Star!
¿Qué esperas para conseguirte el tuyo propio? ¡Al escribir esto tengo el mío dando vueltas en mi pierna y lamiendo mis pies, es tan juguetón! ¡Pasaos cuando queráis por la galería de los Edificios Mantequilla, y no se arrepentirán!
Evento Actual
Crucero Star Ship
¡Sean todos bienvenidos al Star Ship! Disfruta de un relajante viaje paradisíaco a bordo del más exótico crucero de Dreamland, a través de las hermosas aguas del Océano Naranja. ¡Dado que es la innauguración, las entradas cuestan la mitad de su precio normal!
El General Drake de los Shadow Riders ha sido un misterio durante años. Generalmente pasivo, encerrado en su habitación de la base con sus propios asuntos, se ha vuelto más activo en los últimos tiempos.
Tomando una participación en la odisea en la Fábrica, dándole traumas a Luminary Knight que definitivamente aumentaron su carácter para ser Luminary Umbrae o incluso organizando su propia investigación oceánica con la ayuda de la mismísima Princesa del Mar, por "motivos académicos" y con un nombre falso...
Pocas veces se ha visto a este hombre actuar, y muy pocos saben qué se trae entre manos y cómo reacciona ante las diversas situaciones. Sin embargo ese misterio es el que nos mantiene aún interesados en este personaje y los secretos que puede guardar. Por el momento, le daremos este pequeño homenaje acompañándonos durante todo marzo. ¡Felicidades Drake! Y que lo que tengas en mente no acabe con demasiados muertos...
Le empezaron a llorar los ojos y ni siquiera parpadeó.
No podía.
No podía mover ni un solo músculo de su cuerpo.
Aquellas palabras...
Aquellas palabras tan horribles y duras...
Se sustentaban en la pura y dura realidad.
Una realidad que ella misma había creado.
Los experimentos humanos.
Las extirpaciones.
Los experimentos sobre el espacio-tiempo.
Ver morir un universo y no hacer nada en absoluto.
Peor aún.
Desgarrar el tejido del espacio y el tiempo.
Arriesgarse a destruir su propia dimensión sólo para salvar a una persona de esa otra.
Una persona.
Que no era otra que ella.
Ella en otro mundo, otra dimensión, ella con genes de hombre.
El 'hermano' que nunca tuvo.
Todo por dinero. Todo por egoista egolatría. Todo por demostrar que era la mejor. La mejor extirpando carne. La del sueldo más alto. La de la colección de cartas más alta. La de la carrera más chula. La mejor implantando trozos de metal. Alguien capaz de sobrevivir al mismísimo apocalipsis.
Yo yo yo yo yo yo yo yo yo.
Todo el rato yo.
Siempre yo.
'Siempre que se respeten los tratados éticos internacionales'. Pero qué pedazo de hipocresía.
Y ella se atrevía a llamar fascista al señor Aiza en sus pensamientos.
Aquellas palabras se clavaron en el corazón de Misaki, desgarrándolo, sangrándolo y rompiéndolo en mil pedazos. Lloró, y sus ojos no pestañearon. Asintió, con soberana lentitud, sin cambiar la expresión de su cara en ningún momento, a las respuestas de su jefe. Se giró, sin decir ni una palabra, y se encaminó a la salida.
Triste, triste era el corazón desgarrado y roto de esa chica que había subido con la esperanza de conseguir un aumento, y había recibido mucho, mucho más que eso. Pero a un precio demasiado alto. Demasiado alto.
...Demasiado alto. _________________
//PV: 50 PM: 12 ATQ: 5//
Armas: Revólver. Guantes protectores.
Características:
Fuerza: Excepcional
Destreza: Pésima
Agilidad: Normal
Constitución: Normal
Resistencia: Mala
Carisma: Normal
Espíritu: Normal
Sabiduría: Notable
Raciocinio: Notable
Debilidades físicas:
Los golpes eléctricos, ya que interfieren con sus implantes cibernéticos. Los golpes contundentes.
Durante toda la conversación que ambos tuvieron, montones de emociones rondaron por la cabeza de Misaki, en un comienzo positivas e ilusionadas... pero a medida que Aiza le hablo, y se sincero con ella, aquella habitación se torno en un infierno para su sola persona, siendo acribillada, criticada, insultada, y atacada... desde todos los ángulos posibles, y arrebatandole, por encima de todo, la posibilidad de defenderse o escapar... pues pese a que claramente la estaba destrozando... él... ... hablaba con sinceridad. Nada de lo que dijo, ni una sola palabra, fue mentira. Y eso, sobretodo eso, fue lo que termino por romper la muralla que trato de hacerse minutos antes. Agrietandola, hasta hacerla pedazos. Por lo que... siendo esa su ultima defensa, su ultima oportunidad para marcharse de allí como la Misaki de siempre... ... El derrumbe fue instantáneo. Llorando con los ojos abiertos. Sin parpadear. Sin reaccionar facialmente. Solo... dejando caer las lagrimas... sobre su pálido rostro... ... agotado... ... ... y derrotado... ... ... ...
... ... ...
... ...
...
''Ah, ¿Ya se marcha?'' Pregunto Aiza desde su asiento, al ver como la Doctora se daba lentamente la vuelta, dirigiéndose con pasos temblorosos a la puerta, como si le costase hasta mantenerse en pie. ''Ha sido una agradable charla, señorita Oota. Muy informativa, y entretenida...'' Pero incluso si trataba escapar de aquello, la voz neutral y pasiva del Presidente solo servia de soga que tiraba de su cuello, mostrando ningún mínimo interés por su condición actual, pues... sin duda se había dado cuenta de sus lagrimas. Simplemente, las estaba ignorando. ''Espero que vuelva a serlo en un par de horas, cuando comience la reunión. Imagino que todos estarán ansiosos de ver de lo que es capaz... Pero no se alarme, no sera necesario que prepare ningún discurso de presentación. ¡Hohoho! Tan solo sea usted misma... Como lo ha sido hoy conmigo.'' ... Y fue oír esa ultima frase, y la columna de Misaki sufrió un respingon helador, sintiendo, notando y sabiendo inconscientemente... que el hombre había clavado su afilada vista en ella... una vez mas.
... Por fortuna, el sonido de un vaso de cristal siendo llenado la saco del susto, pudiendo ver, de reojo, como Aiza comenzó a servirse una copa de licor desde una pequeña botella salida de debajo de la mesa. Muy tranquilamente. Con el rostro afable y calmado. ''Salude a la Señorita Nephry de mi parte cuando la vea, ¿De acuerdo? Hace tiempo que no hablamos cara a cara, y últimamente extraño nuestras conversaciones casuales... ... ... ¡Oh! Y también a su hermano. Especialmente a él. No quisiera que se tomara de imprevisto la próxima oferta de trabajo que le mandemos. Aunque estoy seguro que le gustara. Al fin y al cabo... estará junto a su hermana. Hahaha.''
