Noticias
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✪ 2/11/2015 ✪
Actualizado el avatar y la primera imagen de la firma de Bastet, ahora las dos imagenes tienen mejor calidad y el avatar es más grande. ¿Que esto no es una noticia realmente? Eeh... uh... bueno...
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Pop Star Times
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Nueva mascota que hace furor en otros planetas, ¡Ahora disponible en Pop'Star!
¡Así es! ¡Las nuevas criaturitas más tiernas de la galaxia ahora están disponibles en la Tiendita de Mascotas de los Horrores!
¿Curioso nombre no? Que no os engañe, este pequeñín no es un horror para nada. Un animalito de lo más mono y cariñoso, un energético compañero que alegra a tanto niños como ancianos.
Por ahora han tenido un especial impacto en los habitantes de la Isla del Helado, que adoran sus nuevas mascotas. ¡Pero no faltará mucho para que estén por todo Pop'Star!
¿Qué esperas para conseguirte el tuyo propio? ¡Al escribir esto tengo el mío dando vueltas en mi pierna y lamiendo mis pies, es tan juguetón! ¡Pasaos cuando queráis por la galería de los Edificios Mantequilla, y no se arrepentirán!
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Evento Actual
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Crucero Star Ship
¡Sean todos bienvenidos al Star Ship! Disfruta de un relajante viaje paradisíaco a bordo del más exótico crucero de Dreamland, a través de las hermosas aguas del Océano Naranja. ¡Dado que es la innauguración, las entradas cuestan la mitad de su precio normal!
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NPC del Mes
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-Drake-
¡El NPC del mes de Febrero de 2015 ya está aquí!
El General Drake de los Shadow Riders ha sido un misterio durante años. Generalmente pasivo, encerrado en su habitación de la base con sus propios asuntos, se ha vuelto más activo en los últimos tiempos.
Tomando una participación en la odisea en la Fábrica, dándole traumas a Luminary Knight que definitivamente aumentaron su carácter para ser Luminary Umbrae o incluso organizando su propia investigación oceánica con la ayuda de la mismísima Princesa del Mar, por "motivos académicos" y con un nombre falso...
Pocas veces se ha visto a este hombre actuar, y muy pocos saben qué se trae entre manos y cómo reacciona ante las diversas situaciones. Sin embargo ese misterio es el que nos mantiene aún interesados en este personaje y los secretos que puede guardar. Por el momento, le daremos este pequeño homenaje acompañándonos durante todo marzo. ¡Felicidades Drake! Y que lo que tengas en mente no acabe con demasiados muertos...
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Bombermans
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Publicado: 10 Sep 2013 1:36 am
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Dios, Dey. Lo has vuelto a hacer.
Tengo que reconocer que al principio parecía que te costaba un poco coger el hilo, como si dieras pasos tímidos y no seguros del todo. Pero luego empezó la magia. En primer lugar, LA ENCARNACIÓN DE SIGMUND SIDMILES ES DEMASIADO. ¡JAJAJAJA! Totalmente como lo imaginaba. No, espera, MEJOR de lo que lo imaginaba.
Me ha encantado la forma en la que has 'cambiado de escena' utilizando los
________________________________. Un recurso muy muy útil, sobretodo para un fic tan lleno de personajes como este. ¡Quizá yo también lo utilice! Hacer a Carvas protagonista de este capítulo ha sido una gran idea, y me ha sorprendido gratamente el 'cambio' en el diseño del personaje que has hecho. Me explico, en su creación random durante el roleo loco del xat, era una especie de 'biólogo real', alguien que trabajaba en el castillo. Pero ahora lo has hecho un amigo íntimo de la reina, de la reina, pero no del resto de la familia, por lo que ha perdido los 'privilegios' que la reina le otorgara como anfitriona alguna vez. Eso me ha encantado, porque en dicho sentido es un personaje diferente. Interactuará con el castillo, pero verá las cosas desde fuera y no desde dentro, como el resto de personajes. Él podrá ver las intrigas palaciegas y todo eso desde un punto de vista externo y creo que ello beneficiará mucho al fic, y a Elodie, por supuesto.
Eso está muy bien, pero no obstante, tiene que tener un algo que ver con el castillo. Porque hace falta y si no no tienen sentido otras referencias que se han hecho a él (como el que tenga una ficha entre el personal, (la cual Elodie aun no ha leido) o que la Arpía le haya preguntado a Elodie si no lo ha conocido ya y que le entrege la carta. Algo, ALGO tenemos que inventar que relacione y una todo esto E_E
Y dios, la aparición de tu pretendiente me ha matado. El hijo de Girardin LOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOOL. Y lo peor es que se parece bastante a Elodie, con todo lo de las clases y el no tener tiempo para nada. ¡Incluso lo de la magia tienen en común!
Pero lo mejor de todo sin duda es la parte del discurso de Carvas: el cómo te lo has saltado literalmente, y se lo has lanzado de lleno a los otros autores, que lo pongan ellos, que ellos cuenten por qué han echado a Carvas, que ellos hagan la respuesta de Elodie. Maldito maestro del arte de escribir fics conjuntos. CONFIESA, HAS ESCRITO YA 42, ¿VERDAD?
Además, me acabo de dar cuenta de que encaja perfectamente con el capítulo de Spark, en la parte: 'Una vez hubo presentado sus respetos a un anciano científico de la corte que acababa de llegar tras un largo viaje, cuyo propósito no alcanzó a entender, se dirigió con curiosidad a las afueras del castillo'.
Ese era Carvas, 'cuyo propósito Elodie no alcanzó a entender'. XDDD
Sólo veo dos problemas:
1- No has mostrado la 'parte oscura' del chaval. Está bien que no la muestres en el primer capítulo, pero quiero que te la inventes tú y no lo dejes para otros autores.
2- ¡No has presentado a tu otro pretendiente! ¿Tendré que hacerlo yo? D.
Tenía pensado hacer que el baile fuera el mismo dia que el del tiro con arco, pero me parece bien y mejor que sea unos dias despues, y que los nobles se queden alli unos dias, alguno que otro quiza viendo a la princesa antes de tiempo. Así que bueno, esto realmente no es un problema, es un coso que has mejorado tú _________________ PV: 160
PM: 40
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Fuerza Normal Destreza Normal Agilidad Normal Constitución Normal Resistencia Mala
Carisma Excepcional Espíritu Pésima Sabiduría Notable Raciocinio Notable
Debilidades Físicas: Las bombas en general, en especial las bombas de hielo/agua.
Arma u objeto: Sus bombas. Una charaball que contiene a Pommy, su charabom.
Grupo de Rol: CPS
Link a tu ficha: http://comandopopstar.foros.ws/t384/bombermans/
Solo soy un idealista y soñador...
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Bombermans
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Publicado: 04 Jan 2015 9:56 pm
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¡Especial de Navidaaaaaad! E_________E
Pues, el año pasado, resulta que hice un pequeño fanfic de Long Live The Queen! navideño, para un concurso que hizo la autora. Inmediatamente supe que TENÍA que participar. En honor una vez más al Long Live The Queen, que nos inspiró este fic E_E Y claro, quería que fuera de nuestra saga, aunque tuve que cambiar algunos nombres (Arianne por Urshul), mantuve a D'Sinch y a Luminière. ¡Si no no sería Long Live The Princess! E_E
Y este año he cogido ese fic en inglés, y lo he mejorado a más no poder. Versión extendida, versión oficial, integrado en nuestra linea temporal antes de que empiece el baile <3.
