Comando Pop'Star

Ansem · Publicado: 30 Apr 2013 7:26 pm

''Ya veo... Hans Deng... Bonito nombre, sin duda'' Pese a que ya lo había oído de boca de los ahora mercenarios muertos, escucharlo del responsable, le provocaba un extraño escalofrió por la espalda, muy agradable. ''Por lo que le escuche a estos perros de guerra, eres alguien famoso. ¿No es así? Jeje...'' Su sonrisa no paraba de aflorar cada vez mas, sin dejar de mirar a Hans fijamente. ''Una lastima que no oyera hablar de ti antes. Pero como comprenderás... Incluso alguien como yo, no puede saberlo todo. Jaja... Digamos que... Tengo, ~~poca Sabiduría~~ en ese sentido.''

Tras reírse un poco mas, Ansem, acabo por acercarse al lugar de donde encontraron a Hans, sentándose sobre una roca plana, acomodándose. ''¡Ven! Siéntate y relájate. Esta batalla ya no me es interesante, y tampoco debería serla para ti. Mejor charlemos. Pues incluso en la batalla, uno tiene que ser civilizado. Y tu... No es que seas precisamente como ellos. Jeje... Por supuesto que no. Tu no eres un perro de batalla... Tu eres mas.. ¿Como un lobo, a que si?''
El hombre, de pronto se llevo la mano al bolsillo de su chaqueta, sacando de un tirón, un puro. ''Si... Las Guerras, los Conflictos... Ya no se aprecian como antes. Todas están llenas de niñatos y criajos, que solo vienen aquí a matar o a ganar dinero. ¡Ninguno aprecia el arte de matar! Y muchos menos son... Los que lo aprecian como es debido'' Soltó, repitiendo finalmente la misma frase que dijo al principio, suspirando profundamente, justo antes de llevarse el puro a la boca y encenderlo con un mechero.

Hans podía verlo perfectamente... Ansem no era como el resto. Estaba claro que no era un Soldado, no había venido allí a matar... Si no a ver matar. Pero por otro lado... No era como el típico jefe guerrillero, era distinto, pues su único objetivo era ese... 'Conflictos, Guerras, batallas'. No había nada detrás de eso. Y encima, pese a ese deseo tan bestia e inhumano... Seguía siendo educado, a su manera.
''Námaste... Eso es del viejo Oriente. Para dar perdón y gracias, si es que me acuerdo bien. Jajaja... Bastante honorable por tu parte. Matas salvajemente, pero conservas el honor. Luchas, matas, te manchas las manos... Pero tu mente esta limpia, no corrupta y sucia. Si, si, si...'' Al terminar de hablar, Ansem volvió a sujetar su puro, soltando una bocanada de humo gris ... Para luego empezar a toser con fuerza. ''¡Puaj! ... Maldita sea. Estos puros de Arcadis, parecen hechos con plástico de neumático.''
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//PV: 70 - PM: 17 - ATK: 9//

-Fuerza: Normal / Excepcional / Normal / Notable
-Destreza: Notable / Mala / Normal / Normal
-Agilidad: Excepcional / Normal / Pésima / Mala
-Constitución: Normal / Notable / Mala / Pésima
-Resistencia: Mala / Normal / Notable / Normal
-Carisma: Pésima / Pésima / Excepcional / Notable
-Sabiduría: Normal
-Espíritu: Notable / Notable / Notable / Excepcional
-Raciocinio: Normal

·Debilidades Físicas: Ataques y Hechizos de Luz. Ataques Físicos. [Solo en forma Major y Ansem]

·Armas / Objetos
-Hoja de Luna
-Bastón Pandemonium

·Guardian Force:
-Fuerza: Mala
-Destreza: Normal
-Agilidad: Notable
-Constitución: Normal
-Resistencia: Notable
-Carisma: Pésima
-Espíritu: Excepcional
-Sabiduria: Normal
-Raciocinio: Normal

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''¿Salvar el mundo? ¿Conquistarlo? ¿Reconstruirlo? ... Pff... ¡AJAJA! ¡No me hagáis reír!''
''¡TAN SOLO BUSCO ARRASAR CON TODO!''

-Capitan_Hans- · Publicado: 01 May 2013 6:18 pm

Aquel extravagante hombre comenzó a hablarle con suma tranquilidad y alegría, como si nada. Como si no hubiera acabado de presenciar una masacre en directo.

Aquel hombre le invitó a sentarse y relajarse, y así lo hizo. Después de todo, aparte de retirar los cadáveres de su improvisado refugio, no tenía mucho más que hacer allí. Ya los apartaría cuando empezaran a oler.

En efecto, aquel hombre era sorpredentemente civilizado. Lo más civilizado que había visto Deng en mucho tiempo, pues en aquel poblado medio en ruinas en medio de la nada, donde esas pequeñas guerrillas asolaban continuamente, uno no podía esperar nada mínimante 'civilizado'.

Aquel hombre le comparó con un lobo. Curiosa comparación, sin duda. Al parecer, era más noble que aquellos 'perros de guerra', pero a fin de cuentas no dejaba de ser uno de ellos.

El arte de matar... Era cierto que, en el fondo, una pequeña parte de él disfrutaba con ello. De la cacería. Del placer de aventajarse a la presa. Sí, la parte más animal de él disfrutaba con todo ello, pero sólo la parte animal. Si tenía que matar por sobrevivir, lo haría, y con gusto, pero jamás dejándose llevar. Precisión, sangre fría y astucia... Siempre le habían funcionado cuando era... legal. En aquel ambiente salvaje y animal, no era diferente. Por una razón el hombre había ganado a las bestias en edades de palos y piedras.

Sí. Námaste era una expresión del antiguo oriente. Aún hoy se utilizaba. Sí, servía para saludar y despedirse, para rendir respeto y pedir disculpas. Las palabras son profundas, pueden tener muchos significados según qué.

Notó cómo el hombre empezaba a toser del tabaco. Al parecer, la marca no era buena. Hans se llevó una mano al interior de la chaqueta... Creía recordar que un viejo aliado le regaló una vez un puro hábano, al parecer, de primerísima calidad. Pero él no entendia de esas cosas, y ni siquiera fumaba, así que no estaba seguro de si era cierto. De todas formas, a él no iba a servirle de nada, así que lo sacó y se lo ofreció al desconocido. Después de todo, era la primera persona que se paraba a conversar con él en meses.
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-Armas-: Mauser C96 modificada (cañón extra largo)
-Características-:
Fuerza Excepcional Destreza Excepcional
Agilidad Notable Constitución Notable
Resistencia Normal Carisma Pésima
Espíritu Malo Sabiduría Notable
Raciocinio Normal

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Ansem · Publicado: 02 May 2013 12:41 am

Al ver como Hans se acercaba y le ofrecía un puro, se sorprendió muchísimo, quedándose un par de segundos quieto, sin decir ni hacer nada. No obstante, al final, sonrió un poco, riendo de nuevo. ''¡Jejeje! Un perfecto luchador, honorable, y encima, con buen ojo para los puros. ¡Me sorprendes chico!'' Le soltó, aceptando el ofrecimiento, y tirando su puro al suelo, colocándose el recibido en la boca y encendiéndolo. Al final, tras degustarlo un poco, abrió la boca, soltando la bocanada de humo, algo mas clara que la anterior. ''Si... Esto es otra historia... Hasta tiene un ligero sabor a menta. ¡Jaja!''

Ansem estuvo así durante un rato, cinco o seis minutos, disfrutando, y acomodado muy tranquilamente en esa roca. Y finalmente, cuando del puro solo quedaba poco menos de la mitad, lo arrojo también al suelo, suspirando la ultima humareda. ''Ah... Esto estuvo bien... Muy bien...''
Incluso a la hora de fumar había sido elegante, por lo que quedaba bien claro que no se trataba de un hombre cualquiera. Era alguien... Distinto. Distinto a los perros de allí, pero también de los típicos ricachones que en el pasado contrataban los servicios de Hans. Él era diferente... Igual que Hans.

''La vida esta para vivirla, chico'' Soltó de golpe, mientras subía una de sus piernas a la roca, entrecruzándola. ''Vivirla... Incluso si tu único motivo es morir. Pues... ¿Que es la vida si no trabajo y esfuerzo? Sin ello, el fin no vale la pena. Es tan solo... Una meta mas. Sin gloria ni sentido.'' Dicho tal y como lo dijo parecía casi poetice, e incluso intensifico aun mas la sensación, moviendo sus brazos en forma teatral.
''Yo... He vivido mas de lo debido para cumplir mi meta. ¿Pero que hay de ti, Hans? ¿Cuantas vidas has tenido que vivir para alcanzar la tuya? ¿Cuantas... Veces has usado y te han dado uso? Hm... Supongo que estarás cansado de ir por ahi sin objetivo alguno. Es por eso que... En mi humilde modestia... Estaría dispuesto... A echarte una mano...''

''... Jeje... ¡Pero creo que es bastante obvio, lo que quiero! ¿Verdad? No voy a mentirte, muchacho. Eres útil, ¡Muy útil! Tus habilidades, tu experiencia... Me serian de mucha utilidad en mi sueño. No obstante, también quiero ser justo, y por ello te ofrezco una oportunidad de seguir esta vida que has elegido, de una forma mas profesional. ¿Y sabes por que estoy tan seguro de esto?'' Pregunto, y sin darle tiempo a contestar, se levanto rápidamente, estirando sus brazos, y encogiendo su espalda hacia delante... Colocando un rostro... Extraño. Era una cara sádica, monstruosa y cargada de rabia en el fondo. Pero como todo lo que él hizo hasta ahora, conservaba la elegancia. De alguna forma incomprensible.