Finalmente... Misaki abrió la puerta, siendo despedida con el largo sorbo que le dio Aiza a su copa, igual que una manera poética de decir... que se estaba bebiendo sus lagrimas. No por nada, ambos eran lo que eran, y tratar de mostrar empatía por sentimientos a los que ella había renegado en otros... seria una autentica hipocresía. De ahí, que ningún otro sonido proviniese de él. Andando ella los últimos pasos que restaban, hasta salir al pasillo exterior... ... ... Solo para que la puerta se cerrase automáticamente tras de si. De un seco portazo. _________________ //PV: 50 - PM: 12 - ATK: 5//
-Fuerza: Normal / Excepcional
-Destreza: Notable / Notable
-Agilidad: Notable / Normal
-Constitución: Normal / Notable
-Resistencia: Excepcional / Normal
-Carisma: Mala / Mala
-Sabiduría: Normal
-Espíritu: Pésimo
-Raciocinio: Normal
·Debilidades Físicas: Daños en su columna. Electricidad. Golpes fuertes en la cabeza.
Se apoyó sobre la puerta y no pudo más: se echó a llorar. Sabía, temía, que Aiza probablemente la escuchase desde ahi, pero sencillamente ya no le respondían las piernas. Lloró, lloró y lloró. No dijo nada, no pensó nada. Sólo lloró. Dio un paso. Luego otro. Arrastrando los pies. Hacia la salida. ¿Qué salida? No había salida. El ascensor. El ascensor para bajar hacia algún sitio. Su enfermería. O su dormitorio. Tan solo queria tirarse sobre una cama y echar a llorar y llorar y llorar otra vez, para luego caerse dormida y poder escapar, siquiera, unos momentos, hasta que le despertase el pitido de su infernal nuevo trabajo. "Ja... ja ja... ja... te lo mereces... doctora Frankenstein... Te lo mereces..." murmuró, echando por fin a andar. "Eres una científico loca... una maldita matasanos... ¿...qué esperabas? ¿Qué esperabas?..." seguía andando arrastrando los pies. El ascensor subió, se abrió solo, mientras ella caminaba por el pasillo. Un trajeado de negro con sombrero se cruzó con ella, saludandola con el sombrero. Ella no respondió. Siguió andando hasta llegar al ascensor, y pulsó el botón de bajada.
{Joder y encima hoy el cumpleaños del personaje. Yo es que me parto. Feliz cumpleaños, doctora Misaki. Voy a editar el post y ponerlo, esta coincidencia es demasiado.}
"Ja... ja ja... ja... Y pensar que hoy es mi veinticinco cumpleaños... Feliz cumpleaños, Doctora Misaki... Doctora Jefa Oota... Feliz nuevo trabajo. ¿Le gusta? Como lleva medio año arrancándole extremidades a seres humanos, hemos pensado que tal vez le gustaría arrancarles también la mente. No es tampoco algo muy diferente a lo que ya hacía ¿verdad?"
{ } _________________
//PV: 50 PM: 12 ATQ: 5//
Armas: Revólver. Guantes protectores.
Características:
Fuerza: Excepcional
Destreza: Pésima
Agilidad: Normal
Constitución: Normal
Resistencia: Mala
Carisma: Normal
Espíritu: Normal
Sabiduría: Notable
Raciocinio: Notable
Debilidades físicas:
Los golpes eléctricos, ya que interfieren con sus implantes cibernéticos. Los golpes contundentes.
Hallándose como se encontraba, en ese estado tan débil y cansado, Misaki seguramente se habría hasta olvidado de llamar al ascensor, quedando ahí varada, en su cargado sentimiento depresivo... de no ser porque no hizo falta tocar ningún botón, pues el timbre la aviso solo, abriéndose la puerta de par en par, mostrando a quien parecía ser un hombre trajeado, con sombrero, y cabellos rojos... en el centro exacto del cubículo, ajustándose la corbata, con una tranquila sonrisa de oreja a oreja.
Sin duda fue una escena graciosa, ... o al menos... irónica en cierto sentido, pues ambos individuos se quedaron frente al otro por un espacio de dos segundos, siendo como un espejo alternativo, en el que la depresiva y llorosa señorita de pelo azul, fue reflejada en un hombre de rostro alegre y confiado con cabellos rojos como el fuego, que tras mirarla, en un simple vistazo, se molesto hasta en saludarla con una reverencia en la que se quito el sombrero, antes de echar a andar con toda normalidad, pasando de largo, rumbo al pasillo del que ella provenía... Lo mas seguro... para reunirse con Aiza Rosch...
Pero en fin, poco o ningún interés tenia ella, de ahí, que sin darse la vuelta, la Doctora avanzase el par de pasos que quedaban, y entrase en el ascensor, mirando con aire soñoliento los botones de las distintas plantas, hasta que por fin, bajando el dedo, pulso el de la entrada... necesitando agarrarse a la barandilla de su lateral, con tal de no caerse por el temblor del montacargas...
...
...
... Sin embargo, pese a que su atención no daba para mucho en aquellos momentos, y que su mente solo buscaba el marcharse de allí cuanto antes... la visión de sus ojos no pudo evitar captar ciertos detalles en la figura del pelirrojo... como esas extrañas manchas rojas sobre sus botas, traje, y camisa... de tamaño reducido, pero que sobresalieron demasiado entre tanto negro... ... ... Ademas, dentro del propio ascensor, no seria muy difícil distinguir varias manchas similares sobre el suelo, aunque algo mas apagadas, como si hubiesen intentado limpiarlas con un trapito... _________________ //PV: 50 - PM: 12 - ATK: 5//
-Fuerza: Notable
-Destreza: Excepcional
-Agilidad: Normal
-Constitución: Mala
-Resistencia: Normal
-Carisma: Notable
-Sabiduría: Normal
-Espíritu: Pésimo
-Raciocinio: Normal
·Debilidades Físicas:Cortes profundos. Ataques por la espalda.
Cuando la doctora entrase en el ascensor, y la puerta de este se cerrase y empezase a bajar, el trajeado sacaría de nuevo la vara puntero y la encendería, desactivando, esta vez las cámaras más adelante. La cadena del brazo del trajeado reapareció entonces. "¿Has visto qué cara tenía? Pálida como la luna. Pobrecilla. ¿Qué le habrá pasado?"
La alta silueta fantasmagórica del monstruo se manifestó a partir de la cadena. "Delante está el despacho del jefazo. Me extraña que aun con las cámaras desactivadas no haya venido nadie a detenernos." giró la cabeza lentamente hacia una de las cámaras, que, aunque apuntaba hacia ellos, estaba apagada. Le dio un par de golpecitos para asegurarse de que estuviera apagada de verdad. "Ese destornillador sónico tuyo da bastante miedo..." bajó y le miró con su único ojo. "Espero que no llege nunca el dia en que tengas que usarlo sobre mí." dijo, poniendole un brazo sobre el hombro amistosamente. "Bueno. ¿Cuál es el plan?" sin apartar el brazo, señaló con la cabeza a la puerta que tenían delante.
[...]
"Entonces, deja que me cambie de forma un momento." sugirió. "Por si la cosa se pone fea. Además, que quiero presumir de modelito."
"Cargando modelo humanoide tridimensional genérico de mujer. Analizando genética del anfitrión. Ajustando rasgos basándome en dichos genes. Introduciendo variaciones correspondientes. Cambiando color preferente de rojo a verde. Por favor, anfitrión Zelnox, espere un momento mientras disfruta la musica telefónica que hemos seleccionado para usted. ¡Es un éxito del verano entre los Dark Matter! Creo que ya te la he puesto alguna que otra vez..."