Como sé que hace EONES que no continuamos esto porque Luminario se atascó, y como os conozco especialmente a Spark que se le olvidan los personajes, he pensado que este fic puede ser una perfecta forma de reintroducirnos en la historia. E_E
Sin más dilación, ¡aquí lo tenéis! <3 <3 <3
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Capítulo Especial de Navidad:
Un cumpleaños diferente
“¡Elodie! ¡¿Elodie?! Por todos los… ¿dónde estará ahora esta chiquilla?”
Los gritos y pisadas del marqués profesor de Decoro y Elegancia retumbaban por todas las galerías y pasillos del castillo. Me estaba buscando. Incluso podía oírle desde mis aposentos. Cualquier otra persona habría mirado allí primero, pero el marqués D’Sinch... no era precisamente una persona normal. Era un buen tipo, en realidad. Algo extravagante, con esos rulos en su inmaculada peluca blanca y esas mallas rosas, pero… era un buen tipo. No era por él por lo que había faltado a las clases, no. Sino porque no estaba de humor. En serio, aquella vez no estaba de humor. Sí, sé que no sería la primera vez que asisto a las clases y las termino sin enterarme de nada, pero aquella vez, verdaderamente era diferente.
Aquella vez, era el primer cumpleaños de mi madre desde… desde su muerte.
Antaño, en este día, las campanas y las trompetas habrían anunciado la gran celebración de este evento por toda la ciudad. Los ciudadanos habrían sido invitados a las afueras del castillo real, en donde se celebraría una feria e incluso un banquete para todo aquel que pudiera pagarse un asiento. Gran cantidad de juglares, comerciantes y comediantes montarían y abrirían puestos por todas partes. Actuaciones de todo tipo, tiendas con productos exóticos como el chocolate, traídos de oriente y los otros reinos; certámenes de música, poesía, justas y competiciones que irían desde el tiro con arco hasta el lanzamiento de grandes barriles. Talleres de costura, cerámica y carpintería, juegos extraños y montones de premios por todas partes. Siendo su cumpleaños, cada año yo le regalaría a mi madre algo hecho a mano. Nada demasiado complicado, claro, porque me empeñaba en hacerlo yo sola y sin ayuda de nadie. El primer regalo que le hice fue una bufanda. Bueno, en realidad fue un intento de bufanda. Yo era muy pequeña y no sabía coser ni hacer punto. Pero de algún modo me las apañé para recortar de unas cortinas varias piezas de tela, pegarlas y darles la forma de una bufanda. Cuando vio lo que había hecho con las cortinas, mi padre primero me regañó por el estropicio; después me felicitó: “El mejor regalo es aquel que uno hace volcando su corazón, sin importar el dinero que cueste o la forma que tenga.”
Todos los años, mi madre me soltaba el pelo, me ponía una capucha y me llevaba con ella de incógnito a ver la feria, a jugar y a conocer a nuestro pueblo de primera mano. Pero este año… este año no sólo no habría feria... sino que tampoco estaría mi madre.
¿Cómo iba yo a atender en las clases en un día así?
Abrí la puerta de un tirón y salí de mi cuarto aparentando una cara entre medio resignada y medio enfadada, justo cuando oí a D’Sinch pasar por el pasillo.
“¡Princesa Elodie! ¡Por fin os encuentro! ¡Os estaba buscando! ¿Os habéis olvidado de que hoy teníamos programado…?”
“Os agradezco el recordatorio, marqués, pero hoy no serán necesarios vuestros servicios.” le indiqué educadamente, con un tono de rigidez y resolución que hasta yo me sorprendí de mí misma.
“Ah. Vale. Pues… Pues… Entiendo.” se notaba que en realidad no entendía nada. “¿Es por la última clase? ¡Oh, Elodie, si os molestó o importunó mi sugerencia del tutú para las clases de baile, no teníais más que decírmelo! No temáis si os da vergüenza: yo mismo llevaré el mío propio y…”
“¡No, no!” contesté, riendo. “Os aseguro que no tiene nada que ver con vos ni con vuestras clases.” respondí, con una leve inclinación de cabeza. “…Aunque ya que lo mencionáis, estaré impaciente de veros con ese tutú la próxima vez.”
“¡Ja ja ja! ¡Ay!” rió y dio un gran suspiro, se notaba que le había aliviado un gran peso de encima. Al parecer sí que realmente pensaba que era culpa suya de alguna manera. Me alegré de haberle aplacado esos temores. “Si entonces es por razones personales, ¡todo está bien! Cuando no os sintáis con ganas de aprender a mover los perniles al compás de la musica, sólo tenéis que decírmelo, Princesa. Recordad que vos sois la mandamás, ¡y yo sólo soy un simple profesor!”
“Los perniles son las patas de cerdo, Marqués.”
“¡UOOOH!” se llevó las manos a la boca. “¡Término equivocado! ¡Término equivocado!” exclamó, agitando los brazos.
Asentí, divertida. “Término equivocado.” repetí.
Con una sonora reverencia, D’Sinch se marchó felizmente por los pasillos, algo abochornado por el desafortunado desliz. Pero feliz. Hasta pude oírle silbar. Ya más tranquila, relajé los hombros y suspiré. Por fin libr-…
“Vaya, vaya, Princesa Elodie. ¡Qué forma más insolente de saltaros las clases! ¿Sabéis ya entonces todo lo que hay que saber sobre el decoro y la elegancia? ¿O cometeréis la desfachatez de llamar jamón a la pierna de un zagal en el baile, y carrillada a los mofletes de un príncipe durante el banquete? ’Vuestra carrillada es tan hermosa, oh apuesto príncipe… ¿me dejaríais darle un beso?’”
Eran, por supuesto, los comentarios burlescos de mi consideradísimo y cortés Capitán de la Guardia real, Sir León Luminière Lemoine, el Caballero de la Armadura de Negro y mi guardaespaldas personal. Por contrato sacro y escrito, no respondía a ninguna autoridad mayor que la mía. Ni siquiera mi padre, el Rey Normand Larielle, podía ya ordenarle hacer nada en absoluto. Ni siquiera la Santísima Santidad.
Lo que significaba, claro está, que era como un cachorrito de león suelto por ahí sin correa alguna. Leal, adorable, revoloteador… ruidoso y mordaz.
“Pero decidme, decidme, Princesa.” insistió, ante mis oídos sordos, mientras me veía cruzarme de brazos. Podía ver por su sonrisita pícara que le hacía especial gracia mi evasión de las clases. No era la primera vez que lo hacía, ciertamente, y cómo no, al ser mi sombra en todo momento él se enteraba de todo. Normalmente me hacía la tonta cuando los profesores me encontraban, o me encerraba en la biblioteca del castillo, o fingía estar muy ocupada (¡a veces lo estaba!). Aquella vez había salido de mi escondrijo y despachado al Marqués directamente, lo cual era un uso (o tal vez abuso…) de mi autoridad que hasta ahora nunca… había ejercido así.