''Estoy tan seguro... Porque se... Que mi objetivo es similar al tuyo. Ejeje... ¡Yo quiero Guerra! ¡Una Guerra digna de lobos como nosotros! No por carroña, o por oro. ¡Si no por honor! ¡Por ideales, por EMOCIONES! ¡POR NUESTRA PROPIA DECISIÓN, SIN NINGUNA MOTIVACIÓN EXTRA DETRÁS!'' Grito con fuerza, levantando su rostro todo lo que pudo, mirando al cielo enrojecido. ''¡¡UNA TIERRA DE BATALLAS, DONDE SEAMOS LIBRES POR FIN PARA ACTUAR A NUESTRAS ANCHAS!! ¡¡AJAJAAJAA... Jaajaja... Ja...!!''

Poco a poco, la risa, y la emoción de Ansem, se fue calmando... Hasta que al final, el hombre miro a Hans, y sin decir nada mas, le extendió la mano. Un gesto... Que hablaba por si solo.
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''¿Salvar el mundo? ¿Conquistarlo? ¿Reconstruirlo? ... Pff... ¡AJAJA! ¡No me hagáis reír!''
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-Capitan_Hans- · Publicado: 02 May 2013 8:59 pm

Sí, aquel hombre era definitivamente excéntrico y extravagante, hasta el punto de disfrutar de la visión de una masacre en directo y de comportarse tranquila y civilizadamente con un asesino, tratándole con educación y normalidad, como si no pasara nada con ello, como si fuera tan natural como lo que uno ve de safari. Pero aunque Deng había conocido a mucha gente excéntrica y extravagante a lo largo de su vida, ninguna había sido como aquel hombre. Él era distinto. Él no ocultaba sus perversiones, pero no dejaba que éstas condicionaran su vida. Él no ocultaba su verdadera naturaleza, sino que vivía con ella. Sin remordimientos. Sin subterfugios ni automentiras.

Pero definitivamente, ninguna de sus experiencias a lo largo de su vida le habían preparado para lo que presenció aquella tarde. Se sorprendió por completo cuando aquel hombre empezó a reir como un verdadero salvaje, el mismo hombre que hasta hacía unos instantes había sido completamente civilizado. Aquel hombre no era excéntrico ni extravagante... aquel hombre era literalmente un demente con causa, un loco cuerdo, un auténtico salvaje civilizado.

Todo lo contrario que Deng, que tuvo que renunciar a su parte más salvaje, que se vio forzado a elegir y enterrar su otra mitad en lo más profundo de su mente. ¿Pero no era, acaso, parte de él? Había luchado siempre por si mismo, había llegado hasta lo más alto valiéndose exclusivamente de su astucia y capacidad como agente, siempre sin perder el control, siempre manteniendo el honor. Y chas, en un chasquido de dedos, lo perdió todo y se convirtió en un criminal.

Aquel hombre le había tendido la mano, le había invitado a unirse a su causa. A ser como él. A luchar como él. A no tener jamás que ocultar su naturaleza, a vivir con honor, de forma civilizada, pero sin renunciar a su parte salvaje. A dejar de vivir para otros, y empezar a vivir para sí mismo.

Él había trabajado para muchos y variados hombres en toda su vida. De hecho, aún trabajaba para uno de ellos. Pero nunca, jamás en la vida le habían ofrecido una proposición como la de aquel hombre. Jamás le habían ofrecido trabajar no para alguien, sino con alguien. Trabajar no por una ambición, no por un gobierno o nación, sino por sí mismo, por la emoción de la cacería, por el mero hecho de que deseaba el conflicto.

Sí, aquel hombre estaba loco, era un demente, un sádico y un salvaje. Pero también era un hombre civilizado. Alguien con un sentido del honor desformado, pero existente. Sí, aquel hombre había dado en el clavo: él y Deng tenían mucho en común. Sí. Aquel hombre era una perfecta unión entre el salvajismo y la civilización.

Aquel hombre era verdaderamente un poético ejemplo, de la fusión entre el hombre y la bestia, entre el salvaje y el civiliado. La mitad civilizada de Hans no era como él. Él tenía un sentido del honor y de la justicia, él no disfrutaba matando a la gente. La otra mitad de Hans sí que era como él. Disfrutaba luchando, disfrutaba de la emoción de la cacería.

Sí. Estaba cansado, cansado de actuar siempre para los demás. Cansado de reprimir esa parte de sí mismo. Cansado de no haber podido nunca presenciar su auténtico potencial. Siempre fue el soldado perfecto, el agente perfecto, el siervo que jamás cuestionaba una órden. ¿No iba siendo ya hora de empezar a vivir su propia vida? ¿De seguir, por una vez, el camino que su parte salvaje ansiaba seguir? ¿De ver hasta dónde podía llegar? ¿De dejar de interpretar un personaje que era sólo la mitad de sí mismo?

Las órdenes de su actual jefe habían sido claras. Convertir la mentira en verdad. Hacer real lo irreal. Debía aparentar ser un asesino, y para ello tenía que convertirse en uno de verdad. Debía parecer lo que no era, ser lo que nunca fue. Debía aparentar ser un monstruo... ...Y para ello tenía que convertirse en uno de verdad.

¿Y para qué mentir? ¡Quería hacerlo! ¡Necesitaba hacerlo! Había perdido todo por lo que había luchado y se había convertido en un vulgar indigente, en un don nadie, en un criminal. ¿Es que no tenía derecho a disfrutar de su vida? ¿A ser ambas mitades de él mismo? ¿Es que no tenía derecho a vengarse, a hacer saber a todo el mundo que él era más que un vulgar criminal? Podía permanecer como hasta ahora, podía seguir trabajando para su actual jefe y olvidar lo que había presenciado aquel día, lo que se le había ofrecido. Pero siempre se preguntaría entonces si no debió aceptar aquella oportunidad, si no dejó pasar un tren que jamás volvería a ver.

O podía subirse a ese tren. Podía trabajar para ambos. Técnicamente, jamás le habían especificado que no pudiera trabajar para otra persona al mismo tiempo. Sus órdenes actuales eran compatibles con lo que aquel loco le estaba ofreciendo, y lo que aquel loco le ofrecía era lo que su otra mitad había estado deseando toda su vida. Ambas personas le ofrecían en última estancia el trabajo que siempre hubo deseado. Disfrutar de la lucha, la cacería. Vivir según su propio código de honor. Sus ideales. Sus emociones. Dejar de reprimir su otro yo, y hacer justicia al mismo tiempo. Su propia justicia, su venganza personal contra los que destruyeron su vida y su reputación. Su pequeña burla al sistema. Y todo ello, sin dejar por un segundo de cumplir esas órdenes...

Miró a Ansem a los ojos, le estrechó la mano y por primera vez en mucho tiempo, sonrió. Los ojos de Hans se tiñeron de rojo. Aquella oferta era demasiado tentadora para ambas mitades de sí mismo como para rechazarla. Ser un salvaje civilizado. Un hombre y una bestia. Dejar de ser un lobo, dejar de ser un hombre. Convertirse, cómo no...

...en un hombre lobo.

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Ansem · Publicado: 03 May 2013 1:09 am

Capitulo III. El Cuervo Enjaulado

El ataque a la Fortaleza de Naselia fue un triste incidente, en el que, lamentablemente, Ansem no tomo parte. Sin embargo, si llego a informarse bastante bien de lo ocurrido. Dos ejércitos. Los atacantes de la Sombra, liderados por un tal Kron. Y los defensores de la ciudad, liderados por la joven, pero astuta, Cuervo. Como no, él ya sabia cual fue el resultado. Una autentica masacre por parte de la Sombra...
Este fin fue provocado básicamente por la poca ayuda que recibió Cuervo comparada con Kron. Mercenarios que huían, pocos recursos... Y el mero hecho de proteger una ciudad prácticamente aislada. Se quedaron sin recursos, y las posibilidades bajaron al mínimo. Y al final de la historia, Kron rompió las murallas y se adentro implacable con su sangriento ejercito, capturando a algunos, y asesinando al resto. Muy trágico... Muy, muy trágico.

''Pero toda tragedia debe continuar. Por el bien del espectáculo'' Murmuro Ansem para sus adentros, sentado en el asiento de atrás de un vehículo blindado, que se dirigía directamente... A una de las numerosas bases de la Sombra.
En cualquier otra circunstancia, localizar semejante asentamiento, y confirmar su fiabilidad, le habría costado... Semanas, o incluso meses. Enviar espías, pedir imágenes por satélite, o meramente, hace uso de alguna magia desconocida. ... Pero claro... Eso hubiese sido en otra circunstancia, otra situación, en la que él no hubiese tenido lo que ahora tenia...

En una mano... Su amado Teniente Altros. Él le proporciono toda la información que necesitaba y mas. Coordenadas, situación geográfica... Incluso datos mas importantes, como el numero de soldados que allí defendían, y la localización de las celdas.
Y en la otra... Su querido Capitan Hans. Con él solo, no necesitaba de ningún defensor o grupo de soldados. Él hacia de las dos cosas. De escudo, y de espada. Y seguramente... mucho mejor de lo esperado.