"Eeeuhehhh... wooh!"
La figura empezó a estirarse y encogerse, cambiando de volumen. Haciendo un poco el tonto, porque lo hacía al ritmo de la música y por eso iba más lento. Cubitos tridimensionales muy pequeñitos aparecieron en su cara y cuerpo, y empezaron a plegarse y reconfigurarse. Fue adquiriendo forma como un modelo poligonal tridimensional de mujer. Luego aparecieron las mallas tridimensionales de la ropa, y hasta un sombrero. El único ojo del fantasma y su sonrisa estirada se replegaron, dando paso a unos bonitos labios y fulgurantes pestañas. Finalmente, la aplicación de texturas y el renderizado para las luces dejaron guapísima a la silueta del fantasma, que ahora se había convertido en una mujer también muy elegante, con sus mangas de encaje y sus accesorios y anillos, su propio sombrero y hasta una florecilla encima de éste.
''¿Quien sabe? Aquí solo esta el despacho de ese señor, así que puede que la hayan bajado el sueldo, o que la despidiesen de imprevisto...'' Respondió Zelnox a las palabras de su fantasmagórico compañero, mientras que con el destornillador sonico se disponía a apuntar y desactivar todas las cámaras del pasillo, antes de que pudiesen captar su imagen. ''Lo siento por ella de ser así, pero... ¡En verdad nos viene bien! Con lo deprimida que estaba, ni se dio cuenta de lo sucio que estoy. ¡Jajaja! Era mona, ademas. No me habría gustado tener que darle un golpe con el destornillador. Con lo de abajo ya tuve suficiente...'' Y con un seco suspiro, el pelirrojo se sacudió el traje, provocando que unas cuantas gotas sueltas de sangre cayesen al suelo. ''... Uf... el que tenga que limpiar luego se va a llevar un fuerte disgusto, creo yo...'' Pero no es como si aun hubiese vuelta atrás. La misión era alcanzar esa planta, y dada la disposición de las entradas, si o si, tuvieron que ir a escondidas, eliminando a todo el que se pusiese en medio, y no tuviese el sentido común de salir corriendo al ver a un fantasma de sonrisa agradable... ... ¡Y hablando de él! Este no tardo mucho mas en manifestarse otra vez, emergiendo con forma de cadena por su brazo, reptando, como la serpiente que trataba de imitar en su diseño. Siendo entonces cuando comento unas palabras a las que Zelnox asintió inmediatamente, ya que tenia razón... y no precisamente para bien.
''Mmm... No quisiera ser alarmista, pero... puede que ya supiesen de antemano que veníamos. ¿O no te fijaste en la seguridad de la entrada? Es obvio que esperaban un intruso... y seguramente... nuestro objetivo de ahí delante también.'' Entrecerrando la mirada, el hombre con sombrero se fijo en el final del largo pasillo, allí donde imperaba una puerta automática, metálica, y bien cerrada, viéndose hasta por el color de la luz roja a su lado, que debía estar con el seguro puesto... Lo que indicaba... que esa niña de antes era la ultima visita 'legal' que esperaba el Presidente. Todo lo que viniese a continuación, seria fuera de agenda. ... No obstante, sus ojos dorados regresaron al gesto normal en cuanto dejo de pulsar el destornillador, hablando de nuevo Fantasma, poniéndole la mano sobre el hombro. ''¡Oh! ¿Así que te preocupa que pueda desactivarte?'' Pregunto, un tanto burlón, aunque no a malas, de ahí que acabase por posar su propia mano sobre la de él. ''Jeje... ¡No te preocupes, no te preocupes! Aun si soy un traidor, mentiroso, que juega al doble juego constantemente... ¡Tu estas en mi lista de 'Amigos a los que no Clavarle el Puñal por Detrás'! ¡Jajaja!''
Y metiéndose el destornillador en el bolsillo, Zelnox asintió un par de veces, dándole varios toques a su propio traje, notándose el ligero abultamiento que había bajo este. ''El plan es sencillo. Debemos entrar, presentarnos ante el Presidente... Y patearle el trasero. ¡Pero sin matarlo! La clienta insistió mucho en esto ultimo, que hay que mantenerlo con vida a toda costa. ¡Y por toda costa! ¡Me refiero a TODA costa! Ni heridas graves, que puedan complicarse. Ni 'accidentes' inesperados. ... ¡Vamos! ¡Que mas que quitarlo de en medio, debemos asegurar que siga adelante! Solo que... ... No como hasta ahora'' Dando entonces una sacudida con su mano, el pelirrojo se saco un objeto similar al alargado aparato sonico, pero de color negro, y relleno por un extraño liquido verdoso. Y tras mostrárselo a Fantasma por unos segundos, Zelnox apretó la parte inferior del tubo, con aspecto de botón, provocando que de arriba... emergiese una afilada aguja.
''Es un anulador de Nanomaquinas. Si se inyecta en el cuerpo, desactiva todos los microrobots que hayan dentro, dejándolos inutilizados.'' Explico, volviendo a pulsar el botón, retirando la aguja. ''No obstante, hay que inyectarlo directamente en el torrente sanguíneo, o si no, el contenido no podrá expandirse por todo el organismo... ... Y ahí esta el problema, que habrá que clavarle esta inyección en el cuello. Sera difícil acercarse... Mas aun tomarlo desprevenido...'' Y bajando la aguja con una mano, la otra volvió a tirar de la gabardina, enseñando ahora... un... ¿Walkman? ... ... Era de los viejos, encima, con cinta incluida. ''... ¡Pero para eso tenemos esto! ¡Jeje...! La clienta es una buena conocida mía, por lo que me confió la tarea de entregársela al hombre en cuanto terminemos. ... ¡Sin embargo! ¡Por lo que me ha contado! También nos sera útil para mantenerlo bloqueado por unos segundos. ¡La oportunidad de oro!''
"Entonces, deja que me cambie de forma un momento. Por si la cosa se pone fea. Además, que quiero presumir de modelito."
Dandole la vuelta a ambos objetos, Zelnox se los coloco en lugares estratégicos, dejando primero el Walkman colgado del cinturon, y luego la jeringuilla en el bolsillo abierto de su gabardina, ambos a la mano, para cuando tuviese que necesitarlos. Y tras eso, miro a Fantasma con su amplia sonrisa de siempre, levantándose el sombrero. ''Pues adelante. Pero trata de mantener tu estilo. El verde te queda fantástico. ¡Jajaja!'' Le comento, dándole pues espacio a Fantasma, mientras que este, haciendo sonar su música de espera, esa a la que tantos Dark Matters había visto bailar últimamente, comenzó su transformación, comprimiendo y expandiendo su cuerpo, convirtiéndolo en bits de formas tridimensionales simples, que poco a poco, al ritmo en el que Zelnox daba palmadas y movia su pie, fruto de la música... fue tomando la apariencia de una hermosísima Zelnox mujer... de color verde ''... ¡Woaaah!'' Y es que no se la podía describir de otra manera. Gozaba de sus facciones, sus detalles, sus características corporales... y hasta de una versión adaptada de su vestimenta, adornada con motivos florales, como en el sombrero. Pero, en vez de ser pelirroja, y llevar ese peinado corto aplastado que tanto le gustaba a él... Fantasma opto por su singular color verdoso, dejando a su nueva melena con un tamaño medio, ni muy largo, ni muy corto.