Sí, se me estaba pegando un poco de su frescura. Pero solo un poco.
“¿Habéis aprendido ya a comportaros? ¿Todo sobre el correcto pudor y decoro de una auténtica princesa?” se veía que se lo estaba pasando en grande.
“Humph. Al menos sé más de galantería que vos, mi querido caballero.” le respondí, devolviéndole la burla amistosamente. A Luminière le encantaba el sarcasmo y a mí, su franqueza, así que con el tiempo entablamos una especie de… competición de socarronería. De un gesto le ordené que me siguiera por el pasillo.
“¿A moveros con la elegancia de un cisne y la femineidad de una mariposa? Porque yo diría… si me permitís el comentario… que con esos tacones… os movéis más bien como un… pato”.
…
……………………..
Aquello había sido bajo. ¡Muy bajo!
“¡¡AGGH!!” grité. Di media vuelta y le pegué un tortazo me metí en mi cuarto. “¡No es culpa mía el que la Arpía me obligue a llevarlos!”
“Pero si son bellos y hermosos, dignos de una «decorada y elegante» princesa.”
“¡Lo sé, y me gustan!” le contesté “¡Pero son muy incómodos! ¡EXTREMADAMENTE incómodos!”
La culpa de todo aquello lo tenía la Arpía. Quiero decir, Sor Benicia, una de mis maestros, tal vez la más terrible de todos, y eso que todavía no se había ENFADADO realmente. Me estaba obligando a llevar los tacones durante toda aquella semana para prepararme para cuando llegara el baile. Pero hoy, hoy no me daba la gana de llevarlos. ¡Y yo era la Princesa, así que se atendería a lo que yo quisiera! Rebusqué entre mis zapatos hasta que encontré unas hermosas delicadas poulaines de cordobán rojo. Me senté en la cama a ponérmelos y suspiré, aliviada, y feliz.
-Sólo por hoy- me dije a mi misma. –Sólo por hoy-.
Más frescura. Desde luego ese día estaba rebelde.
“Mira por dónde. Ahora se os ve mucho menos apagada, y consecuentemente, más… brillante.”
…Sí. Lo de los zapatos había sido un cambio importante en mi estado de humor. Mis pobres piececitos… Definitivamente, Luminière sabía por dónde atacar, y demasiado bien. Aunque su léxico… a veces dejaba mucho que desear.
“Tenéis que ampliar vuestro vocabulario, Sir Luminière. ‘«Decorada» princesa’, ‘menos apagada y consecuentemente más brillante’…” negué con la cabeza. “Tsk tsk tsk… ¿Tal vez debería apuntaros también a vos a las clases de Sor Benicia, o a las del Marqués de D’Sinch?”
“Todo menos eso, a no ser que quiera que un médico les vea al día siguiente.”
Sonreí. Hehe, me lo imaginé por un momento: eso sí que sería divertido. Pero obviamente, estaba fuera de hoja. Una cosa es desearles lo peor a tus maestros, pero otra muy distinta era mandarlos directamente a la arena con los leones. No era mi intención convertirme en una déspota o una tirana, y mucho menos de forma tan contraproducente como lo era mi educación. Aborrecía las clases (¡no todas!) pero era bien consciente de lo importante que estaban siendo, especialmente ahora que me había convertido en Princesa Regente y que me estaban preparando para la futura coronación. El destino de toda Valoria recaería en mis manos, y naturalmente debería de estar a la altura.
Luminière y yo eramos buenos amigos, pero jamás habría imaginado… el enorme regalo que me aquel día. Según me contaría después, fue todo cosa de Arianne Le Noir, de la Casa de Zhulret. Ella había sido la protectora de mi madre, y la había conocido bien. También era buena amiga del caballero, al que le regaló hace tiempo un saxofón de color azabache como muestra de cariño. Los dos habían sido uña y carne de niños, se habían criado como hermanos y aquello se convirtió en una inquebrantable amistad de mayores. Aún hoy, Luminière llevaba ese saxofón a todas partes. Mi madre le había contado a Arianne lo mucho que significaba para las dos la celebración del día de su cumpleaños. Lo bien que lo pasábamos durante la feria, lo importante que era para mí terminarle el regalo a tiempo. Así que Arianne había decidido que no me quedaría sin celebración hoy. Luminière había aceptado a regañadientes convertirse en el encargado de hacerme salir del castillo y tomar el aire, sacarme de allí y evitar que me pasase todo el día encerrada.
“Ya casi es invierno. Así no podéis salir.” dijo, entrando en mis aposentos, (sin pedir permiso alguno, por cierto, aunque en realidad nunca lo había necesitado), y cogiendo uno de los abrigos que colgaban del perchero para dejarlo sobre mis manos.
“Tomad, poneos esto.” me dijo. Le miré con extrañeza, pidiendo una explicación, pero él se limitó a insistir “¡Venga, rápido!”
“¿Pero cuándo he dicho yo que vayamos a salir al jard-” Y sin dejarme tiempo terminar la frase, comenzó a alejarse de mí por el pasillo a grandes zancadas, con lo que tuve que correr hasta él y ponerme el abrigo mientras andaba.
“¿Pero qué pasa? ¿A dónde vamos?” le pregunté.
“A las afueras del castillo.”
“¿Qué? ¿Fuera?” hacía siglos que no salía fuera “¿P-p-por qué?”
“Un poderoso adivino ha solicitado una audiencia con vos. A solas.” mintió.
Me llevó a toda prisa por los pasillos, agarrándome del hombro y empujándome para que siguiera su ruta. “Pero si por ahí no es…” La cual, por cierto, no era la más corta para salir del castillo precisamente. Una vez llegamos allí, vimos un pequeño puestecito en el que una misteriosa y encapuchada figura se encontraba sentada frente a una bola de cristal.
“Princesa Elodie… he venido para vaticinaros un brillante futuro…”
Esa voz… ¿De qué me sonaba esa voz?
“Veo… veo un brillante futuro como modelo de artistas. Fabulosos peinados, excelentes vestidos y sorprendentes descubrimientos os esperan si vais a las clases del Marqués D’Sinch…”
…¿En serio? …Aquello fue más que suficiente. Sentada frente al adivino, frunciendo el ceño, intenté bajar la cabeza para mirar a través de su capucha, pero cuando lo hacía, él se inclinaba hacia atrás. Cuando me inclinaba hacia un lado, él lo hacía hacia el otro. Hasta que le engañé yendo hacia el lado contrario y le levanté la capucha. Creo que no hace falta decir quién se escondía detrás. Una gota de sudor recorrió mi frente ante la estrambótica situación. Y otra la suya.
“¡Sacre bleu, Princesa! ¡Me habéis descubierto!”
León Luminière se llevó la mano a la frente. Yo me limité a mirar a D’Sinch. La expresión disgustada que puse debía de ser que era intimidante, pues no pasaron ni unos minutos y D’Sinch se esfumó de la escena corriendo con una sonrisa culpable. Miré a Luminière, quien ladeó la cabeza. Me echó la capucha del abrigo, me cogió del brazo y echó a andar en dirección opuesta al castillo.
“¡Au au au, me hacéis daño! ¿¡Pero qué pasa ahora!?”