No obstante, lo tenia claro. Estas dos ventajas de las que disponía, era como hacer trampa. Hasta Altros se lo advirtió... Aclarándole, que esa seria una de las pocas veces en las que le ayudaría de la forma en que lo hizo. Diciéndoselo todo. Él deseaba una Guerra, una masacre... De todos por igual. No simplemente una Victoria por su bando.
Obviamente, Ansem no puso pegas a eso, incluso lo acepto, de buena gana, ya que él deseaba lo mismo, quería lo mismo. Sangre, fuego y muerte... Venido de todos los lados, incluido el suyo. ... Pero primero necesitaba su ejercito, y por encima de todo, otra cabecilla mas, que añadir al tablero.

El vehículo finalmente se detuvo, tras unas cuantas horas de viaje. Estaban muy lejos, en la frontera de Montañas Iceberg y País Arcoíris, por lo que ademas, el ambiente era muy frío y oscuro. Enormes nubes negras cubrían el Sol, y pese a ser mediodía, casi parecía de noche. Provocando una sensación tenebrosa, que helaba los huesos.
''Capitán, coge los dos maletines que hay en el maletero. Ese sera el regalo... A nuestra querida mesías. Jaja'' Ordeno con voz tranquila, casi como una petición cordial.
Ansem salio del coche, con algo de lentitud, debido a la forma en la que se encontraba. Obeso, de pequeña estatura, y vestido totalmente de blanco. Ni para Hans ni para Altros era ya una sorpresa verle así, pues desde que decidió adquirir esa forma, la había estado llevando siempre que pudo, disfrutándola como un niño.

''Me gusta este lugar. ¿Que os parece a vosotros? Tal vez podamos reclamarlo mas adelante. Como un acto de... Fuerza, contra nuestros enemigos.'' Comento, observando desde la distancia la enorme fortaleza que se encontraba ante sus ojos. Parecían unas ruinas, llenas de torres medio destruidas, y otras, completamente enteras. Y si ya por fuera aquel lugar era grande, podía llegar a hacerlo mas, pues si bien entendió a Altros, justo debajo, la fortaleza se extendía por largos tuneles subterráneos.

''Muy bien señores... Ha llegado el momento de levantar el telón...''
''El rojo y sangriento telón.''

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-Altros- · Publicado: 03 May 2013 10:43 pm

"¡Brrrr! ¡Aquí hace un frío que pela! ¡Mayoooooor! ¿No tiene una rebeca, una bufanda o algo para mí?" exclamó el teniente Altros, el gato de infinitas vidas. Había salido también de la parte de atrás del vehículo que los había llevado más allá de las fronteras de Dreamland, en territorio directo de La Sombra.

No hacía ni dos semanas que había contactado con el Mayor Ansem y ya estaban poniendo en marcha su plan. La situación le había salido mejor de lo previsto. Durante ese tiempo había intimado mucho con el Mayor, había jugado a más de veinte juegos de mesa distintos con el Capitán y los había perdido todos, había conocido los pocos hombres del ejército que tenía el Mayor y había muerto una docena de veces. Sí, había vivido toda una vida en aquel tiempo, o mejor dicho, doce, y eso que acababan de empezar.

Lo había pasado bien en el trayecto. Había dormido a los pies del Mayor, había arañado ~~los sofales~~ el asiento-sofá, había dibujado gatitos e incluso había informado al Mayor y al Capitán de toda, absolutamente toda la información que disponía sobre los guardias, presos y pisos que encontrarían en aquella prisión. Bueno, no toda, porque le hubiera llevado otras doce vidas hacerlo.

Sí señor, la vida de una mascota era todo placer y diversión. Pero nada de eso se comparaba en grado de diversión con lo que estaban a punto de realizar. Ni más ni menos, que atacar con tan solo tres hombres una prisión militar de alta seguridad de La Sombra. Ni más ni menos, que liberar a todos los presos del lugar, ocasionando un pequeño infierno lleno de sangre por todos lados.

-Sí señor. Esto sí que es vida.-

Dando saltitos y bailando por el camino, se adelantó al Capitán y al Mayor en dirección a la cerrada puerta principal. No había nadie vigilando fuera, porque con el frío que hacía eso sería un suicidio. O una estupidez. O ambas.

El plan era muy sencillo. El Capitán se encargaba todo, y el Mayor y él se quedaban mirando. Tenía que reconocer que ese brillante plan no era suyo, sino de Ansem, pero eso sólo lo hacía más brillante aún. Pero la puerta principal estaba cerrada, y tampoco era plan de descaradamente llamar a la puerta para que les abrieran, así que...

Altros pasó la cabeza mágicamente a través de la puerta, como si se estuviera asomando a una ventana. "¡¡¡HOOOLAAAAA!!!" gritó, saludando con la mano. Se escuchó el sonido de un par de ametralladoras, y los brazos de Altros cayeron inertes, muerto, con la cabeza y un brazo aún atravesando la puerta como si fuera de agua. Aunque bueno, en medio minuto reviviría, y entonces abriría la puerta con ese brazo...
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Existo en todas las dimensiones y a la vez en ninguna.

Si eres varias personas a la vez, en distintos tiempos y en distintos lugares... ¿quién eres? ¿Eres todo lo que has sido, lo que eres ahora o lo que fuiste primero?

¿Ha experimentado la muerte alguna vez, Mayor?

La paradoja del gato de Schrödinger. Si lo miras, está vivo o muerto. Pero si no lo miras, está vivo y muerto a la vez.

Una superposición de estados. Un dilema existencial de mecánica cuántica. Eso soy yo.

¿Ha leído Alicia en el País de las Maravillas, Mayor?

¿Sabe lo peligrosos que son estos cuchillos? Yo que usted me alejaba un poco, no fuera a ser que se me resbalara alguno...

¡Oh, yo no suelo saber las respuestas de todas las preguntas que me suelen hacer! También suelo tener preguntas para aquellos que suelen preguntar, pero tan sólo responder y preguntar no suele ser divertido.

¡Buenos días, buenas tardes y buenas noches!

¿Por qué no lo hacemos de forma divertida?

Lo sé todo sobre las realidades. Bueno, técnicamente no sé nada, porque estas cambian como cambia uno de peinado al despertarse al día siguiente.

Qué extraño, juraría que acabo de... No, no, espera, eso era en el otro post...

No me he... 'teletransportado', como usted lo llama, directamente en su tienda por la misma razón por la que no me he aparecido a usted en la ducha. A mi no me hubiera importado, pero no sé usted...

-Capitan_Hans- · Publicado: 04 May 2013 12:02 am

Finalmente, habían llegado al destino. Había estado conduciendo al Mayor y a su pequeña mascota hasta la mismísma frontera. El objetivo, la antigua líder de la rebelión de Naselia, se encontraba apresada en la prisión que tenían delante. Apagó el motor, sacó las llaves y salió del coche. Obedeciendo la petición de su superior, abrió el maletero y agarró con cada mano un maletín. ¿Qué demonios habría dentro para que pesaran tantísimo? A simple vista eran dos maletines de aluminio blanco comunes, uno de tamaño estándar, y el otro un poco más grande. Pero si ambos pesaban tanto como pesaban era que tanto el material del que estaban hechos como el contenido que llevaban no era del todo mundano. A no ser que la ropa del Mayor pesara tanto como él, lo cual, sinceramente, dudaba por completo. Y en caso de que así fuera, aún quedaría el contenido del segundo maletín...

Pero ya se enteraría a su debido momento. Si Ansem se los había traido expresamente y le había pedido que los llevara sería porque pensaba utilizarlos, de algún modo u otro. Además, habían cosas más importantes por las que preocuparse, como el plan de acción a seguir. Había estudiado el interior del edificio y la disposición de los soldados gracias a la información que le aportó el teniente. Fácilmente, podría encargarse de los del primer piso. Sin embargo, aquella torre estaba construida de una forma singular: tan solo cada dos pisos había techumbre, es decir, que cada planta estaría vigilada por tanto los soldados de la primera como de la segunda planta, y en el caso de la planta baja aquello no sería una excepción.

Se acercó al portón principal, por el que el gato ya había entrado. O mejor dicho, medio entrado. Oyó el sonido de los disparos, y notó cómo los brazos del gato caían sin vida. Aunque él había matado a ese tipo unas cuantas veces, por alguna razón le había acabado cogiéndo cariño, y le daba un poco de lástima verlo morir. Al menos a manos de otros que no fueran él y el Mayor.

Treinta segundos. Treinta segundos y la puerta se abriría. Entonces tendría que actuar. Tendría que atacar ambas plantas a la vez, y en aquella ocasión eso requeriría un notable esfuerzo por su parte, ya que... tenía las manos ocupadas.

Se abrió el portón y de inmediato echó a correr hacia delante, en dirección al primero de los soldados. Estampó ambos maletines contra la cabeza de éste, noqueándolo en el acto, y probablemente abriéndole la cabeza. Sin perder ni un segundo, continuó su carrera hacia el segundo de los guardias, que aún miraba estupefacto la escena. Cuando cayó el segundo, los soldados de La Sombra ya habían activado la alarma y empezado a disparar a destajo las ametralladoras, en dirección al Capitán. Bloqueó las balas anteponiendo el maletín más pesado delante de ellos (afortunadamente era a prueba de balas), y lanzó el segundo a otro de los soldados, golpeándole en toda la jeta. Antes de que el maletín tocara el suelo, ya lo había recuperado y noqueado a los dos guardias restantes en tiempo record.

Examinó sus heridas. Un par de balas le habían alcanzado, pero no parecía nada grave. Echó un vistazo rápido por el rabillo del ojo a Altros, y vió cómo este metía una cinta en un casete. ¿Todavía fabricaban esas antigüallas? ¿Y qué hacía Altros con una de esas? El gato subió el volumen al máximo, par que pudiera oirse entre los gritos de ánimo de los prisioneros, le dió a play y empezó a balancearse al son de la música, con una sonrisa de oreja a oreja, observando el espectáculo.