"Estoy listo, hermano.
...Digoooo, lista."
''Te ves mucho mejor que yo, eso te lo garantizo.'' Hablo pues él, echándole un vistazo contemplativo, de arriba a abajo. ''Casi hasta siento un poco de celos... ¡O de lastima por mi! Haber nacido mujer hubiese ofrecido muchísimas ventajas por lo que veo... ... Jeje... ¡Pero bueno! ¡Así al menos podre disfrutar de tu compañía!'' Y acabando por darle un toque en el sombrero, Zelnox se echo hacia adelante, haciendo el gesto de que le siguiese. ''Vamos, hermanita. Ya va siendo hora de cumplir el encargo...''
''Y devolverle a ese viejo héroe su gloria pasada.''
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-Sabiduría: Normal
-Espíritu: Pésimo
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·Debilidades Físicas:Cortes profundos. Ataques por la espalda.
No hizo tampoco mucho más. Ya había llorado y no habia mas que llorar. Solo queria tirarse sobre la cama y abrazarse a la almohada. Para ello, tendria que llegar a su dormitorio o su sección de la enfermería primero. Prefiriblemente lo primero. La puerta del ascensor se abrió y ella avanzó por el pasillo hasta la salida. Sus aposentos no debían estar lejos, realmente. Cogería el monorail y se bajaría en la parte de los apartamentos. El monorail era rápido, no tardarían mucho, y como no habia nadie apenas no tendria que esperar tampoco ninguna cola o meterse en algun grupo.
Abrió la puerta. Los soldados estaban aún ahí tirados, gimoteando de dolor, pero ella ni siquiera los percibió. Ni se dio cuenta de que estaban ahi, su mente estaba en otro lado, y al igual que con el pelirrojo, ignoraba absolutamente todo el entorno exterior. La abstracción de la mente puede llegar a ser así de terrorífica.
Abrió la cartera y buscó la tarjeta de monorail, por si acaso. Sí, ahi estaba, pero... ¿dónde estaba la del sobre gris? Estaba el sobre, pero no habia nada dentro. Miró sus bolsillos, y eso que la bata tenía bastantes, y no lo encontraba en ninguno. ¿Se le habría caido? Oh joder, lo que faltaba...
Dio media vuelta y miró por el pasillo del suelo, pero no vio la tarjeta por ningun sitio. Abrió la puerta del ascensor y ahí estaba: ¡la tarjeta! Ufff. Entró, la agarró, la guardó en uno de los bolsillos de la bata y... ¡Se cerró la puerta! ¡Mierda! ¡No! ¡No queria subir, queria bajar! Pulsó el botón de bajada tres o cinco veces y el ascensor se escacharró. Maldita tecnología de Arcadis, de la que tanto presumían. _________________
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Raciocinio: Notable
Debilidades físicas:
Los golpes eléctricos, ya que interfieren con sus implantes cibernéticos. Los golpes contundentes.
Tal y como sucedió en el piso de arriba, la mente de Misaki se hallaba demasiado trastocada y sobrecargada para captar mucho mas, incluso si esto se encontraba delante de sus narices. Por eso, avanzando por el piso de recepción, andando a base de tumbos y sacudidas en sus piernas... La Doctora ignoro la tétrica escena que había a su alrededor. Sin apenas luces de ningún tipo, mas allá de alguna que otra lampara oscilante por malfunción, mas que suficiente como para iluminar los charcos de sangre, y los cuerpos tirados que habían sobre ellos, repletos de heridas de bala, posible obra de una metralleta o de un subfusil... ... ... No obstante, unos cuantos muertos no eran lo que realmente sorprendía de la escena, pues tan solo eran eso, guardias colocados por las esquinas de la sala... En realidad, fueron las voces de aquellos que aun estaban vivos, los murmullos de dolor, los gritos de angustia, y la obvia desesperación que emanaba de ellos... pues... casualmente, todos los que estaban vivos, y sin apenas heridas... eran aquellos portados de un implante o dos. Sobretodo, en las extremidades inferiores. ... ... Uhmm... no podían moverlas. Dejándolos ahí, tendidos sobre el frío suelo, encontrándose los menos afortunados junto a los cuerpos de los ya muertos... Pues pese a no poder verse a simple vista... Las nanomaquinas que restringían sus emociones también estaban desactivadas. A merced, ya no solo de la escena actual, si no de toda la... basura interna, que hasta ahora los microbots habían bloqueado...
Sin embargo, lo dicho. La Doctora Oota no fue consciente de nada. O tal vez lo fue, pero su interés simplemente lo ignoro. Continuando con su camino, rumbo al mono-raíl, cada vez mas cansada, cada vez mas fatigada, cada vez mas exhausta... ... ... Hasta que de golpe, se dio cuenta del hecho, de que se había dejado atrás la tarjeta negra.
...
No teniendo mas opción si no la de volver sobre sus pasos y buscarla, Misaki regreso, pudiendo oírse de fondo los cada vez mas angustiosos gritos de los supervivientes, ya conscientes de la presencia de alguien vivo y funcional cerca. Comenzando a pedir ayuda, auxilios desesperados. ... Pero que solo recibían el silencio molesto de la Doctora, que no hallando su tarjeta por ningún lado, termino por entrar nuevamente en el ascensor. Siendo ahí, en donde, por un golpe de suerte, se la encontró tirada al fondo del mismo, pegada a la pared. Uh... tuvo que habérsele resbalado de entre las manos... no es como si ahora las estuviese apretando demasiado. Pero en fin. Ya estaba hecho. Y una vez se la guardo en el bolsillo y se dio la vuelta... la chica oyó un chasquido... cerrándose la puerta.
... ...
Ella trato y trato de pulsar distintos botones para detener el ascensor, que por si solo, tomo rumbo a la ultima planta, de donde había partido... pero por desgracia, no obtuvo resultado alguno. El montacargas tan solo subía, observando ella desde la pantallita como piso tras se piso se acercaban... Notando nuevamente el mareo, pues no es como si el aparato se mantuviese estable, dando algún que otro temblor, en el que las luces parpadeaban y los chasquidos del metal resonaban... ... Aunque... de nuevo... ni el miedo ni la impresión llegaron a afectarla. Asumiendo la situación poco después, y optando por esperar a llegar arriba, para así volver a bajar... ... ...
Lamentablemente, al detenerse...
... Fue incapaz de ignorarlo mas.
... ... ..
... ¿Cuantos...? ¿Cuantos minutos habían pasado desde que se marcho...? ¿Cinco...? ¿Tal vez diez...? ... ... Era difícil estar totalmente segura con esa depresión apretándole la cabeza... pero no pudo ser mucho. ... ... Y aun así... ... ... ... Eso. Esta escena. Esta imagen que a sus ojos se apareció nada mas abrirse la puerta del ascensor. Mostrandole exactamente el mismo pasillo por el que paso al marcharse... solo que destrozado de arriba a abajo. Hm... Señales de golpes y quemaduras por las paredes, casi de explosión. Cortes, rasgados, que habrían largos y profundos tajos en los metálicos materiales que componían el corredor. Agujeros de bala... recientes... por el suelo y el techo, en rápidas sucesiones, como los vistos allí abajo. ... ... Y sin pasar de alto... esas obvias manchas de sangre. Poco numerosas, si. De tan solo unos centímetros, y que provenían desde la entrada al despacho de Aiza. ... Dirigiéndose... de forma pausada, con algunas variaciones... ... Hacia donde ella estaba. ... ... ... No. Espera. No exactamente hacia ella. No hacia el ascensor. Observando el panel, era fácil distinguir los daños que recibió, siendo este el lógico motivo de su repentina avería. ... Pero aun así... aun si el rastro terminaba allí... ... ... ... Los signos de destrucción continuaban hacia el pasillo de su izquierda. Escaleras arriba.