“…Como el adivino era falso… he pensado que…” se paró en seco y se puso a pensar lo que se suponía que ya había pensado “… Aprovechar el tiempo para dar un paseo por las tiendas fuera de palacio.” propuso. Así, sin más. Tirando más fuerte después de eso.
“¡Vale vale vale! ¡Me parece buena idea, pero no hace falta que me arranques el brazo, León!”
Me soltó, claro. Pero el asombro no me lo quitaba nadie. ¡Ir de compras con Luminière! “¡JA JA JA JA!” ¡NO PUDE EVITAR REIRME! Ay… ay…. Oir eso de Luminière era como… como ver trabajar a mi padre en las cocinas. En otras palabras, tan extraño como imposible. Pero sin embargo, ahí estaba, invitándome a salir fuera con él. A decir verdad, no podía quejarme, porque lo cierto es que casi nunca tenía oportunidad de visitar mi propia ciudad, y mucho menos de comprar algo en tranquilidad. No sin tener un séquito detrás que me persiguiera, una ruta oficial a seguir y un montón de soldados por todas partes, a modo de procesión. No era mi estilo, desde luego, y además de que de ese modo no había forma alguna de entrar en las tiendas ni de comprar nada.
Se acercó a la puerta del castillo y dio la orden a los subordinados de que empezaran a mover las palancas para abrirlas. Me ceñí bien la capucha y bajé la cabeza. Si me reconocían, correrían rumores, como siempre. Rumores que afectarían a mi imagen pública. No estaba bien visto que la Princesa o siquiera el Rey marchasen del castillo sin avisar. Teníamos una responsabilidad para con los otros nobles y para con el pueblo. ¿Qué ocurriría si no reaparecíamos? Que alguien se escabullera no era precisamente una novedad, pero la discreción debía estar siempre a la orden del día, y más en la vida de la Princesa. Quise pensar que no me reconocieron; pero sería bastante improbable teniendo en cuenta que los soldados del interior estaban hartos de verme día tras día. No tanto así los de fuera del castillo y el pueblo, por lo que al menos afuera tendría más suerte… Bueno, eso sin contar que Luminière llevaba su brillante y llamativa armadura negra en un día nevado. Una mancha negra en medio de un montón de blanco por todas partes.
Y hablando de la nieve… Cuando las puertas hacia exterior del castillo terminaron de abrirse, me quedé boquiabierta por completo. La ciudad estaba preciosa, cubierta de nieve por todas partes, con las chimeneas echando humo y las luces de los interiores iluminando las calles. Como recién salida de un cuento de hadas de leyendas del norte.
…Y hablando de comprar cosas… ¡no había tenido tiempo de coger una bolsa o dos de monedas!
“…Oh, rayos. Se me ha olvidado el dinero.” murmuré, mientras le seguía a paso ligero a través de las calles llenas de nieve. Luminière soltó una risita.
“Hay cosas que el dinero no puede comprar, Princesa. ¿Os lo han dicho alguna vez?” el tono de voz con que lo dijo fue más de mofa que otra cosa.
“Ya, pero eso no quita que se me haya olvidado el dinero.” le respondí, simplemente.
“Princesa regente del reino y ciudad de Valoria, heredera y orgullo de la casa Valoirs, aprendíz de Aster y… sin una sola moneda en los bolsillos. Hermoso. No dejáis de sorprenderme, Elodie.” se burló.
“Ja-ja” reí monótonamente “Ja-ja-ja.” repetí “¿He de tomármelo como un cumplido, Luminière? Vos, el varonil Capitán de la Guardia, invitando a una chica a ir de compras por las tiendecitas con ella. ¡Santo cielo! ¿¡Qué dirían los rumores!?”
“Dirían que la Princesa ha escapado del castillo y que su leal guardaespaldas la ha seguido.”
“¿Que se han fugado juntos a tierras dispares a vivir mil y un aventuras?”
“¿Aventuras? ¡Ja ja ja!” al parecer le hizo mucha gracia ese comentario “Por mi encantado, Elodie, pero no duraríais ni un minuto en una mazmorra mágica. Tengo mis dudas de que siquiera llegarais con vida.”
“Pero os tendría a vos para protegerme.”
“Ni siquiera yo podría evitar que accionarais accidentalmente una trampa o despertaseis accidentalmente a un hambriento bahamut.”
“¡Oh!” me llevé las manos a la boca dramáticamente, escenificando disgusto “¿He oído bien? ¿Me estáis llamando patosa, Sir León Luminière Lemoine?”
“Quack quack. Si camina como un pato, se comporta como un pato y pare-…”
“¡Oye!” le pegué un empujón, aunque claro, con esa armadura como para moverlo. “¡JA JA JA JA!” esta vez fue él el que se rio de mí. Me estaba bien empleado…
Nos paramos en una pequeña placita entre calles, con una bellísima fuente congelada. Luminière movió la cabeza a los lados, vigilando el lugar, presumo, asegurándose de que no hubiera amenazas. Yo por mi parte observé el entorno. Había poca gente, un par de ancianos sentados en los bancos, y un vendedor en un puestecito. Había un muñeco de nieve graciosísimo en la esquina. ¡Y el olor del lugar! El vendedor parecía estar asando castañas. ¡Brrrrrrr! Con tanto frío que hacía, sí que le apetecía a una tomar algo caliente… Ufff, y hacía varias horas desde que había comido. Debí quedarme embobada demasiado tiempo mirando aquel puestecillo porque Luminière se dio cuenta y me llamó dándome golpecitos con el dedo en el hombro.
“¿Tenéis frío y hambre?” preguntó, sin aguantar la sonrisa de socarronería. Probablemente le hacía especial gracia verme tan… perdida por la ciudad. Y sin dinero, y sin poder hacer uso de mis títulos para que me dieran todo lo que quisiera. “…¿Queréis que os compre algo, Elodie? ¿Comida y algo de abrigo extra?”
Me crucé de brazos, y miré a otro lado, ligeramente molesta. Aquel día no paraba de meterse conmigo. Bueno, todos los días, pero… aquel día especialmente. “No hace falta si no queréis…”
“Si me devolvéis el dinero en cuanto pisemos palacio…”
“¡HECHO!” exclamé. No sabía si había sido una broma o no, ¡pero DABA IGUAL! ¡Si por dinero fuera! ¡Yo era la maldita princesa de Valoria!
“Era una bro-”
“¡VE! ¡VE!” le ordené y empujé, entusiasmada. Nos acercamos al vendedor de castañas y este nos llenó una bolsa entera por solo unas monedas. Nos despidió con una inclinación de cabeza, sin decir nada. Tal vez mi disfraz no era tan eficaz como pensaba… ¡No, espera, la culpa era de Luminière, que cualquiera no le reconocía con esa armadura de gala!
“Voy a compraros algo de abrigo, Elodie. ¡Quedaos donde estáis y no os mováis!”
“¡Lo que vos digáis, sire!” acepté, feliz como una lombriz con las castañas asadas. “¿Tú no quieres, León?” le ofrecí la bolsa. Cogió una, y la probó. Sacudí la bolsa para que cogiera más, pero negó con la mano. “¿No te gustan?” le pregunté.
“Son como las pipas. Demasiado esfuerzo en abrirlas para tan poca sustancia.”