Aquella melodía le resultaba levemente familiar... ¿No era esa música una marcha militar nacionalsocialista? Fuera lo que fuera, no tenía tiempo para detenerse a escucharlo. Los guardias del piso superior se habían apostado estratégicamente y empezaron a disparar contra él desde arriba. Aquella distracción le valió el impacto de varias balas más, así que sin más dilación continuó con su particular 'danza' y persecución.

Corrió esquivando las balas en dirección a las escaleras, subiéndo a través de ellas. Devolvió con el maletín una granada que le habían lanzado, como si se tratara de una pelota de ping-pong. Escuchó cómo blasfemaba el que la había tirado antes de que ésta explotara y acabara con él y sus compañeros. No había perdido tiempo y ya había llegado hasta el último de los guardias, éste en particular armado con dos sendas espadas. Bloqueó hábilmente los rápidos ataques de su adversario con los maletines, hasta que encontró un hueco y de una senda patada lo tiró a la planta baja.

Miró hacia todos los lados, con atención, como cuando una fiera en guardia está atenta al peligro y busca posibles amenazas. En efecto, tenía los instintos de un lobo, y sin tan siquiera girarse bloqueó un espadazo de un último rival anteponiendo uno de los maletines frente a su espalda.

No tardó en acabar con el último.
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Ansem · Publicado: 04 May 2013 8:21 am

Ansem espero esos treinta segundos, con sus ojos clavados en el Teniente y en el Capitán, sin mirar a otro lado, sin mirar a otra dirección... Simplemente a ellos dos, y en cuanto la puerta finalmente se abrió, el Major, dio un paso hacia delante, sonriendo ampliamente, para ver por fin... El espectáculo que quería.
Hans se hecho rápidamente a lo que tenia enfrente suyo, noqueando, derribando, y destrozando, a cualquiera que osaba ponerse en medio, o que simplemente, le atacaba por sorpresa. Fue... Simplemente increíble. Sin mas armas que aquellos dos maletines que le dio, y a los que él, le dio un uso que no esperaba para nada. Aunque le gusto todavía mas, sin duda. ''¡Vaya, vaya! ¡Doc ha hecho esos maletines muy resistentes! No es que se lo pidiera expresamente. ¡Pero me alegro de que lo hiciese!'' Soltó Ansem, comenzando a avanzar hacia la base, seguido de Altros, el cual, iba dando saltos mientras bailaba, tan feliz como él.

El sonido de los disparos, la sangre por los suelos, las decenas de muertos... Era todo tan espectacular, tan exagerado, que ni una película de plena acción podría haberlo filmado mejor. Estaba claro, ese hombre al que le dio ya no solo el puesto como Guardaespaldas, si no también como Capitán, no era normal. No era para nada Normal. Él seguía adentrándose, y adentrándose, acabando con la vida de todos los Soldados de la Sombra.
Y si aquello ya era algo espectacular, el Teniente Altros amplifico la jugada en proporciones nunca vistas, sacándose de la manga un casete y una cinta... Haciendo sonar en plena masacre... Esa canción... Tan... Tan...

Bellamente Hostil

''... Jaja... ¡Jajaja...! ¡¡AJAJAJA!! ¡¡¡AJAJAAJAJA!!!'' El rostro de Ansem, que de por si la mayor parte del tiempo, permanecía sonriente y contento, al contemplar y oír todo aquello... Se volvió... Tan caótico como su personalidad. ''¡¡AJAJAA!! ¡¡MALDITA SEA, ESO ES!! ¡¡EEESOOO EEES!!'' Grito, encorvándose hacia delante, hacia atrás, moviendo su cabeza en todas direcciones, observando cada detalle de la masacre. ''¡¡OS HE DADO LA OPORTUNIDAD, LOS MEDIOS, Y UNA RAZÓN!! ¡Y VOSOTROS, COMO AUTÉNTICOS CHEFS EXPERTOS, HABÉIS SORPRENDIDO A MI SER! ¡¡A MI SER ENTERO!! ¡CON ESTA MARAVILLA! ¡¡AJAJAA!!'' En el fondo, Ansem gritaba tanto por disfrute como por necesidad, pues aquellos soldados seguían viniendo, y cada vez, usaban métodos mas... Explosivos. Pero aun así, la imponente voz de aquel hombre rechoncho y bajito, retumbaba en los oídos de todos los allí presentes. Como el trueno en una tormenta.

Sus brazos se extendieron de derecha a izquierda, igual que un águila al desplegar sus alas. ''¡¡MAS COMBATES!! ¡¡MAS BATALLAS!! ¡¡ESO ES LO QUE DESEO!! ¡¡LO QUE QUIERO DARLE AL MUNDO!! ¡¡MI ANSIADO REGALO!!'' Los ojos dorados del hombre brillaban y brillaban, desviándose una y otra vez, sin detenerse. ''¡¡UN MUNDO EN GUERRA. ENROJECIDO POR LAS LLAMAS Y LA SANGRE!! ¡¡POR LA MÍA, POR LA VUESTRA, Y POR LA DE TODOOOOS LOS VIVOS!!''

Hans se detuvo por unos instantes, pero al momento, otro grupo de Soldados subio desde el piso inferior, aunque esta vez no se centraron en el Capitán... Si no que fueron directamente al responsable, Ansem.
''¡Maldito chiflado!'' Grito uno, apuntando su rifle contra Ansem. ''¡Desgraciado, MUÉRETE!'' Soltó otro, cargando su rifle. Y asi, hasta diez hombres, que prepararon sus armas contra él. ... No obstante... Ansem, pese a notarlo y verlo, ni se inmuto. Es mas. No solo no se inmuto, si no que expandió aun mas su sonrisa, comenzando a... Mover sus manos lentamente... Ordenadamente... Y con clase. Igual que... el Director de una Orquesta.

''¡Tataraa! ¡Lalalaaa! ¡Taralalaaa!'' Y de su boca empezó a salir un tarareo alegre, a la par de la marcha que su querido Teniente había hecho sonar. ''¡Trararaaaa! ¡¡TARARAAAAAAAA!!''
... Y de nuevo, sucedió. Aquellos Soldados se quedaron demasiado impactados con la imagen que tenían delante, aunque aun mas, con la sensación extraña que dejaba la canción en sus oídos. Un tiempo valioso que desperdiciaron, y que el Capitán aprovecho para llegar hasta ellos... Rematando la jugada.

Hans acabo con la vida de esos pobres hombres sin pestañear si quiera una vez. Y lo hizo de una forma tan rápida y segura, que ninguno tuvo tiempo para reaccionar.
''¡Instrumentos Bajos, Instrumentos Altos! ¡¡TODOS SON IMPORTANTES EN ESTA SINFONÍA!!'' Aseguro él, estirando finalmente los brazos hacia el cielo. ''¡PORQUE AQUÍ NO HAY GANADORES NI PERDEDORES! ¡¡SOLO MUERTE!! ¡SOLO CONFLICTO! ¡¡GUERRA!! ¡¡GUERRA!! ¡¡KRIEG!! ¡¡KRIEG!! ¡¡¡KRIEEEEEG!!!'' Y de golpe, un fuerte estruendo se oyó en los cielos, pudiendo verse los rayos cruzando las nubes. Como si la mismísima Madre Naturaleza estuviese de acuerdo con las palabras del Major.

''¡¡PAÍS POR PAÍS!! ¡¡CIUDAD POR CIUDAD!! ¡¡PUEBLO POR PUEBLO!! ¡TODO ARDERÁ, TODO SANGRARA! ¡¡TODO SERA CONSUMIDO EN ESTE INFIERNO QUE CREAREMOS! ¡CON NUESTRAS MANOS!'' Aquel hombre... No era Humano. No era Precursor. No era nada que se pudiese clasificar. Se salia de las tablas, de cualquier gráfica... ¿Pero aquello desde siempre? ¿Siempre fue así? Ansem... El Precursor Oscuro. Ansem, el Oscurador. ¡Ansem, el Corrupto! No. Claramente que no. Esa nueva actitud, destructiva y autodestructiva, era nueva. Totalmente nueva. ¿Pero de donde había salido? ¿Quien se la había impulsado? Tal vez... Tal vez, y solo tal vez, la respuesta era tan sencilla como que... Ansem, por una vez en su vida, estaba siendo quien quería ser. Por mas... Monstruoso que fue el resultado.

''¡CADA NAVIDAD, IREMOS CASA POR CASA, TIRANDO RIFLES, PISTOLAS, Y LANZACOHETES POR LA CHIMENEA! ¡CADA PRIMAVERA, SALDREMOS A LA CALLE, Y TIRAREMOS FLORES CARGADAS CON EXPLOSIVO PLÁSTICO! ¡¡CADA CARNAVAL!! ¡¡CADA FESTIVIDAD!! ¡¡CADA EVENTO EXISTENTE!! ¡¡AJAJAJA!! ¡NO DEJAREMOS NADA...! ¡¡¡NADAAA!!!'' La Luna Roja, Pandemonium... Todo y nada importaba ya. Tan solo se reducía al hecho de provocar mas daño que ninguno. De clavar mas el cuchillo... Que ningún otro hasta ahora. ''¡¿SHADOW RIDERS?! ¡¿SIN NOMBRE?! ¿¡¡ORADORES DEL VACÍO!!? ¡NO ME HAGÁIS REÍR! ¡NINGUNO DE ELLOS TIENE LA SUFICIENTE CAPACIDAD TÁCTICA, MILITAR... EMOCIONAL, PARA CONVERTIR EN ESCORIA ESTE MUNDO! ¡Son solo Perros... Cachorros... CALLEJEROS! ¡SOLO NOSOTROS! ¡COMO AUTÉNTICOS LOBOS! ¡DEVORAREMOS Y COMEREMOS, HASTA HARTARNOS!''