Encontrándose en el ultimo piso, no era difícil imaginar a donde conducían esos escalones, pero por estar mas seguro, el propio cartelito que colgaba del techo lo indicaba: La azotea. Al fin y al cabo, por mas seco o artificial que fuese el edificio, con semejante altura, seria estúpido no disponer de un lugar para contemplar las vistas en todo su esplendor. Y mayor motivo, si era Aiza de quien estábamos hablando. A ese hombre debía encantarle observar su propia ciudad con vista de halcón... ... por lo que... ¿Seria allí a donde se habría dirigido? ... ... ¿O estaría aun en su despacho? ... ... ... No tenia forma de saberlo a no ser que fuese a mirar. Y tenia dos opciones. ... Tres, si contaba con el marcharse y hacer como que no había visto nada.
{Si, se que dije que no iba a hacer esto a lo quest. Pero no pude resistir la tentación de poner momento elección o.o} _________________ //PV: 50 - PM: 12 - ATK: 5//
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·Debilidades Físicas: Daños en su columna. Electricidad. Golpes fuertes en la cabeza.
Qué demonios estaba pasando... ¿Un intruso? Entonces, ¿por qué no había sonado la alarma? Aquello era un asunto muy serio que le venía grande, muy grande. Ella era una civil. No pintaba nada en aquello, no pintaba nada.
Lo mejor sería irse y avisar a las autoridades.
Entonces ¿por qué se encontró abriendo el despacho del señor Aiza con su recien obtenida tarjeta? Tal vez por lealtad, por respeto al jefe que había admirado tanto desde siempre y que ahora... le había mostrado con franqueza directa en qué se había convertido. Arcadis era el hogar y lugar de los monstruos, donde monstruos y su hermano como ella podían estar a salvo. Sentía como que al menos, tenía que mirar si Aiza estaba ahi, y avisarle. Si no estaba, entonces habria subido a la azotea, y estaría enterado, y aquello ya no sería de su incumbencia y podría marcharse. Si estaba, le avisaría y se volvería a marchar. Sólo sería un momento de cualquiera de las formas. _________________
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Carisma: Normal
Espíritu: Normal
Sabiduría: Notable
Raciocinio: Notable
Debilidades físicas:
Los golpes eléctricos, ya que interfieren con sus implantes cibernéticos. Los golpes contundentes.
Lo primero en lo que se fijo Misaki al acercarse a la puerta fue el tremendo tajo que tenia en medio, uno tan grande y profundo, que comunicaba con el otro lado, pudiendo observarse, parcialmente, el interior sombrío del despacho. No obstante, solo una ínfima porción de luz llegaba a sus ojos por ahí, así que no le resultaba muy útil... aunque sin duda, impresionaba y... asustaba por partes iguales. Al fin y acabo, aquella no era una puerta cualquiera, era la puerta a Narnia, si no que era la puerta del despacho presidencial de una de las naciones mas paranoicas con la seguridad del mundo. Por lo tanto, que sus materiales fuesen capaces de resistir explosiones, quemaduras, y todo tipo de daños superficiales o estructurales, era mas que obvio... ... Así que... ¿Como? ¿Como consiguió, lo que fuese que hizo aquello, rasgar de semejante manera el metal? ... y ni siquiera tenia pinta de ser algo realmente intencionado, si no mas bien, similar a los otros cortes por las paredes... Meros daños colaterales...
Pero motivada por la lealtad a Aiza, y puede que hasta por un poco de esa curiosidad innata suya, la Doctora acerco la tarjeta negra al lector, aquella con un Rango de Seguridad tan alto como el del Presidente, causando en primer lugar que el aparato pitase, que cambiase su luz a un color amarillo, y finalmente... que encendiese la alarma y Misaki saliese surfeando sobre los robots de seguridad que el portón temblase un poquito, y se abriese de par en par, ... ... Contemplando así, de primera mano, el ruinoso despacho.
Si lo anterior, con el pasillo y la puerta, lograron sorprenderla, lo que vio aquí dentro fue de todo menos preferible... ya que la escena era mucho mas caótica. Muchísimo mas. Con la enorme mesa presidencial partida en dos, los suelos abiertos en varias secciones, y carentes de aislamiento, junto a las sillas destrozadas, encajadas una forma ridícula contra las paredes... abriendo agujeros grandes en ellas, como si de auténticos proyectiles se tratasen... ademas de medio techo, en la parte derecha de la habitación, completamente derruido, aplastando varios aparatos de los que saltaban chispas y llamas ligeras, a nada de propagarse, y comenzar un incendio. Siendo estas llamas, el único recurso de luz del que Misaki dispuso allí dentro, aparte de una bombilla superviviente en los restos de la mesa... ... ... Y fue precisamente bajo esta, de manera, que quedaba bien enfocado e iluminado... se hallaba...
Un sombrero fedora.
Por supuesto, sobraba decir que Aiza no se hallaba por ningún lado, o al menos no que ella lo viese durante el primer vistazo. De ahí, que echando una segunda, y tercera mirada, Misaki andase unos cuantos pasos mas, tratando de no tropezarse con los numerosos agujeros, restos, y destrozos, que habían esparcidos por el piso... intentando acercarse a los dos tablones de madera, para así observarlos detenidamente... ...
*CRACK*
... Pero justo sus pies pisaron algo. Algo duro. Algo metálico... ligeramente fragmentado en varios trozos... que ella movió con el zapato, comprobando su extensión y su volumen. Acercándolos a la luz. Acercándolos a su campo de visión. Dándose cuenta entonces... De que eran los restos de un sable. Una espada, con su empuñadura y todo, partida en varios puntos, tal y como si hubiese recibido un fuerte golpe. ... ... Aparte, gracias al mango, Misaki logro identificar que se trataba de un arma Arcadiana, pues llevaba el símbolo del ejercito grabado por encima, junto al numero de serie. Siendo uno de esos sables fabricados en masa para la antigua milicia, cuando SOLDADO aun existía. Por lo tanto, si bien era normal que estas armas se rompiesen con coherente facilidad, ¿Que significaba para la situación actual? Mas allá de la espada, no veía ningún otra arma. ... ... Aunque, siendo sinceros... con tan poca luz, como para ver mas allá de s-
....................
... ... ...
... ...
...