“¡Ah, pero son adictivas!” exclamé. “Si quieres te las abro yo ¿eh?” ofrecí, llena de alegría.
Negando con la cabeza, esta vez con una sonrisa alegre, contagiado por la mía, se giró para irse a la tienda. Pero luego se giró hacia mi y señaló la bolsa con el dedo.
“…Vale, pero sólo dos. Tres si eso… ¡Ni una más!”
Sonreí con los dientes como una loca y gesticulé el signo de ‘OK’ con la mano. Él fue a comprar algo más para el frío, así que me quedé afuera esperando obedientemente. Lo que no sabía es si iba a comprar una capa, unos guantes, una bufanda o qué, y me picaba la curiosidad. Eché una miradita por el escaparate para ver qué estaba haciendo, pero me vio y me hizo señas con la mano para que mirara a otro lado.
Estaba yo tan tranquila comiéndome mis castañas cuando de repente sentí algo moverse por el rabillo del ojo. Miré hacia allí y no había nada, así que me encogí de hombros y seguí con lo mío. Le pelé tres castañas a Luminère, porque sabía que no iba a comerse más. Volví a sentir algo raro moviéndose pero una vez más no vi más que el muñeco de nieve gracioso. Seguí con la esmerada labor de devorar ávidamente el contenido de aquella bolsa, cuando esta vez no solo lo vi, sino que también lo escuche? ¡¿El muñeco de nieve se había movido?!
Me quedé mirándolo sospechosamente, con un castaña en la mano. El muñeco se movió otra vez, se acercó mí y me miró fijamente… “Eh… uh… esto… ¿quieres?” le ofrecí la castaña.
Una mano apareció de dentro del muñeco de nieve y fue a agarrarla, pero luego se paró a mitad de camino y gesticuló que no. “¿No te gustan?” gesticuló que no, y luego que sí. “…¿Seguro que no quieres una?” la otra mano salió del interior del muñeco, y entrechocó los dedos, dudando, así que me acerqué con cuidado y se la puse en la mano. La palparon, la abrieron y después la llevaron al interior del muñeco. “Munch munch” se escuchaba cómo masticaba. “Munch munch munch…”
“¡¡DELICIOSOOOOO!!” gritó una cabeza saliendo de la cabeza del muñeco de nieve, destruyéndola y sustituyéndola por una humana. Era un chaval de ojos grisáceos y pelo largo, castaño.
“Eh... ¿de nada?” dije. Sus manos agarraron la mía y empezaron a estrechármela. “¡UN PLACER CONOCERLA, PRINCESA ELODIE! ¡SOY FAN SUYA!”
…Sí, definitivamente mi disfraz no era en absoluto un disfraz, visto lo visto… Me bajé la capucha. “¡¿Cómo lo sabéis!?”
“¡Porque detrás vuestra está el protector real!”
“…¡WAAAH!” ¿¡Cuándo había vuelto Luminière!? ¡¿Cuánto tiempo llevaba ahí?! Aprovechando que me había girado hacia él, me puso una bufanda encima. “Veo que habéis hecho un nuevo amigo, Princesa. Felicidades.” La bufanda era rosa (¡yay!) y de terciopelo, muy linda y adornada con bordados de or… bueno, de hilo amarillo. Aunque no tuve mucho tiempo de mirarla más, porque de repente el ‘chico-muñeco de nieve” destruyó su cobertura de nieve y sacó UN ESTOQUE APUNTANDO DIRECTAMENTE HACIA MÍ! En un segundo Luminière apartó la hoja con el dorso de su guantelete y me puso detrás de él. “…Y un amigo muy atrevido, por lo que parece.” añadió.
“¡Ja já!” exclamó el chico. “Y vos debéis de ser… Sir Luminière Lemoine, el Caballero Negro del Saxofón! ¡El hombre más fuerte de toda Valoria! ¡Capitán de la Guardia Real! ¿¡Me equivoco!?”
A Luminière le perdían los halagos, de tan presumido que era. “Huhuhu…” rió. “Así es, y por eso mismo os aconsejo que bajéis la espada y salgáis de aquí corriendo si no queréis que os detenga y acuse de asaltar a la Princesa y de intentar asesinarla.”
“¡Ja!” el chaval rió otra vez y aportó su estoque, apuntando esta vez no a mi cuello, sino al caballero. Teniendo en cuenta que el chico tenía exactamente mi altura, tendría que ponerse de puntillas para que el estoque llegase al cuello del Caballero. Libre ya por fin de tensión, lo primero que hice fue bajar la mano en silencio hacia la bolsa y comer palomitas una de las castañas. “¡La princesa Elodie no era mi objetivo!” declaró el chico. “¡SINO VOS!”
Al instante se lanzó de un salto a golpear la cara de León con la espada, pero él esquivó con facilidad echándose atrás. El chico no cesó sus ataques, pero León era un experto, el mejor caballero del reino, y las estocadas de un chico de más o menos mi altura
“Debéis tener más o menos la misma edad que la Princesa…” comenzó a decir Luminière, mientras sin siquiera desenvainar la espada esquivaba y observaba al chiquillo. “Hombres y mujeres mucho más hábiles y mayores que tú me han retado en combate y han salido todos derrotados…” continuó, evitando una y otra y otra estocada, tajo y vaivén de la espada. “Monstruos temibles y terribles, han perdido la cabeza bajo mi espada. Otros, la cola. Como aquel dragón al que derroté una vez.” hizo especial énfasis en la palabra ‘dragón’. ¡Como para no hacerlo, santos dioses! ¡Los dragones eran de las criaturas más terribles y poderosas jamás existidas, y Luminière había derrotado, efectivamente, una, ayudado de Arianne Le Noir.
El chiquillo detuvo sus ataques para tomarse un respiro. Respiraba fuertemente, pero su expresión en la cara demostraba tenacidad y cabezonería: esto aún no había acabado.
Me comí otra castaña.
“¡Sé de buena tinta vuestras hazañas y las admiro en sobremanera!” dijo entonces el chico. “¡No obstante, por eso mismo deseo retaros, aquí y ahora, para demostrar al mundo entero que mi sangre es más fuerte que vos!” Se quitó el guante blanco y lo lanzó a la cara de Luminière. Éste lo cogió antes de que cayera al suelo. “Ja… ¡jujajajajaja! ¡JA JA JA JA JA JA!” desde luego su risa parecía la de un auténtico villano…
“¿¡Qué os acabo de decir, impertinente chaval!?” exclamó, sonriente de oreja a oreja. "¡No tenéis posibilidad alguna contra mí! No he desenfundado siquiera mi espada, y ya estáis agotado de intentar alcanzarme! ¡Sin éxito alguno!”
“No, niñato.” dijo entonces. “Coge tu guante y márchate de aquí ahora que aún conservas la vida. Antes de que ocurra un accidente.” le lanzó el guante de vuelta.
“¡Aceptad mi desafío, maldita sea!” el chico arrugó el guante en su mano. “¡¿O es que sois un cobarde?! ¡Porque sólo los cobardes huyen de un duelo!”
Luminière negó con la cabeza y me apartó, señalando las calles, y estuvimos a punto de irnos cuando nos paró un chillido del chico…
“Fil de ☠#$, ¡vuelve aquí y pelea si eres un caballero de verdad!”