Tal discurso a base de gritos le estaba dejando agotado. No tenia la misma Constitución física que en su forma normal, y pese a que era altamente resistente, hasta él tenia un limite. Por lo que al final, tuvo que agachar su cuerpo para toser con violencia, escupiendo varias veces al suelo, y golpeándose en el pecho para recuperar el aliento. Sin embargo, su sonrisa no se enfrió ni por un segundo, para finalmente volver a erguirse.
''Tenias razón con lo que dijiste aquella vez, Aïza. ¡Ni Dioses ni Reyes! ¡Solo el Hombre! Y yo lo pienso demostrar aquí mismo. Convirtiendo a estos pobres diablos... En auténticos Monstruos de cuento. Que hasta las mas siniestras leyendas, recordaran en el destrozado futuro''

''Así que vamos allá. Demos mas Krieg, a estos muchachos...''
''... Y a su querida Führer... Cuervo''

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//PV: 70 - PM: 17 - ATK: 9//

-Fuerza: Normal / Excepcional / Normal / Notable
-Destreza: Notable / Mala / Normal / Normal
-Agilidad: Excepcional / Normal / Pésima / Mala
-Constitución: Normal / Notable / Mala / Pésima
-Resistencia: Mala / Normal / Notable / Normal
-Carisma: Pésima / Pésima / Excepcional / Notable
-Sabiduría: Normal
-Espíritu: Notable / Notable / Notable / Excepcional
-Raciocinio: Normal

·Debilidades Físicas: Ataques y Hechizos de Luz. Ataques Físicos. [Solo en forma Major y Ansem]

·Armas / Objetos
-Hoja de Luna
-Bastón Pandemonium

·Guardian Force:
-Fuerza: Mala
-Destreza: Normal
-Agilidad: Notable
-Constitución: Normal
-Resistencia: Notable
-Carisma: Pésima
-Espíritu: Excepcional
-Sabiduria: Normal
-Raciocinio: Normal

Link a la Ficha: http://comandopopstar.foros.ws/t857/ansem/

''¿Salvar el mundo? ¿Conquistarlo? ¿Reconstruirlo? ... Pff... ¡AJAJA! ¡No me hagáis reír!''
''¡TAN SOLO BUSCO ARRASAR CON TODO!''

-Capitan_Hans- · Publicado: 04 May 2013 9:10 pm

El Mayor Ansem empezó a reir desbaratadamente, felicitándolos a ambos por la excelente 'actuación' que le estaban dando. No le sorprendió, a estas alturas, conocía al Mayor lo suficiente como para saber que era un hombre excéntrico por naturaleza, y que tenía sus vicios. Sabía que era bastante sádico, pero había tenido jefes peores.

Pero cuando se emocionó de verdad, cuando extendió los brazos y empezó a desvariar... entonces sí que se sorprendió. Cuando empezó a comportarse como un director de orquesta, a dirigir la sinfonía de muerte que estaban tocando su teniente y su capitán... cuando empezó a gritar cada vez más y más, haciéndose oír entre el caos y el fragor de la cacería... Quería batallas, quería combates, quería ver correr la sangre y arder en llamas a todo el planeta... Quería un infierno, un verdadero infierno de sangre, muerte y destrucción... Quería una auténtica Guerra, una Guerra Mundial que sacudiera los cimientos de toda la civiliación. Causar el horror, el auténtico horror en todo el planeta.

Acababa de presenciar la parte más salvaje del Mayor Ansem. La auténtica bestia que había en él. Por primera vez en muchos años, Hans Deng sintió miedo. Un miedo auténtico, un miedo que helaba los huesos.

Sus ojos se tiñeron de rojo, su boca esbozó una salvaje sonrisa. Empezó a atacar con mayor fuerza y precisión, a golpear sin descanso y a mayor velocidad. Empezó a disfrutar de verdad de la cacería. ¿Cuándo había sido la última vez? ¿Cuándo fue la última vez que experimentó el miedo de verdad? Era una sensación que no había tenido desde que de niño presenció los auténticos horrores de la guerra. Desde que fue atacado por aquel lobo blanco al pie de las montañas, mientras huía de los combatientes enemigos. Una emoción que había olvidado, una emoción que creyó que no volvería a sentir jamás.

Una emoción que despertaba sus instintos de depredador...

Rió para sus adentros, pues estaba siguiendo a un hombre loco. A un demente capaz de reir y disfrutar con la sangre, la guerra, la devastación y la destrucción. A alguien que quería reunir un ejército y enfrentarlo a quien fuera, con tal de crear el mayor caos posible. Demonios, estaba siguiendo al caos personificado. Y lo peor de todo... era que disfrutaba con ello. Aquel hombre era el perfecto salvaje civilizado. Tenía una carisma impresionante, que empujaba a seguirlo a pesar de su clara demencia. Pero por encima de todo, aquel hombre era el único que había despertado en él la emoción del combate. El único capaz de hacerle sentir auténtico miedo, tanto a su parte civilizada como a su parte salvaje. El único que había despertado de verdad sus instintos de lobo.

Rió para sus adentros, pues estaba siguiendo por su propia voluntad a un auténtico monstruo. Y lo peor de todo... era que respetaba a ese monstruo.
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-Armas-: Mauser C96 modificada (cañón extra largo)
-Características-:
Fuerza Excepcional Destreza Excepcional
Agilidad Notable Constitución Notable
Resistencia Normal Carisma Pésima
Espíritu Malo Sabiduría Notable
Raciocinio Normal

o.o

-Altros- · Publicado: 04 May 2013 11:15 pm

-Eso es. ¡Eso es! ¡¡ESO ES!!- gritó Altros para sus adentros, mientras contemplaba extasiado la masacre que estaba ocurriendo, y el excelente discurso que estaba dándoles a todos el Mayor. ¡ESA era la Sinfonía que había estado buscando! ¡ESE era el Director de Orquesta con el que había estado soñando! Él jamás podría haberlo expresado mejor. ¡Nunca! ¡El Mayor Ansem era poesía! ¡El caos personificado! ¡¡Justo el hombre que necesitaba, justo el motor que necesitaba para poner en marcha su plan de caos y destrucción!! Podía sentir cómo temblaban los cimientos mismos de las realidades, podía sentir cómo cambiaba el futuro a un ritmo verginoso. ¡Sí! ¡¡SÍ!! ¡¡¡SÍIIIIII!!

"¡Sí! ¡Eso es!" gritó uno de los encerrados en las celdas. "¡MATADLOS! siguió otro. "¡MATADLOS A TODOS Y SACADNOS DE AQUI!" "VAMOS A DARLES A ESOS PERROS SU MERECIDO!" "¡VENGANZA! ¡MUERTE Y DESTRUCCIÓN! ¡KRIEEEEG!" gritaron.

"¡¡KRIEG!!" "¡¡KRIEG!!" "¡¡KRIEG!!" comenzaron a corear todos los presos a la vez, en una espléndida sinfonía. "¿Puede oirlos, Mayor?" preguntó Altros, dramáticamente, exagerando los movimientos expresivos de sus brazos. "¡¡KRIEG!!" "¡¡KRIEG!!" "¡¡KRIEG!!" repetían, furiosos. "Mayor, ¿puede oir los susurros?" continuó Altros. "¿Cómo suplican por alguien que les guie a su divina venganza? ¿Cómo suplican por ser partícipes del Pandemonium?" exclamó, con una sonrisa infernal.

"¿¡Puede oírlos!? ¡Lo están suplicando, Mayor! ¡Quieren una Guerra! ¡La necesitan! ¡Como usted, como yo! ¡Están oyendo el leve zumbido! ¡Están sintiendo el cosquilleo! ¡Saboreando los aperitivos! ¡Ansiando el plato principal!"

"¡El Caos, Mayor Ansem! ¡El Caos más puro y absoluto!"

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Existo en todas las dimensiones y a la vez en ninguna.

Si eres varias personas a la vez, en distintos tiempos y en distintos lugares... ¿quién eres? ¿Eres todo lo que has sido, lo que eres ahora o lo que fuiste primero?

¿Ha experimentado la muerte alguna vez, Mayor?

La paradoja del gato de Schrödinger. Si lo miras, está vivo o muerto. Pero si no lo miras, está vivo y muerto a la vez.

Una superposición de estados. Un dilema existencial de mecánica cuántica. Eso soy yo.

¿Ha leído Alicia en el País de las Maravillas, Mayor?

¿Sabe lo peligrosos que son estos cuchillos? Yo que usted me alejaba un poco, no fuera a ser que se me resbalara alguno...

¡Oh, yo no suelo saber las respuestas de todas las preguntas que me suelen hacer! También suelo tener preguntas para aquellos que suelen preguntar, pero tan sólo responder y preguntar no suele ser divertido.

¡Buenos días, buenas tardes y buenas noches!

¿Por qué no lo hacemos de forma divertida?

Lo sé todo sobre las realidades. Bueno, técnicamente no sé nada, porque estas cambian como cambia uno de peinado al despertarse al día siguiente.