El horrendo sonido de un generador desconectándose... retumbo en sus oídos por un largo rato, antes de que sus ojos reaccionasen a la ahora apagada bombilla, quedando oscuras, totalmente a oscuras, con solo el anaranjado filtro del fuego a su derecha... Pero sin mas chispas que lo alimentasen. Al fin y al cabo, se había cortado la electricidad. Completamente. En todo el edificio. Y sin corriente que hiciese funcionar el ascensor, poco menos que se hallaba atrapada en la ultima planta de un edificio de mas de 100 pisos. ... Sin nadie al que recurrir, ni teléfonos a los que pedir ayuda... ... Teniendo disponible... un único destino. ... ... ... ... ... ... ¿... Por que le estaba empezando dando la impresión...? ¿De que todo aquello estaba sucediendo a posta? _________________ //PV: 50 - PM: 12 - ATK: 5//
-Fuerza: Normal / Excepcional
-Destreza: Notable / Notable
-Agilidad: Notable / Normal
-Constitución: Normal / Notable
-Resistencia: Excepcional / Normal
-Carisma: Mala / Mala
-Sabiduría: Normal
-Espíritu: Pésimo
-Raciocinio: Normal
·Debilidades Físicas: Daños en su columna. Electricidad. Golpes fuertes en la cabeza.
Con una tranquilidad horrorizante, y de hecho muy propia de su compañera de piso, la doctora Lifeline, sencillamente sacó una linterna de su bata y la encendió, y después fue hacia el escritorio del Presidente y abrió los cajones. No para cotillear, sino simplemente para buscar algún tipo de arma cercana, como era de costumbre que los altos dirigentes hicieran por allí. Recogió también el sombrero, pero en lugar de ponerselo lo guardó en algún lugar del inventario {BECAUSE YES}.
Después de eso, abandonó el despacho y se dirigiría a la azotea, con una tranquilidad, nuevamente, inquietante. Parecía que aquello no iba consigo, si salia un alienígena invisible o un robot samurai invisible asesino como en las peliculas y la mataba, pos muy bien. Aunque se acordó de Anthony y le dió una pequeña sensacion de arrepentimiento, pero estaba tan cansada y aburrida de la vida que hasta le daba igual, y la descartó rápidamente. {die}
Y así, casi arrastrando los pies, como si la propia zombie fuera ella, se dirigió hacia la azotea. _________________
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Armas: Revólver. Guantes protectores.
Características:
Fuerza: Excepcional
Destreza: Pésima
Agilidad: Normal
Constitución: Normal
Resistencia: Mala
Carisma: Normal
Espíritu: Normal
Sabiduría: Notable
Raciocinio: Notable
Debilidades físicas:
Los golpes eléctricos, ya que interfieren con sus implantes cibernéticos. Los golpes contundentes.
Caminando hacia el torcido mueble, con linterna en mano, la Doctora se aproximo a los tres cajones del lateral, en donde el Presidente debía tener guardadas sus cosas, al fin y al cabo, ella le vio sacar el prototipo del S.O.P de ahí, junto a un puro, unos vasos, y la botellita de licor de la que bebió al final. Por lo tanto, para un dirigente como él, mantener un arma cerca suya no seria tan raro, ¿Y que mejor lugar para esconderla si no ahí? Así que, agachándose, Misaki los inspecciono por encima, antes de comenzar a tirar del primer manillar, ... ... Sin obtener resultado. La gaveta no cedía, como si estuviese atascada... pero dada la Fuerza Física que ella tenia, y de lo mucho que tiro, mas bien parecía que se hallaba encajada al mismo mueble con clavos, porque no daba ni el mas mínimo temblor. ... Por tanto, sin muchas ganas de preocuparse, simplemente paso a las otras dos, tirando de la segunda, que tampoco se abría, y finalmente de la tercera... ... que con un único tirón, se salio del mueble entero, cayendo secamente en el suelo. ... ... Pudiendo ver así, en un rápido vistazo, el arma que contenía.
Tal vez no supiese tanto de armas como su hermano, pero sin duda se conocía lo básico. Una pistola semiautomática, de calibre medio, y cargador tradicional. Nada del otro mundo, aunque suficiente para matar a otra persona, eso seguro. No obstante, reconociendo su diseño como arma Arcadiana, Misaki ni se molesto en tratar de pulsar el gatillo o retirar el cargador... pues no era posible. Y el motivo se encontraba en esa pequeña tira de luz roja que había en el lateral, bien visible, señalando que dicha pistola se hallaba bloqueada por un Perfil de ID. A fin de cuentas, la inmensa mayoría del armamento fabricado en Arcadis durante el ultimo año, fuese del tipo que fuese, incluyendo vehículos de Guerra, llevaba añadida esa tecnología de Identificación, impidiendo que nadie sin los permisos adecuados pudiese utilizarlo. Y en cuanto a permisos, como no, se refería a Nanomaquinas. Todo la población las usaba hoy en día, tanto por su utilidad, como por capricho, como porque eran imprescindible para según que trabajos, sobretodo aquellos con una faceta administrativa importante, suministrando información personal y laboral a una velocidad mayor que la que un curriculum ofrecería, y sin el riesgo a falsificaciones o engaños por parte del individuo. Siendo ella no muy distinta, portando también unas cuantas. De carácter simple, como Nephry y Anthony, y altamente modificadas por este ultimo. Pero las llevaba. Y dado que las suyas solo tenían la ID de Investigadora, normal que el arma no reaccionase, para el caso, era como una civil cualquiera... Pero en fin, ¿Que iba a hacer? ¿Dejarla ahí? Mejor llevársela, por si las moscas.
Metiéndosela en la chaqueta, junto a su revolver, la Doctora se llevo también el sombrero tirado en el suelo, poniéndoselo en la cabeza colgándolo de su cinturón, y una vez echados varios vistazos extra, sin descubrir nada nuevo, sus pasos procedieron a marcharse hacia la puerta, andando con paso lento, hasta atravesarla, ... cerrándose en un fuerte golpe tras sus espaldas. Idéntico al portazo anterior. Solo que... ... mas extraño, pues no debería haber electricidad... ... ... Bueno, mejor para ella, supongo. Asi el humo y el fuego no se extenderían. Tenia vía libre para continuar. Rumbo a la azotea...
Todo se sentía tan raro así... con ese ambiente... callado y vacío... Normalmente, aunque tratándose de un edificio donde la formalidad se mantenía en cada planta, los sonidos zumbantes de la electricidad, de la maquinaria funcionar, del ajetreo, y el simple movimiento, eran mas que suficiente para llenar sus oídos con... Algo. ... Aunque ahora, era como andar por un cementerio. Un cementerio hecho de metal y hormigón.
... Hm... De no hallarse tan agotada, el miedo seguramente la habría invadido ya... pero por desgracia, su cansancio y desgaste eran tales, que actualmente, le daba todo igual. Y no solo por lo que pudiese encontrarse una vez cruzase ese pasillo, si no también por lo que le sucediese. Que una pared le cayese encima, que se tropezase y se golpease la cabeza, que el culpable de todo apareciese y la atacase... ... No le importaba en lo mas mínimo. Limitándose a seguir andando, a avanzar por la ruinosa galería, pasando frente al ascensor... girando a su izquierda... caminando, caminando, caminando... hasta alcanzar el comienzo de las escaleras. El inicio de su subida. Comenzando, paso por paso, escalón tras escalón, a ascender, sin levantar mucho la cabeza, mirando hacia el suelo y hacia sus pies... sumergida en su despreocupada mente, carente de intenciones o inquietudes... ... No llegando ni siquiera a apreciar los cada vez mas notorios sonidos que provenían de allí arriba. Sonidos de disparos rápidos. Golpes secos. Gruñidos, y algún que otro quejido. Acompañado, ademas, de ligeros temblores que sacudían paredes y piso, sacudiendo los peldaños, sacudiéndola a ella... ... ... Pero nuevamente... Sin sacarla de si misma.