Reprimí un grito de sorpresa: ¿había oído lo que había oído? Hijo… de… ¿¡mujer de malas costumbres!? Eso era un auténtico insulto a su honor, y, y… ¡al mío! ¡Y a la sangre de su familia! Cuando un asunto se volvía de honor… especialmente para un Caballero como Sir Luminière… Ay madre. ¡Ay madre! Le miré horrorizada, a Luminière, y negué con la cabeza porque sabía lo que iba a suceder. ¡No era tonta! ¡Hasta yo sabía de lo sanguinario y peligroso que podía llegar a ser el Caballero Negro! ¡P-p-por eso tenía ese título y esa armadura ceniza!
“Está bien Elodie, está bien…” dijo Sir Luminière con una mueca entre el desprecio y el divertimento, mientras desenfundaba la espada. “Esto es entre el chaval y yo... Es una cuestión de honor… ¿No es así?”
¡No! ¡No! ¡Nononononono! Quería impedir eso cuanto antes, quería detenerlos a los dos y parar esta locura! ¡Pero, dijera lo que dijera, ¿Luminière me escucharía?! ¿¡Lo-lo haría, verdad!? ¡Lo haría porque había jurado lealtad absoluta a ella, por sacro contrato firmado! ¡Por su honor! Pero… aquella era justamente una cuestión de honor… ¿¡tenía derecho siquiera a meterme!? Ay madre… ay madre… Empecé a temblar de puro horror, y la voz no me salía. El chico se estremeció por un momento, pero no sé si realmente era consciente de lo que acababa de hacer. Se mantuvo firme, apuntándole con la espada. “Lutte avec moi, lion!”
“Me habéis desafiado a un duelo.” Luminière le apuntó con la espada. “A mí, al Capitán de la Guardia Real. Al Caballero del Saxofón de la Negra Armadura. Espero que hayáis formulado vuestras últimas palabras y os hayáis despedido de vuestros seres queridos, porque esta será la última vez que los veáis… No tendré piedad.”
“Gulp.” Casi pude oír cómo el chaval tragaba saliva. Tal vez ahora sí era consciente de lo que había hecho. “¡Menos palabrería y más acción, cobarde!”
…No. No lo era.
Quisiera decir que el chiquillo tuvo alguna oportunidad de enfrentarse al caballero de tú a tú, que lo hizo lo mejor que pudo y que pudo demostrar su habilidad y pericia al combate. Nada más lejos de la realidad. Luminière bloqueó sus ataques con la espada primero, pero luego sencillamente dejó que la armadura lo hiciera por él. Embistió con toda su fuerza sobre la hoja de la espada haciendo que ésta saliera despedida al suelo, y de un patadón tiró al chico al suelo. Le apuntó con la espada al cuello, y sonrió como un loco.
“Touché! Touché!” gritó el chico en francés. ‘Tocado y por tanto fuera de combate’. No solo era una expresión para conceder la victoria en un duelo o debate verbal: también lo era en un combate de verdad.
“Touché? Ja ja ja…” Luminière negó con la cabeza. “Me temo que no, chico… A mí nadie me llama fil de ☠#$. Prepárate para recibir la paliza de tu vida… y agradécele a la Princesa el que perdone tu vid-”
Sin darme cuenta, ya había cogido un montón de nieve y lo había hecho una bola. A continuación, lo lancé directamente a la cara de Luminière, dándole de pleno e interrumpiéndole en pleno discurso.
“…”
Giró la cabeza y me miró.
“………”
El chico hizo lo mismo.
“……………”
El silencio se hizo entre los tres, y fue toda una prueba de temple. Me agaché sin perder el contacto visual, cogí otro montón de nieve, lo junté e hice otra bola. Después la volví a lanzar, y Luminière lo bloqueó con la espada. El chaval aprovechó y se echó para atrás, y cogiendo otro montón de nieve, se lo lanzó a Luminière justo cuando giró su cabeza hacia él. Dándole también, y una vez más, en toda la cara.
“…………………………..Pero qué demo-”
Dejé la bolsa de las castañas en un banco y formé otra bola de nieve que rápidamente volví a lanzar, haciendo que Luminière la esquivara, y dándole ésta al chaval. “¡OYE, AU!” este hizo otra y me la tiró a mi, y luego otra y otra y acercándose cada vez más me lanzó cuatro o cinco. Tuve que poner las manos delante de mi para protegerme. “¡Ay ay ay! ¡Para!” cuando el chico paró ambos miramos a Luminière y entonces le lanzamos varias bolas de nieve, obligándole a recular, a soltar la espada y protegerse con ambas manos. “¡Está bien, ya me habéis cabreado!” exclamó, y formando él mismo sus propias bolas de nieve se unió a la batalla campal. “¡JA JA JA JA!” reíamos cada uno, cuando acertábamos nuestro proyectil sobre el enemigo.
La batalla duró hasta que no pudimos más. Relajado ya de una vez el ambiente, cada uno de nosotros tirado sobre la nieve, el chico se levantó, se arrodilló y postró frente a Luminière, poniendo la cabeza sobre la nieve.
“¡Lo siento muchísimo, Caballero del Saxofón! Siento haber insultado vuestro honor, ¡yo solo quería batirme en duelo con vos!”
Luminière movió la mano de forma pasiva. “Ya ya, perdonada queda vuestra vida y blablablá.” contestó, aún tirado en el suelo. Se reincorporó y cogió su espada, y el chaval hizo lo mismo. Solo quedaba yo, ahí desparramada sobre la nieve. Se acercaron y me miraron.
“…Dejadme morir en paz @_@”
Anochecía. Me levantaron entre los dos y me sentaron sobre el banco. Estaba un poquillo mareada o algo de tanto trajín, no estaba yo muy acostumbrada a esas cosas, y tenía muy poca resistencia física. Aún así, me lo había pasado de miedo. “Jaja… jajaja…” empecé a reírme sola. “Hoy no ha sido tan mal día después de todo…”
“A todo esto, chico… ¿Quién diablos eres tú? Con ese extraño uniforme y ese florete… ¿Tu padre es herrero o qué?”
“¡Me llamo Rize, mi padre es guardia urbano y soy una chica!”
“…”
“……..”
Luminière y yo nos miramos. “¿¡QUÉEEEEEEEEEEEEEEEEE!?” Ahora que la veía más de cerca, y que tenía esa información importante, ¡todo encajaba! Su cara, su pelo y visto de cerca hasta el cuerpo… “¿¡Pero por qué vistes como un chico!?”
“…” se miró la ropa. “¿Eh? ¡Esta ropa es unisex! ¿¡O es que nunca habéis visto a una chica con pantalones y uniforme!?”
También tenía razón… Lady Arianne Le Noir por ejemplo, o las propias soldados del regimiento… Llevaban las mismas armaduras y mallas que las de los hombres…
“…No tengo ni idea de por qué asumimos que eras un chico.” exclamó Luminière, con los brazos cruzados, sentado al lado mía, y negando con la cabeza.
“Tal vez… ¿por la actitud… poco apropiada?” me atreví a sugerir.