Qué extraño, juraría que acabo de... No, no, espera, eso era en el otro post...

No me he... 'teletransportado', como usted lo llama, directamente en su tienda por la misma razón por la que no me he aparecido a usted en la ducha. A mi no me hubiera importado, pero no sé usted...

Ansem · Publicado: 05 May 2013 1:17 am

Aquel rechoncho hombre, tras el discurso que soltó a base de gritos, tuvo que haber acabado demasiado agotado para continuar. Pero no solo siguió en pie, con el aliento fresco, y su mente limpia, si no que encima, aun le quedaron fuerzas para soltar un par de frases mas. ''¡Os escucho, mis amigos! ¡Puedo escuchar vuestros espíritus guerreros chillar de alegría ante mi llegada! ¡Lo entiendo perfectamente!'' Dijo al oír los incesantes rugidos de animo y apoyo que venían de las celdas exteriores. ''¡Como Perros os han mantenido aquí! ¡Y yo, como buen amo que soy, os daré una vida digna para vengaros!''

Ansem observo con tranquilidad, manteniendo su fría sonrisa, como el Capitán iba acabando con sus enemigos mucho mas rápido que antes. Parecía que su discurso había calentado la cabeza de ese hombre mitad bestia, cosa que le agradaba muchísimo. Mientras, por el otro lado, su querido Altros siguió en todo momento su juego, remarcando las palabras que soltó en el discurso, e incluso controlando el volumen de la música para que se le escuchase mejor. La perfecta mascota, sin duda.
Al final, cuando todos los Soldados fueron aniquilados, y solo quedaron sus destrozados cuerpos tirados por el suelo, o clavados en las barras de hierro que sobresalían del suelo, Ansem, se decidió por fin a dar los siguientes pasos, acercándose con porte elegante hacia la entrada de la torre... Donde estaban las demás celdas.
El solo aspecto del Mayor decantaba muchísimo con el escenario. Mientras que el suelo estaba cubierto de tierra y sangre, las paredes manchadas en rojo, y el propio ambiente, tan siniestro como el Infierno, la apariencia de Ansem era cuidada y retocada, con esa gabardina blanca bien ajustada, y sus cabellos rubios impolutos. Pero tal vez fuera por ese aspecto... Lo que le marcaba tanto. Si... Estaba claro. Un diablo, un autentico Satán encarnado, por mas que se vistiera con ropas caras y lujosas, seguía siendo el mismísimo amo del Inframundo. Y eso era Ansem. El amo de su Pandemonium, bajo la apariencia carismática de un hombre obeso y bonachón.

Tranquilamente hizo un gesto con su brazo izquierdo, ordenando al Capitán y al Teniente que le siguiesen, comenzando a bajar paso por paso en aquellas escaleras metálicas, hacia los pisos inferiores.
Cuando Altros se acerco a él, colocándose a su lado, Ansem automáticamente poso su propia mano en la cabeza del chico, rascandosela con cariño, como si de una autentica mascota se tratara, y siempre, sin dejar de andar. ''Altros... Hazme el pequeño favor de ~~bajarme los pantalones~~ poner... Ya sabes... Esa canción que te recomendé'' Le pidió el Major, mirando hacia el frente. ''Y ponla a todo volumen. ¡Que resuene por toda esta base! Quiero que cada Soldado, guardia, trabajador y prisionero la oiga. ¡Que oigan como Ansem y su Ejercito han llegado!''

Cuanto mas bajaban, mas oscuro se volvía todo. Y cada piso, era otra red larga de celdas. Estaba claro que sin planos, en aquel lugar uno podía perderse para siempre. Gracias al cielo, tanto él, como el Capitán, habían memorizado las instrucciones que Altros les dio, teniendo claro que su objetivo estaba al fondo del todo... En lo mas bajo, donde ni siquiera el pájaro mas hábil podría extender sus alas para escapar.
''Pobre ave nocturna... Encerrada tan abajo, sin poder ver si quiera la luz Lunar...'' Comento Ansem, con un tono casi poético. ''¡Pero no te preocupes, mi querida Fräulein! Aquí ha venido este pequeño Major a rescatarte...'' Siguió diciendo, justo antes de llegar finalmente al ultimo pisto, protegido por una gran y pesada puerta metálica.

''¿Hm? Esto no estaba en los planos, Teniente'' Y era cierto, según lo dicho por Altros, ese pasaje estaría libre. ''En fin... Supongo que vuelve a ser hora de usar la fuerza bruta'' Dijo, moviendo sus manos y su cabeza, en gesto indiferente, echándose unos pasos hacia atrás, dejando espacio. ''Su turno Capitán... Despeje nuestros caminos a la gloria''
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''¿Salvar el mundo? ¿Conquistarlo? ¿Reconstruirlo? ... Pff... ¡AJAJA! ¡No me hagáis reír!''
''¡TAN SOLO BUSCO ARRASAR CON TODO!''

-Altros- · Publicado: 05 May 2013 2:43 am

El Mayor le pidió que pusiera una canción a todo volumen... aquella de la que habían hablado antes. Pero... ¿de qué canción estaba hablando? Altros no podía recordarla. Pero no quería decepcionar al Mayor, así que tenía que ponerla. ¡De algún modo u otro, tenía que ponerla!

Intentó hacer memoria, pero teniendo los recuerdos de miles y miles de realidades y tiempos no era precisamente fácil. ¿La marcha militar? No, esa la acababa de poner. ¿El tema de Starwars? No, no...

No podía recordarlo. Sencillamente, no podía recordarlo. Así que hizo su mejor apuesta: confiar en que él, u otro él de otra dimensión o tiempo la hubiera puesto ya en la cinta. Aunque en realidad, sólo existía un único Altros, que él supiera, así que era un poco como confiar a ciegas en haber metido en la mochila todas las cosas, sin haberte olvidado de ninguna.

Subió el volumen al máximo, sacó la cinta, le dió la vuelta y la volvió a meter. Pulsó el play, y rezó porque la música insertada fuera la correcta...

{

}

Comenzó a sonar una música de ópera, del mismo estilo que la marcha militar que había puesto antes. Posiblemente, hasta del mismo país. Miró al Mayor con timidez para confirmar si había colocado la música correcta o no. Suspiró aliviado cuando vió la sonrisa en el rostro del hombre. ¡Ajajajá! ¡Bingo! Altros no había decepcionado a Altros, y al no decepcionar Altros a Altros Altros pudo no decepcionar al Mayor Ansem. ¡Sí señor!

Aunque la alegría le duró poco, porque se toparon al poco rato con una enorme puerta metálica cerrada a cal y canto, una puerta que no estaba en los planos que él había dicho. Raro. Muuuuuuuuy raro. Si no la habia dicho, es que esa puerta era única en esta dimensión. O al menos, entre las que había mirado. O quizá no es que fuera única, sino que la realidad había cambiado. ¿Tan pronto? Le costaba creerlo, aunque no podía descartarlo porque ya le había pasado varias veces. De hecho, aquel mismo día le había pasado tres.

"Bleh, ¡es que no puedo encargarme yo de todo!" se excusó, frunciendo el ceño y cruzándose de brazos. Si la puerta era única, no creía poder entrar medio cuerpo como antes. Así que sí, tendría que encargarse el Capitán de abrirla... Si podía.
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Existo en todas las dimensiones y a la vez en ninguna.

Si eres varias personas a la vez, en distintos tiempos y en distintos lugares... ¿quién eres? ¿Eres todo lo que has sido, lo que eres ahora o lo que fuiste primero?

¿Ha experimentado la muerte alguna vez, Mayor?

La paradoja del gato de Schrödinger. Si lo miras, está vivo o muerto. Pero si no lo miras, está vivo y muerto a la vez.

Una superposición de estados. Un dilema existencial de mecánica cuántica. Eso soy yo.

¿Ha leído Alicia en el País de las Maravillas, Mayor?

¿Sabe lo peligrosos que son estos cuchillos? Yo que usted me alejaba un poco, no fuera a ser que se me resbalara alguno...

¡Oh, yo no suelo saber las respuestas de todas las preguntas que me suelen hacer! También suelo tener preguntas para aquellos que suelen preguntar, pero tan sólo responder y preguntar no suele ser divertido.

¡Buenos días, buenas tardes y buenas noches!

¿Por qué no lo hacemos de forma divertida?

Lo sé todo sobre las realidades. Bueno, técnicamente no sé nada, porque estas cambian como cambia uno de peinado al despertarse al día siguiente.

Qué extraño, juraría que acabo de... No, no, espera, eso era en el otro post...

No me he... 'teletransportado', como usted lo llama, directamente en su tienda por la misma razón por la que no me he aparecido a usted en la ducha. A mi no me hubiera importado, pero no sé usted...

-Capitan_Hans- · Publicado: 05 May 2013 3:29 am

Respiró agitadamente. Había acabado con todos ellos... había derrotado a todos y cada uno de los soldados de La Sombra del recinto. Todos y cada uno de ellos. Los había contado, y el número se correspondía con el informe de inteligencia que le había entregado el Teniente Altros.

"Námaste." dijo, juntando las manos en una pequeña reverencia. Miró entonces a sus acompañantes: ambos estaban ilesos. Continuó el camino con ellos hasta que llegaron a un punto muerto, una puerta metálica enorme, algo que Altros había pasado por alto.