Tan solo siguió andando.
Tan solo siguió andando.
Tan solo siguió andando.
Tan solo siguió andando.
Andando, andando, andando...
A pocos pasos de la puerta.
A pocos pasos de una puerta cerrada.
Andando, andando, andando...
A pocos pasos de una temblorosa puerta.
A pocos pasos... de una puerta abriéndose...
Sola. Sin nadie atrás o delante que empujase.
Andando, andando, andando...
Viendo la grisácea luz del final.
Notando la brisa fría nocturna sobre su piel.
La oscura noche.
Andando, andando y andando...
Llegando al ultimo escalón... Misaki dio otro paso.
Y levantando la vista...
Su atención...
... Capto esa figura.
... ... ...
... ...
...
Aiza Rosch.
Se hallaba ahí, a ocho metros de ella, en medio de la azotea, con una pose erguida e imperativa, que con solo verla, la afecto ligeramente, en un sentimiento respetuoso del que aun en su estado, no podía escapar... ... Pero si desviar, y es que los detalles de su figura pronto comenzaron a causarle dudas, como por ejemplo, las ropas que llevaba. Ni su uniforme militar azul, ni su chaqueta blanca, se hallaban puestas en él, si no que por el contrario, Misaki las reconoció tiradas en el suelo. Algo agujereadas y manchadas, igual que si hubiesen sido atacadas y posteriormente pisadas, sin ningún cuidado. Por lo que ahora, tan solo portaba esa camisa negra tan remarcada, con unos tirantes y cinturón del colgaban una serie de espadas ligeras, algo ensangrentadas, y cuyo diseño... era el mismo... que reconoció en su despacho. ... ... Sin embargo, era extraño, porque aun estando los sables cubiertos de sangre, el propio Aiza, no tenia ni una sola herida visible por todo su cuerpo. Ni una sola mancha. ... Excepto en las botas, claro. Ahí, las manchas rojas se mezclaban con agua y algo de barro, fruto del escenario, idéntico al que ella presencio allí abajo. Con tuberías abiertas, soltando chorros a presión... Con trozos de suelo y muro, cubriendo el piso... Y ascuas semi apagadas, en cada rincón... Eran los obvios restos de una pelea, de una batalla ardua e intensa. ... ... ¿Pero contra quien? ¿Quien era el rival...? ¿El enemigo del que salio esa sangre...? ... ... ... Bueno... No estaba muy lejos, eso sin duda. Necesitando solamente mover un poco la mirada hacia su izquierda para reconocerlo...
El pelirrojo de antes.
A la misma distancia que Aiza, ocho metros, este hombre reflejaba lo contrario que su rival, encontrándose encorvado, sosteniendo su peso con una de las manos en la rodilla, mientras respiraba y suspiraba en toscas bocanadas, obviamente cansado. Y es que el motivo era fácil de ver... Heridas, heridas y mas heridas. Mayormente cortes, por el torso, piernas, brazos... y aquella que resultaba mas llamativa, la del hombro derecho, muy profunda, a la par que sangrante, dejando un pequeño charco bajo sus pies, y cuyo rastro podía verse por la mayor parte del suelo, dando a entender, que llevaba con ella un buen rato. Y si a esto se le unían las señales de golpes directos en su rostro y estomago, que habían generado rasgaduras importantes por el traje... daba hasta dolor de ver. ... ... Sin embargo, el pelirrojo, aun con todo, seguía intentando mantener esa sonrisa. Mas afilada de la que ella recordaba, y bastante pronunciada, debido a sus ahora peliagudos cabellos... pero sonriendo, después de todo. Por esto, no fue de extrañar, que tras diez segundos recuperando el aire, este intentase erguirse, sacudiendo su brazo sano, aquel, en el que sostenía una pequeña metralleta ligera...
Tenia pinta de que ambos iban a seguir peleando, que no habían saldado sus diferencias, y que por tanto, continuarían hasta acabar con el otro. E incluso hallándose ahora Misaki en medio, sus atenciones seguían enfocadas en pelear, en pelear, en pelear... ... ... O por lo menos... eso fue lo que pareció en un principio. Pues tras dar ella ese ínfimo paso en falso... El ojo de Aiza se clavo en ella como una aguja ardiendo. ... ... Solo para... ... ... terminar por sonreirle.
''Oh, Doctora Oota, que sorpresa volver a verla... ¿Desde cuando ha estado ahí observando?'' Hablo y cuestiono este, girando su cuerpo entero hacia ella, ... no pareciendo importarle que su rival también era consciente de lo que pasaba. ''... Bueno... Eso no importa mucho. Al fin y al cabo, usted es ahora Directora. Poder ver esta clase de asuntos va incluido en su permisiones... Hohoho...'' Y riendo plácidamente, Aiza cambio su pose, agarrando con una sola mano el sable que sostenía. Tan tranquilo. Tan calmado. Tan relajado. Tan... tan... ... ... Pasivo. Era mas o menos como ella. Solo que enfocando su desinterés en lo que sucedía a su alrededor. En ese combate. En su enemigo... _________________ //PV: 50 - PM: 12 - ATK: 5//
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-Destreza: Notable / Notable
-Agilidad: Notable / Normal
-Constitución: Normal / Notable
-Resistencia: Excepcional / Normal
-Carisma: Mala / Mala
-Sabiduría: Normal
-Espíritu: Pésimo
-Raciocinio: Normal
·Debilidades Físicas: Daños en su columna. Electricidad. Golpes fuertes en la cabeza.
Misaki tenia una expresión en la cara lamentable, parecía un muerto viviente. Pero cuando levantó la mirada y vio que el señor Aiza estaba vivito y coleando, esbozó una pequeña mueca, una dolorida sonrisa de alegría en medio de la angustia que sentía y seguía sintiendo. Al menos, el señor Aiza estaba bien, el señor Aiza estaba bien, gracias al cielo.
Miró a la izquierda y localizó el enemigo. Rápidamente dedujo, a su parecer, todo lo que en escena habría pasado. No era sino la espada de Aiza la que había acabado rompiéndose, y todos los destrozos no habían sido de un monstruo alienígena, un samurai cyborg invisible ni nada por el estilo, sino del combate entre el señor Aiza y Sam aquel trajeado.
Sin pensarlo mucho más, teniendo ella ahora la atención de los dos, metió la mano en el bolsillo de su bata y sacó...
Un sombrero.
Que le lanzó sin decir palabra alguna al tío del traje.
Yyyy aprovechó la distracción que ella misma acababa de provocar en su rival para lanzarle rápidamente al señor Aiza, que seguía mirándola, su propia pistola.
{Oh jojojo qué malota soy (?)} _________________
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Armas: Revólver. Guantes protectores.
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Fuerza: Excepcional
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Raciocinio: Notable
Debilidades físicas:
Los golpes eléctricos, ya que interfieren con sus implantes cibernéticos. Los golpes contundentes.