“¡Bobadas!” respondió Rize, orgullosa. “¡Una mujer puede tener decoro y elegancia y aun así ser hábil y ágil y desafiante! ¡Y llevar pantalones y uniformes de guardias!”
“Pero… vos no sois soldado… ¿no?”
“¡Mi padre sí!” exclamó con orgullo. “¡Y algún día seré igual de fuerte que él, y que vos, y que vuestro caballero!”
“…Pero si yo no soy fuert-”
“¡BOBADAS!” exclamó interrumpiéndome. “¿Qué acabo de decir, Princesa? ¡Una mujer puede tener decoro y elegancia y aun así ser fuerte! ¡Estoy segura de que como hija del Gran Normand Larielle sabréis ganar mil batallas y comandar mil ejércitos! ¡Y luchar codo a codo con vuestros soldados!”
“¡No, no… yo…!”
“¡ENTONCES APRENDED!” clamó ofreciéndome su estoque. “¡Y CUANDO ESTÉIS LISTA COMBATID CONMIGO, Y CON LUMINIÈRE TAMBIÉN SI HACE FALTA!”
Rechacé el estoque con la mano bajando la cabeza. Ay dios, ¡yo no quería ni sabía manejar un arma! Esos asuntos… ¡eran cosa de mi padre! “No, no… yo no quiero ni sé empuñar una espada… Y no creo que pudiera soportar un combate… Apenas me atreví a lanzarle la bola de nieve a Sir Luminière…
Rize me miró con total seriedad. “Aun así, lo hicisteis, Princesa.” me contestó. “Y por mi honor, ¡que os debo la vida y quiero ayudaros!”
“Tal vez no sea un arma lo que ella necesite…” dijo Luminière entonces. “Sino alguien que sea capaz de usar una y protegerla. ¿Te ves capaz de llegar hasta donde he llegado yo, chica?” preguntó, con su característica sonrisa burlesca.
“¡POR MI HONOR QUE LO HARÉ!” exclamó. “¡Seremos los mousquetaires de la Princesa!”
“¿Mosque qué?”
“¡Mosqueteros!” exclamó. “¡Protectores del Rey, de la Reina y la Princesa! ¡Y que usan mosquetes durante el combate!”
“¿…Qué es un mosquete?”
“¡No tengo ni idea!”
Aquella chica alocada era extraña, sin duda, pero había un brillo en sus ojos, una intensidad y pasión en todo lo que ella hacía que me hacía querer seguirle la estela. “¡Entonces, no se habla más!” exclamó Luminière, levantándose, y sorprendentemente, también contagiado por la emoción. “Si estás dispuesta a soportar un entrenamiento cruel y despiadado, os aceptaré a ti y a tu padre en la Guardia Real y os entrenaré yo mismo. Y ya que Arianne Le Noir le está dando sus propias lecciones a la Princesa… podréis enfrentaros llegado el momento en un combate de magia contra espada… Esto va a ser una competición divertida… MUY DIVERTIDA.” declaró con efusividad, haciendo crujir los nudillos.
…Oh dios. Iba realmente en serio. No sé qué había visto en esa chica, tal vez lo mismo que yo, pero… pero… ¿¡ENFRENTARNOS!? ¡¿COMPETICIÓN?!
Ay madre, yo no estaba hecha para esas cosas.
“¡Nnngh!” No iba a servir de nada negarse. Ni tampoco poner peros ni trabas. En cierto modo, no sé, le había cogido cariño a esa chica… y tenía mi edad, y decía que era fan mío… y… No sé, ¡era tan guay! NO quería ser como ella (jamás podría, uff) pero sí que quería conocerla mejor y y… y tal vez podríamos ser amigas y…
“¡Muy bien, acepto!” gritó Rize. “¡Llevo toda mi vida preparándome para esto! ¡Hagamos un pacto de amistad para celebrar este día y sellar este acuerdo por siempre!”
¿¡Había dicho Pacto de amistad!? “¡ACEPTO YO TAMBIÉN!” grité entonces, levantándome del banco de sopetón. Luminière se llevó la mano a la frente, probablemente pensando lo loco que era aquel día. Demonios ¡lo era! ¡Pero, pero estaba siendo tan guay, tan divertido! Casi podía olvidar y dejar a un lado toda la tristeza que sentía porque mi madre, la Reina, ya no estuviera en este mundo.
“¡Necesitamos un objeto que compartir los tres!” exclamó Rize, miró sus bolsillos, pero no había nada. Miró a su corta capa sobre los hombros. “¿Qué tal mi capa? ¿Rompemos mi capa?”
Tuve una genial idea. “¡No, espera!” me quité la bufanda y la enseñé. “Esta bufanda tan bonita, la ha comprado antes Luminière con mi dinero prestado.” expliqué. “Y me encanta, y la compramos hoy y es bastante larga, así que podríamos dividirla en tres trozos perfectamente…”
“Chicas, chicas, esperad. Esa bufanda es… rosa.”
“¡Una mujer puede llevar pantalones, y un hombre puede llevar bufandas rosas!” exclamó Rize, mientras yo colocaba la bufanda sobre el banco y señalaba con nieve las partes a dividir, más o menos simétricas, aunque una de ellas no tendría flecos, y más que una bufanda sería un pañuelo…
“Pero es… rrrrosa.” repitió Luminière con cara de horror, mientras Rize cogía el florete y partía la tela en tres trozos. “¡Toma!” le ofreció el trozo sin flecos. “¡Puedes llevarla como una cinta o un pañuelo, y así no cantará tanto!”
“…”
La agarré y se la até a la muñeca. “Así, ¿ves?” le expliqué con una sonrisa. “………..” Se limitó a suspirar. Le di el otro trozo a Rize y ella se lo puso al cuello. Yo hice lo mismo.
“¡Muy bien! ¡Levantad y juntad las manos derechas!” hicimos lo mismo que ella. “¡Como decía el mejor libro del mundo, Todos para uno, y uno para todos! ”
Y así fue, como conseguí no solo una rival a todos los efectos, sino también una nueva amiga, y aunque tal vez no quisiera reconocerlo a plena voz, también Luminière. Rize se despidió de nosotros con dos abrazos, y nosotros decidimos volver al castillo. León no se quitó el ‘brazalete’ en ningún momento durante el resto de la noche, y al día siguiente, lo vi colgando del mango de su espada, con el emblema de un negro saxofón sobre él.
Al final no vimos las tiendas, y tan sólo compramos un par de cosillas. Al final Luminière nunca probó las castañas. Pero tenía razón: hay cosas que el dinero no puede comprar. Miré mi trocito de bufanda, colgando orgulloso del perchero, con un emblema de la Casa Real de Valoria y un par de adornos más cosidos por mí. Rize también lo había personalizado, añadiéndole el emblema de la Guardia Real.
Tenías razón, Papá…
“El mejor regalo es aquel que uno hace y recibe con el corazón.”
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Wiiiiiiiiiiiii!! Me encantó cómo me quedó E___E ¡¡Espero que os guste!! He de reconocer que Rize-chan no es un personaje totalmente original, me inspiré fuertemente en la Rize de Princess Maker 4, juego en el que por supuesto, llamé a la princesa Elodie, en japonés. E_E
Esta es la imagen de Rize en el otro juego. La de la derecha es Rize, y la de la izquierda es Elodie (?):
Para que podais saber cómo viste. Como una mosquetera JAJAJAJA.