Entendió la orden de Ansem. Recaería en él el abrir aquella enorme puerta. Se dirigió al objetivo. Cada puerta metálica estaba hecha de una pieza. No había bisagras que romper, ni tornillos o piezas pequeñas que supusieran un punto débil en la estructura. Tampoco había pomo alguno, ni dispositivo electrónico de cierre y apertura. Ni siquiera tenía un candado. Era como una enorme puerta doble de un ascensor.

Y en efecto, esa sería justo la comparación perfecta. Habia una pequeña raja, un pequeño hueco entre ambas puertas por el que podía colar los dedos. Tendría que abrirla utilizando la fuerza.

Soltó ambas maletas, y se dispuso a intentarlo. Primero tanteó con una mano, comprobando que necesitaría bastante fuerza. Colocó entonces ambas manos y empezó a empujar. Pero la puerta no cedía. Empujó con más fuerza, pero seguía sin ceder. No se detuvo, e intentó hacer fuerza también con las piernas. Nada. Nada en absoluto.

Se detuvo, se echó hacia atrás un par de pasos y examinó primero sus manos, y después el resto del cuerpo. Tenía muchas heridas, más de lo que le habría gustado. Algunas eran profundas. Tardarían semanas en sanar. Pero sanarían, al fin y al cabo. Él, al igual que el Mayor y el Teniente, no era un hombre normal. Tenía ciertos... dones, por llamarlos de algún modo, para la lucha y la cacería. Su parte salvaje, la bestia que dormía en su interior. Las primeras veces perdía el control, se transformaba en un animal, un monstruo incapaz de distinguir aliados de enemigos.

Pero poco a poco, desde pequeño, día tras día, aprendió a dominarla. Había domado y perfeccionado a su bestia interior, hasta que había pasado a formar una parte de él mismo. Civilizado a su parte salvaje. Aquel era el logro del que estaba más orgulloso, pues ningún arma ni técnica es más peligrosa que aquella que se domina por completo, aquella que es más precisa. Cuando era un hombre y luchaba, lo hacía de forma precisa, intentaba no malgastar ni una bala. Cuando dejaba salir a la bestia, hacía exactamente lo mismo. Si quería abrir la puerta, tenía que dejar salir a la bestia.

Volvió a colocarse frente a la puerta, pero esta vez permaneció así durante unos segundos. Apenas podía verse de espaldas, pero todo su cuerpo estaba tenso, y poco a poco, su piel empezaba a cambiar. Sus colmillos se alargaron, sus ojos se tiñeron de rojo una vez más. El tamaño de sus brazos se multiplicó, los músculos se hicieron más fuertes, sus manos se transformaron en garras, y su piel se transformó en la de un animal de pelo gris.

Empezó a empujar la puerta, y ésta sólo cedió unos milímetros. Gruñó, y empujó con más fuerza, cada vez con más y más fuerza. Aquel gruñido no había sido humano... sino salvaje. Como el de un animal. Como el de un... lobo.

"¡AAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAAARRRRHHH!" gritó, no con su voz, sino con una mucho más grave, casi monstrosa. La puerta empezó a chirriar, sin abrirse, sino, peor aún, desformándose. Estaba creando un agujero en la puerta, desformando el metal de la enorme presión.

Un salvaje civilizado. Un civilizado salvaje. Él era ambas cosas, lobo y hombre, pero hasta ahora sólo había aprovechado una de ellas. Sin embargo, desde que conoció al Mayor Ansem, su perspectiva cambió por completo. Por primera vez, se le dió la oportunidad de utilizarla, de mostrar el potencial de su otra mitad, incluso el de ambas mitades. Y todo ello, sin incumplir por un segundo las órdenes de su otro jefe. Lo dicho: todo un completo salvaje civilizado. No un hombre, no un lobo.

Un hombre lobo.

La puerta acabó cediendo y se abrió por completo. Hans Deng permaneció con ambos brazos extendidos, uno en cada puerta, respirando agitadamente, controlando la ira de aquella bestia. Retomando el control. Civilizándola.
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-Armas-: Mauser C96 modificada (cañón extra largo)
-Características-:
Fuerza Excepcional Destreza Excepcional
Agilidad Notable Constitución Notable
Resistencia Normal Carisma Pésima
Espíritu Malo Sabiduría Notable
Raciocinio Normal

o.o

Ansem · Publicado: 05 May 2013 6:25 am

Ansem chasqueo los dientes tras la respuesta de Altros, algo molesto. Si hubiese estado en su forma normal, posiblemente habría apaleado un poco al joven Teniente. Pero claro... Esa clase de cosas, tanto a él, como a su Teniente, le gustaba realizarlas en privado. Ademas, disfrutaba de su aspecto actual, sabiendo que en breve tendría que darle el uso esperado. ''Sea como sea, esta puerta estorba. Pero da igual. La vida esta cargada de problemas... Y si no fuera por ello, no estaríamos aquí ahora. ¿No creéis?'' Pregunto, con un tono extraño y profundo, como queriendo hacerles recordar a sus dos acompañantes, el 'error', fuese cual fuese, que les llevo a ser como eran.

El de Altros, lo desconocía. Jamas le apeteció preguntarle de donde obtuvo sus poderes, o de quien se trataba realmente. ... Si es... Tenia alguna identidad real a la que aferrarse. Era un enigma. Pero bonito. Prefiriendo que siguiese siendo así.
No obstante, con el Capitán, era otra historia... Si bien los únicos datos que tenia de él, eran los que reunió con el tiempo, su extraña... 'Habilidad', era bien conocida por él ya. Y claro, pese a saber las circunstancias, y la historia detrás de ellas... El simple hecho de ser lo que era... El simple hecho de estar maldito de esa forma, le decía bastante... De la clase de 'error' que tuvo que cometer.

... Pero su Error... Su fallo... Era sin duda de lo mas hermoso.

Hans, al no poder abrir o romper la puerta de ninguna forma, decidió dar rienda suelta a su oscuro secreto. A su cara oculta... Poco a poco, el Capitán, su Guardián, se empezó a transformar en esa criatura mitológica legendaria llamada... Lincatropo. O mas simple y conocido, como Hombre Lobo.
Si... Le pegaba, le venia a la perfección. Él, un LOBO de Guerra, ¿Que otra cosa podía ser si no es? Un monstruo, mitad animal mitad hombre. Pero conservando la hermosa en ambas partes. Por ello pese a conocer esos detalles, seguía encariñado con él. Pues... Aunque el Capitán un día se 'curase' de su maldición, y perdiese el animal de dentro, daría igual, por su utilidad, su fuerza, y su valor, seguirían intactos.

''Jeje... Por eso eres tan especial, Capitán. ¡Taaaaan único!'' Le soltó, cruzado de brazos, y con una sonrisa de oreja a oreja, que dejaba claro lo mucho que disfrutaba verle romper esa puerta.
Al final, el portón cedió, provocando que Hans pudiese volver a normalidad, humanizándose de nuevo. Ni podía imaginar el proceso por el que tenia que pasar siempre al hacerlo. Aunque lo hubiese dominado... Debía ser muy extraño y molesto, ¿Verdad? Pero daba igual... Ese esfuerzo solo provocaba mas jubilo en Ansem, que en seguida, cuando el Capitán soltó la puerta, dejándola caer al suelo en un seco golpe, se puso a aplaudir. ''¡Muy bien, Capitán! ¡Expendido, de veras! Si contigo funcionase el dinero, te subiría el sueldo. ¡Pero como no es así! ¡Ya me ocupare de premiarte de alguna otra forma, no te preocupes!'' Le dijo felizmente ~~relamiéndose los labios con sensualidad~~, para entonces, proseguir su marcha hacia delante. Paso... Por paso.

La música que le pidió a su Teniente poner resonaba de fondo, con fuerza, a todo volumen, retumbando por las paredes de la base, como si de un escenario de opera se tratase. Las celdas, a cada lado del pasillo, también temblaban con la emoción de los gritos, provocados por todos esos presos allí encerrados. Muchos estaban claro que eran de Naselia, ciudadanos, pueblerinos, gente corriente. Pero otros, por su mirada mas seca y con experiencia, se notaba que eran guerreros o mercenarios, capturados también por la Sombra.
Y Ansem paso entre todo aquello... Con una sonrisa en el rostro, con su mirada brillante, mirando hacia delante... Y su mano derecha levantada, a pocos centímetros de su cabeza... Como... Si pidiese calma y serenidad, aunque a la vez, empleando ese tan usado símbolo populista.

Su voz se unió a la de la canción, y pese a no saberse la letra, se las arreglo para ir tarareando tranquilamente, mientras que, paso por paso, se iba acercando a la puerta del final... Donde supuestamente... Estaba su destinada dama de Guerra.
''La belleza de esta Guerra... ¿La oís? ¿Escucháis como os llama?'' Pregunto en general, moviendo sus dedos con suavidad, indicando a Altros que ~~se bajase los pantalones también~~ subiese la música aun mas. ''¡La Victoria, la Derrota! ¡La muerte, la vida! ¡Todo va con Guerra, amigos míos! ¡Y yo os ofrezco eso mismo! A vosotros... ¡A vosotros! ¡Y A TI, CUERVO MÍA!'' Grito con pasión, extendiendo su mano y sus dedos hacia delante... Como si allí estuviese ese paraíso que tanto ansiaba. O al menos, la llave para el mismo. ''¿Lo escucháis ahora? ¡Por que no es mi voz! ¡Si no vuestro corazón, pidiendo lo mismo que yo puedo daros! ¡Escuchad! ¡Escuchad y disfrutad!''