Aiza mantuvo su rostro calmado enfocado en Misaki hasta que ella hizo ese gesto inicial, lanzando el sombrero a su enemigo, provocando que él desviase la mirada hacia este, casi de reojo, aunque sin llegar a rebajar aun su sonrisa. Una sonrisa igual de tranquila y relajada. Que comparada a la del pelirrojo, el cual trataba de resultar irónico o positivo, en medio del borde la derrota... la suya era mas... Pasiva. Indiferente. Inerte... Siendo la misma faz que puso en su conversación anterior con la Doctora, como si fuese una especie de maquina que solo repetía y repetía lo mismo, sin ninguna necesidad de cambiar este hecho. Por ello mismo, no intervino ante el lanzamiento, permitiendole a ese hombre una pausa para que agarrase y se pusiese su sombrero, ... aunque... no en un gesto de honor o respeto... No, no... si no porque a su atención, algo mas importante y llamativo le hizo volver a girarse, mirando como Misaki, trataba de lanzarle la pistola.
''¿Hmm? ¿Has venido hasta aquí solo para traerme esa arma?'' Le pregunto, sonando un ínfimo sentimiento mordaz en su voz, que al final, hasta le hizo reír. ''¡Hahaha! ¡Que niña mas obediente estas hecha, Doctora! Sin duda no me he equivocado contigo. Tan fiel y leal... A la par que honesta y sincera...'' ... Pero aun si vio, entendió, y agradeció su gesto, Aiza se recoloco en su posición inicial, sacudiendo la espada, en un agudo corte que resonó en los oídos de la chica. ... Siendo posiblemente este el motivo, la razón de que se diese cuenta... de que la pistola no había llegado hasta el Presidente. No cayendo ni en sus manos, ni junto a él, ni en el suelo... No llegando si quiera a acercarsele. ... No llegando... ni a salir de la palma de su propia mano. Y es que, para su sorpresa... la pistola seguía ahí. Bien sujeta. Bien agarrada. Sin soltarse. Pues, por mas intención que tuviese, y mas fuerza que pusiese en el lanzamiento... el arma simplemente permanecía pegada, obligandola al final, en pura extrañeza, a echarle un rápido vistazo, de arriba a abajo, de izquierda a derecha... ... dándose cuenta por fin... tanto táctil... como visualmente...
Que el seguro ID se había desactivado
... ... ... ...
... ... ...
... ...
...
''Ayúdame con este intruso, Doctora Oota.'' ... Dijo... ... o mas bien, ordeno Aiza, a pocos segundos de la revelación. Sin mirarla si quiera. Y con el brazo de la espada levantado hacia un lado. ''Tengo claro que su compromiso es cierto y verdadero, tanto conmigo, como con el resto de Arcadis, y nuestra visión de futuro... Pero las palabras no sirven sin acciones que las validen. Así que aquí tiene su ultima prueba. La demostración de sus ideales... ¿Tendrá el coraje de matar por Arcadis, Misaki? ¿Tendrá el valor de hacerlo por lo que crees, Misaki? ... ... O tal vez... ¿Tendrás el instinto de proteger a aquellos que, como tu hermano... corren peligro por enemigos como estos?... Ummm... Usted decide.''
... Sin decir nada mas, estirando su espalda hacia adelante, el Presidente se preparo para cargar de frente, dejando claro que iba en serio con aquello... y que de verdad, quería que Misaki combatiese. ... ... Pero bueno, él ya estaba ganando, ¿No? Aun si la estaba poniendo en una situación comprometida, nadie podría culparla en querer negarse y marcharse, ¿A que n-
*PLOF*
... ... ... Y la puerta por la que vino se cerro tras de si. Con el chasquido de la cerradura incluido. ... ... ... Sin duda, todo estaba preparado para obligarla a vivir aquello. Su decisión. Su forzada decisión. _________________ //PV: 50 - PM: 12 - ATK: 5//
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·Debilidades Físicas: Daños en su columna. Electricidad. Golpes fuertes en la cabeza.
Cuando tuvo la pistola en sus manos, desencriptada y completamente funcional, y mientras que Aiza le pedía y ordenaba que le ayudase contra el intruso, como obviamente cualquier jefe o compañero le pediría en una situación de crisis y vida o muerte como aquella, lo que se le pasó por la cabeza fue algo muy diferente. Mientras Aiza soltaba aquel discurso a su juicio sin sentido alguno y redundante (lo decía como si ella no tuviera ya las manos manchadas de sangre, y aquello fuera un rito de iniciación. Nada más lejos de la realidad: como si no se le hubieran muerto pacientes a lo largo de su carrera, durante las operaciones, ya fueran forzadas o no, y como si ella no hubiera sentenciado a muerte a todos y cada uno de los habitantes de aquella dimensión de la que procedía Anthony, menos uno). Misaki le estaba dando vueltas a otra cosa en la cabeza. ¿Por qué no coger esa pistola y dispararse en la sien directamente? Así todo sería mucho más fácil y sencillo. Tanta desesperación que sentía... ¿por qué no acabar con ella tirando del gatillo? Recordó que tenía siempre un revolver en su bata. Para protegerse, decía. Pero en el fondo, también para estar siempre preparada para suicidarse si hacía falta.
Sí, podría acabar con ello ahí y ahora... aún si la pistola de Aiza se desactivaba cuando ella se apuntase a si misma, siempre le quedaría su propio revólver... ese... ese no tenía el cifrado unipersonal... Misaki levantó el arma, apuntando hacia el espacio libre entre Aiza el trajeado... Y también pensó... ¿y si disparase a Aiza? Una vez más, con el revólver si hacía falta... Así no habría proyecto SOP, y podria cómodamente hacer como que nada había pasado, como había estado haciendo durante toda su vida. Inclinó la pistola levemente, levísimamente hacia el lado de Aiza. Olvidaba que el Presidente estaba reforzado con todas esas nanomáquinas, y tenía esas espadas y capacidades sobrehumanas, y que un tiro de cualquiera de las pistolas no le haría nada. Pensó en su lugar, que dispararle a la única persona que había sido franca con ella, y que le había ofrecido protección y ayuda, que disparar a ese monstruo que era como ella, la haría, si cabía, no ya un monstruo, sino una maldita psicópata hipócrita, caótica y estúpida.
Inclinó la pistola ahora hacia el lado de Zelnox. Después la movió hacia él. Apuntó a su cabeza... Nunca había disparado un arma, en realidad. Probablemente fallara el tiro. Pero daba igual, dispararía, y ya está... y... y tal vez, si disparaba a alguien, total, como ya había corrido sangre por sus manos, se haría aún más fuerte. Y esa fuerza le podría servir... sí... sí señor, le podría servir para poder atreverse a dar el paso sobre ella misma...
Apuntaba a Zelnox, le temblaba el pulso, no sabía qué expresión estaría poniendo. Y aún así, el dedo sobre el gatillo no se movía.
¿Es que ni siquiera tenía el valor para defender a su jefe? -Una cobarde... una cobarde que solo huía y huía... esa soy yo... maldita sea... esa soy yo... Una cobarde que ni siquiera es capaz de apretar el gatillo... ni para salvarme ni para salvar a nadie...- _________________
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Armas: Revólver. Guantes protectores.
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