Le voy a pedir a mi primo que nos haga un dibujo de ellas dos E______E algún dia nos lo hará E___E _________________ PV: 160
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Fuerza Normal Destreza Normal Agilidad Normal Constitución Normal Resistencia Mala
Carisma Excepcional Espíritu Pésima Sabiduría Notable Raciocinio Notable
Debilidades Físicas: Las bombas en general, en especial las bombas de hielo/agua.
Arma u objeto: Sus bombas. Una charaball que contiene a Pommy, su charabom.
Grupo de Rol: CPS
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Solo soy un idealista y soñador...
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Dey
Buscador de tesoros
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Publicado: 05 Jan 2015 8:55 pm
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¿Era invierno? Ya no me acuerdo. Está bien que hayas puesto un par de frases de recordatorio, porque ha pasado ya un año. PERO NO SON SUFICIENTES.
Te voy a decir que me parece que eres, de los cuatro, el que mejor maneja a los personajes. O al menos a la princesa y a su caballero. Será porque has creado a la primera y has escrito la mitad del diálogo del segundo, pero aún así. Están muy bien hechas, sus reacciones y comentarios y etcéteras. Me gusta que se humille a Luminière de vez en cuando. Aborrezco los badasses que nunca jamás muestran debilidad y siempre tienen que estar serios y chulos.
¡Y al parecer el nuevo personaje es catalán! O... catalán mágico, lo que sea. De todas formas, no me lo esperaba. Aún no se si me cae bien o mal, porque no ha hecho mucho de momento. Al menos tiene una personalidad bien definida ("¿Que no estáis preparados para combatir? ME DA IGUAL. A LA CARGA.").
"La bufanda era rosa (¡yay!) y de terciopelo." Eso... me ha divertido mucho. _________________ PV:250 PM: 60 Atq: 43
Fuerza: MALA Destreza: NORMAL Agilidad:NORMAL Constitución: NORMAL
Resistencia: NORMAL Carisma: NOTABLE
Espíritu: PÉSIMO Sabiduría: EXCEPCIONAL
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Debilidades físicas: Es bajito, y está muy incómodo en lugares calurosos.
Objeto/arma: Una pistola
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Luminary Umbrae
Forjador de un camino propio
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Publicado: 06 Jan 2015 1:07 pm
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Pues me gusto bastante, si, si. No se hizo muy pesado, pese a ser largo, y fue directo al grano. ... Bueno, tal vez, el único problema que le veo es que fue DEMASIADO directo al grano. Creo que te lo mencione cuando lo leí por primera vez. Y es que, cuando sale Rize, y reta a Luminière, el asunto se siente un poco rusheado. Como si la provocación saliese de la nada, y la solución medio que también. Y por eso me costo un poco entenderlo. Tuve que leer todo ese cacho un par de veces. Pero bueno. Como luego se descubrió que era Rize, y Rize es como es, pues se le puede perdonar. Incluso si en un principio me comí bastante la cabeza.
Aparte, hay que mencionar que fue un capitulo equilibrado. Pusiste humor, sentimentalismo, un poco de lore, referencias al backstory, desarrollo de relación, e introduciste a personaje importante. Por tanto, es un especial bastante completito. Incluso pusiste mensaje navideño al final, que se conecta estupendamente con el principio.
También me agrada la evolución de Luminière. Desde la primera vez que se le presento, hasta el momento actual. Se la ido desarrollando bastante entre Arianne y Elodie, y eso me gusta. ... Si, tal vez, el problema es que me gusta demasiado, y al final acabo deprimiendome por ello. A fin de cuentas, la inmensa mayoría de esa evolución las hecho tu, y no yo. Ende, me cuesta bastante mirar a Luminière hoy en día, y verlo como un personaje mio. Cosa que nos ha llevado a la situación actual en la que no me veo capaz de escribir un jodido capitulo. Ains. Tal vez, como te comente ayer, debería sacar nuevos personajes, y así ir variando. Ya que no se me da bien desarrollar, al menos puedo crear mas material.
Sobre Rize... Pues es guay. Ya te lo dije. El punto Wut que se me quedo en la pelea esa, se me quito cuando pusiste que era ella. Así que por algo sera. Solo queda ver como la desarrollas en adelante, y ver si le pones la ruta deprimente del juego. D:.
Cita: | “Dirían que la Princesa ha escapado del castillo y que su leal guardaespaldas la ha seguido.”
“¿Que se han fugado juntos a tierras dispares a vivir mil y un aventuras?”
“¿Aventuras? ¡Ja ja ja!” al parecer le hizo mucha gracia ese comentario “Por mi encantado, Elodie, pero no duraríais ni un minuto en una mazmorra mágica. Tengo mis dudas de que siquiera llegarais con vida.” |
Eso es la ruta secreta que se desbloquea cuando Lumus haga 20 capítulos de Princesa seguidos. (?) _________________
___________________________________
//PV: 440 - PM: 110 - ATK: 83//
| | | -Fuerza: Notable / Normal
-Destreza: Mala / Normal
-Agilidad: Normal / Notable
-Constitución: Normal / Mala
-Resistencia: Normal / Normal
-Carisma: Notable
-Sabiduría: Normal
-Espíritu: Excepcional
-Raciocinio: Pésimo |
·Debilidades Físicas: Golpes contundentes. Daños en las cicatrices. Campos electromagnéticos muy fuertes.
·Armas/Objetos:
-Balmung Ragnarok
-Cerberus Triduum
·Link a la Ficha: http://comandopopstar.foros.ws/t278/luminary-umbrae/
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Kirby-Spark
Teniente del CPS
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Publicado: 12 Jan 2015 9:25 pm
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Vaya, navideño a tope. xD Me recuerda a los típicos capítulos de anime tranquilos que se hace para "descansar" un poco de la trama. Este desde luego que lo es en Princesa, y es una oportunidad perfecta para ahondar un poco en las relaciones de los personajes, como bien has hecho. Además, he empezado a notar a Elodie más segura de sí misma, más princesa, comprobando que sus maestros empiezan a tratarla como una superior y no como a una niña.
Hasta llegar a lo del pato.
Me he imaginado al caballero diciendo lo de pato con esta cara.
"Os movéis más bien como un… pato”.
En cuanto a Rize, me lo imagino con cara de Ryze, no puedo evitarlo. xDD Su personalidad de chica poco afeminada me recordó a Sully, de FE: Awakening, aunque de bien seguro es mucho menos basta. Aporta un cierto encanto plebeyo a la trama, si puedo decirlo así. ¿Tendrá algún papel importante en el futuro? No estaría mal. _________________ PV: 190
PM: 47
Atk: 33
Fuerza Normal Destreza: Notable Agilidad Excepcional Constitución Mala Resistencia Pésima Carisma Normal Espíritu Notable Sabiduría Normal Raciocinio Normal
Debilidades Físicas: Las enfermedades, los golpes fuertes... Es difícil alcanzarle, pero débil físicamente.
Arma u objeto: Como arma principal tiene una katana que echa chispas. También usa cuchillos, estrellas ninja...
Grupo de Rol: CPS
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