''¡Capitán! ¡Derriba eso!'' Ordeno con ímpetu señalando a la puerta, guiado por la emoción que le provocaba esa sola canción. ''¡Y luego abre todas las celdas! ¡Es hora de empezar!'' Y justo cuando Ansem grito aquello, la parte fuerte de la música comenzó a resonar, provocando que el rostro del hombre temblase con mas emoción.

{Esa parte es en el minuto 4:27}

''... Jajaja... ¡JAJAJAJA!'' Su risa de siempre volvió a sonar, deteniéndose a pocos metros del portón. ''¡Abre las celdas, y el maletín grande! ¡Deja que estos hombres se repartan las armas y la munición que hay dentro! ¡¡Dejemos que la obra empiece de una vez!! ¡Maldita sea! ¡¡QUE EL ESTRUENDO DE LA MÚSICA SUENE DE UNA VEZ!!'' Sus ordenes no tenían ningún sentido, lo que decía no tenia ningún sentido, ¡Nada en ese hombre tenia ningún sentido! Pero... ¿Entonces por que la gente se sentía con tanto ímpetu al oirle? ¿Al estar a su lado? Tal vez era por eso... Porque todas esas cosas sin sentido, despertaban en el interior de cada uno, ese sentido animal que tanto intentaban esconder. Ese monstruo que todos guardan en lo mas hondo de su ser. Ya fuera un Lobo... Un Gato... Un León... Un Tigre... O como en el caso de su prometida Fräulein...

Un majestuoso Cuervo.

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//PV: 70 - PM: 17 - ATK: 9//

-Fuerza: Normal / Excepcional / Normal / Notable
-Destreza: Notable / Mala / Normal / Normal
-Agilidad: Excepcional / Normal / Pésima / Mala
-Constitución: Normal / Notable / Mala / Pésima
-Resistencia: Mala / Normal / Notable / Normal
-Carisma: Pésima / Pésima / Excepcional / Notable
-Sabiduría: Normal
-Espíritu: Notable / Notable / Notable / Excepcional
-Raciocinio: Normal

·Debilidades Físicas: Ataques y Hechizos de Luz. Ataques Físicos. [Solo en forma Major y Ansem]

·Armas / Objetos
-Hoja de Luna
-Bastón Pandemonium

·Guardian Force:
-Fuerza: Mala
-Destreza: Normal
-Agilidad: Notable
-Constitución: Normal
-Resistencia: Notable
-Carisma: Pésima
-Espíritu: Excepcional
-Sabiduria: Normal
-Raciocinio: Normal

Link a la Ficha: http://comandopopstar.foros.ws/t857/ansem/

''¿Salvar el mundo? ¿Conquistarlo? ¿Reconstruirlo? ... Pff... ¡AJAJA! ¡No me hagáis reír!''
''¡TAN SOLO BUSCO ARRASAR CON TODO!''

-Capitan_Hans- · Publicado: 05 May 2013 8:14 pm

Era doloroso... el proceso de transformación era muy doloroso. Sentir cómo cambiaba todo tu cuerpo, todos los músculos y huesos del cuerpo... Por no hablar de la mente... de la lucha constante por mantener la serenidad y el control de su mente. Hasta los lobos más fieros jamás actuan en manada, y jamás atacan a sus congéneres... pero si tiene la rabia... es otra historia muy diferente.

Y así era su bestia interior. Un lobo rabioso que necesitaba un collar, incluso un bozal. Pues de lo contrario cometería errores estúpidos, perdería precisión y se transformaría en un mero monstruo cualquiera, una mera bestia a la que dar caza. No... él era el Cazador. Y el Cazador jamás perdía de vista ni a sus presas ni a sus aliados. Ni a los inocentes ni a los culpables.

Cuando el Mayor y el Teniente pasaron por su lado a través de las puertas, aún no se había calmado del todo, así que tuvo que quedarse atrás por unos segundos. No obstante, no le costó demasiado retomar el ritmo.

Altros había puesto otra música por petición del Mayor. Una canción de ópera romántica, proveniente de las Montañas Iceberg. Conocía la pieza, de hecho. Todo un éxito internacional, que aún se representaba con regularidad en bastantes teatros. Había oído incluso que una vez, nueve teatros en la misma ciudad estuvieron representándola al mismo tiempo.
'El Cazador Furtivo', la llamaban.

Existían diversas versiones, la original de hecho acababa bien, pero probablemente la favorita del Mayor fuera la más trágica de todas. Muy apropiada, sin duda, y más teniendo en cuenta el argumento de la obra, basada en una leyenda popular: Un guardabosques del Príncipe de las Montañas, demasiado viejo para seguir en el cargo, le ofrecería el puesto y la mano de su hija Agatha a aquel que ganara el concurso de tiro que celebraría a los tres días siguientes. Maximilian, el novio de Agatha, acepta el reto orgulloso de su destreza, pero pierde estrepitosamente en los primeros ensayos contra un campesino.

Asustado por su mala suerte, pensando en que podría llegar a perder a Agatha en el concurso, Maximilian cae fácilmente en las mentiras de Kaspar, el villano de la historia, que asegura conocer la forma de jamás fallar un tiro. Kaspar había vendido su alma a Lord Belias, el Cazador Demoníaco. Si no le entregaba el alma de alguien en tres dias, lo mataría. Kaspar le entregó a Maximiliam una pistola cargada con una bala mágica, y éste para su sorpresa derriba a un águila a gran altura con ella.

Si deseaba ganar el concurso, tendría que fabricar siete balas mágicas en la Garganta de los Lobos. La difunta madre de Maximilian se le apareció para advertirle que no debía acceder, pero Belias creó entonces una visión de su amada Agatha ahorcándose al verse forzada a casarse con otro. Maximilian entonces se lanzó de inmediato a la Garganta a fabricar con Lord Belias las balas demoníacas.

"¡Capitán! ¡Derriba eso!" gritó el Mayor Ansem, y Hans Deng obedeció. Fue fácil, pues aquella puerta era mucho más endeble que la anterior. La abrió de par en par con una fuerte patada, y entonces el Mayor le indicó el siguiente objetivo: abrir todas las celdas, dejar salir a los presos. Dejar que ellos mismos se repartieran las armas.

Obedeció. De nuevo otra órden demente. ¿Quién en su sano juicio dejaría salir a todos los presos de una prisión y les entregaría armas? Si no quedaban guardias contra los que luchar, ¿la emprenderían contra ellos? ¿La emprenderían contra sí mismos?

Soltó el maletín más grande en medio de la enorme sala ovalada, abriéndolo y desplegándolo. Ametralladoras, fusiles, pistolas de mano... había de todo, para todos los gustos y colores, y en una cantidad sorprendentemente grande. ¿Cómo habría cabido todo eso en la maleta? Debía ser cosa de Altros...

{4:27}

Abrió la primera celda, y señaló con la cabeza al enorme maletín. Los presos salieron a toda prisa, no sin antes darle una palmadita en la espalda al que les había abierto la puerta. Los siguió con la mirada, esperando verlos huir con las armas. Pero, contrariamente a lo esperado, no sólo tomaron las armas, sino que se colocaron en fila en posición de firmes, demostrándole al Mayor que querían seguirle.

Sonrió. Cómo no. Empezó a abrir con entusiasmo todas las puertas, y de entre todos los presos, los criminales y mercenarios se dirigieron al maletín y colocaron en formación. No ocurrió lo mismo con los exsoldados de Naselia ni con los civiles, que permanecieron en sus celdas, aún con las puertas abiertas.

Y todo ello al ritmo de la parte más exaltada de la canción, la más famosa sin duda. La que relataba cómo Maximilian, ya en la competición, cargaba su rifle y se preparaba para disparar. Disparó una vez, y acertó a la diana. Disparó una vez más, y volvió a acertar. La gente no daba crédito a lo que veía. Maximilian disparó seis veces, y las seis veces acertó. Había ganado el concurso, había ganado la mano de Agatha. Se hinchó de orgullo, y entonces, recordó el trato que había hecho. Entregar su alma a Lord Belias, entregarle su alma para que Kaspar pudiera seguir con vida.

El sudor recorrió su frente. El miedo le impedía ya visualizar la realidad, empezaba a nublársele la vista. Podía ver la sonrisa de Lord Belias al fondo en el horizonte. Podía ver cómo los lobos de la Garganta se acercaban a él... Nadie más parecía verlo, nadie más parecía estar presenciando su muerte... Nadie excepto... Kaspar. Miró a Kaspar, suplicante, pero éste se limitó a sonreir y asentir. Después de todo, aquel había sido el trato...

Maximilian entonces cometió el mayor error de su vida. Apuntó a Kaspar... y disparó. Pero el anciano nunca había estado ahí en realidad... y la bala fue a parar a quien verdaderamente se encontraba frente a él... la novia, Agatha. La expresión de su rostro, llena de agonía y confusión, los ojos cubiertos en lágrimas... pronunciando un mudo '¿Por qué...?' antes de caer al suelo sin vida.

Y por supuesto, Kaspar obtuvo el alma que necesitaba... de hecho, obtuvo el doble, pues Maximilian... acabó suicidándose al presenciar lo que había hecho. Lord Belias obtuvo lo que quería, Kaspar consiguió librarse del contrato para siempre manteniendo el poder, y los lobos... los lobos se dieron un gran festín con los cuerpos sin vida de los enamorados.
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-Armas-: Mauser C96 modificada (cañón extra largo)
-Características-:
Fuerza Excepcional Destreza Excepcional
Agilidad Notable Constitución Notable
Resistencia Normal Carisma Pésima
Espíritu Malo Sabiduría Notable
Raciocinio Normal

o.o